LA ILUSIÓN DEL CANÍBAL
No bromea aquel que confiesa:
“Me la comería a besos”.
Si pudiera, la engulliría toda
como la boa del diminuto príncipe,
como la tierra ávida
absorbe la lluvia en el desierto.
El beso es una mordida extraviada,
un tímido devoramiento
en una danza de lenguas excitadas.
El beso es una cópula perversa,
hermafrodita,
donde ambos se penetran
y se preñan de hijos minúsculos
que nacen y mueren y resucitan
cada vez que los labios se aproximan.
El beso es la ilusión del caníbal,
deseo prohibido de la carne prójima,
aliento vital desesperado,
agonía infinita del instante.
Para cumplir con su cometido,
los que se besan
deben consumirse mutuamente,
a plazos pero sin pausa,
con insaciable pasión antropófaga,
deglutirse con paciente ternura
hasta el último hueso,
y separarse como si ya no fueran uno,
para volverse a devorar
en el banquete próximo.
El fin del beso es imposible.
Cada beso es uno solo,
inacabable.
TIERRA PROMETIDA
por Guillermo Vega Zaragoza
Para N.
“Y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar”.
Éxodo, 14:16
te miro dormir
como debió ver
Moisés que las aguas se abrían ante los suyos
para llegar a la tierra prometida,
blanca e infinita,
como la piel de tu espalda
dividida en dos mundos paralelos
que mi boca se apresta a conquistar.
Bebo de ti la leche de la madre
con la avidez de un condenado.
Quisiera ser tu madre,
concebirte y tenerte dentro de mí,
para nacerte al fin
y volverme tu hijo,
que me devores
para volver a tu interior,
para que me nazcas de nuevo
y nacer y morir
y volver a nacer entre tus muslos.
Podría mirarte respirar otros veinte o dos mil años
tan sólo para saber que existes,
que no eres producto de la fiebre o el delirio,
que estás aquí, en este lugar de los desvelos
y que te admiro como el impuntual cometa que eres,
que siempre has sido.
Pero has regresado al fin
y no quiero dejarte ir
sin quedarme otra vez
con un pedazo de tu luz.
Tu cuerpo desnudo,
prístino e interminable,
es lo más cerca que estaré del cielo en esta vida.
PENUMBRA
La noche es clara en su penumbra,
como nunca antes,
como siempre.
Los sonidos no la invaden.
Nada la perturba sino el silencio.
Desde los recovecos del insomnio
aparece la niebla.
Quién sabe de dónde
vienen las palabras
que la van poblando,
que adquieren poco a poco
la forma de tu cuerpo acercándose
liviano, delgado.
casi transparente.
Nada es mío.
Y sin embargo
sé que soy el rey del mundo,
casi Dios,
porque tú vienes hacia mi.
Y entonces entramos en la caverna.
Y yo te miro y tú miras las sombras.
Y no pasa nada sino el tiempo.
Ahí está tu cuerpo,
intocado.
Y tus labios y tus senos,
intocados
Y tus caderas y tus piernas,
intocadas.
Nada las perturba.
Será que no se saben tan deseadas.
Y yo regreso
y me lamento
por no tenerte,
por saber que no te soy necesario,
que no lleno nada,
que tu vacío no me necesita.
TESTAMENTO
por Guillermo Vega Zaragoza
Para la Buba Alarcone
Voy a escriturar a mi nombre
todos los paisajes.
Para empezar, éste que veo
desde el piso noveno
del palacio del sol.
Ya es mía
esa luna escondida
detrás de la cortina.
Son mías
esas calles lodosas
y hasta el anémico periférico.
También pondré
a mi nombre
el recuerdo de todas
las mujeres hermosas
que he vislumbrado aquí.
No pude poseerlas,
pero ya son mías,
sin que ellas lo sepan,
por la pura magia
de mis partes pudendas.
Pero no pude adueñarme
de esos inmensos ojos
detrás del cristal,
ni de la dientona sonrisa,
ni del hoyuelo en la barbilla,
ni de las caderas
ni del nacimiento
de sus poéticos senos.
Y desde luego,
a nadie voy a heredarle
estas posesiones.
Que se jodan mis descendientes.
Son exclusivamente mías.
Y ahora de ustedes
a través de este poema.
Chihuahua, Chih., septiembre 2006.
EL CUERPO LE ESTORBA A LA PALABRA
¿Por qué no tienes versos en lugar de piel?
¿Por qué no puedo tocarte sólo con letras,
sílabas y acentos?
¿Por qué tus senos no pueden ser las líneas de un soneto,
para recitarlos de memoria?
¿Por qué tus piernas no son rimas paralelas
y tu vientre blanco un verso libre?
Tus nalgas podrían ser redondillas,
tus brazos endecasílabos y tus labios
nocturnos o madrigales.
Y tu sexo,
ah, tu negro sexo,
un haiku interminable.
PLEGARIA
por Guillermo Vega Zaragoza
Para Otto-Raúl González, in memoriam
Dios: líbranos de los poetas.
Cárgatelos a todos de una vez,
de nada sirven,
mas que para ponernos tristes
con palabras que hieren,
que incomodan.
Nos salpican y nos ensucian
con puras verdades.
A nadie le gusta la verdad.
A nadie le gusta verse reflejado
en palabras que ni entiende.
Por eso a nadie le gusta la poesía.
Poesía,
la de las canciones de la radio.
Poesía,
la de los informes de gobierno.
Poesía,
la de los columnistas políticos.
Poesía,
la de los reportes financieros.
Poesía,
la de los cronistas deportivos.
Poesía,
la de los presidentes asesinos.
Ésa sí es poesía de veras,
música para los oídos
de las
corporaciones multinacionales
(¿puede haber algo más poético
que estas dos palabras juntas en un poema?)
Los poetas no saben de poesía.
Los poetas sólo saben lastimar.
Los poetas no tienen
ni tuvieron madre,
por eso no respetan nada
ni a nadie.
¿Qué es eso de inventar colores
de alegría y esperanza?
¿Qué es eso de darle
voz y voto a los geranios?
¿A quién le importa un conejo
con las orejas en reposo?
¿Para qué hablar de venados y pájaros,
lunas mutiladas y conciertos para metralleta?
(pensándolo bien,
esos sí tendrían alguna utilidad:
aleccionar a la tropas mercenarias
que luchan por la libertad)
El hombre del nuevo milenio
sólo debe pensar en consumir
y olvidarse de mariconadas
como la poesía,
que no sirve de nada.
Se los digo yo,
que escribí este poema inútil
y el mundo sigue igual que siempre.
Que Dios nos salve de la poesía.
REGINAS
(soy republicano,
pero eso no viene al caso)
y sin embargo
sé distinguir a una
en cuanto la veo entrar a un salón:
se sienta,
cruza las piernas,
se quita los lentes oscuros,
abre su cuaderno
y sus manos
se mueven como gaviotas
sobre la espuma.
Dibuja el retrato de un hombre
y luego a una mujer
ofreciendo la flor de su sexo.
Se levanta,
camina como lo que es
(ya dije que una reina),
sonríe como la niña que sigue siendo
y me mira a los ojos
como la mujer que será.
Me extiende los papeles
y regresa a su lugar.
En uno de ellos ha escrito:
“No te me estoy aventando,
así son mis dibujos”.
Y le creo,
porque las reinas
no andan por la vida
regalando dibujos sicalípticos
a cualquier plebeyo.
Las reinas
(siempre lo he sabido)
hacen lo que quieren,
sin dar explicaciones
(para eso son reinas).
Y para provocar
sueños y tragedias
en el alma de hombres condenados.
Vaivén
Para la Gab, que dice que nunca le han escrito un poema
I
mira si seré pendejo o despistado
que en este islote
no sé distinguir el sur del norte
tus vaivenes
me hacen sentir como una bicicleta
colgada del techo
con las ruedas al revés
me encabronas con una impaciente ternura
no he aprendido cómo acercarme a ti
erizo de piel suave y tostada
no sé descifrar tus acertijos
a veces tan ingenuos
como cuando te desatas el pelo
(siempre a las 11
te he tomado el tiempo)
y cae como cascada que se confunde con la noche
me gusta esto de saberme rodeado de agua
por los cuatro costados
no importa hacia dónde camine
siempre me voy a encontrar contigo
miro el mar y te veo
miro el puente y te veo
miro el atardecer y te veo
miro los barcos y te veo
pero no sé si van o vienen
igual que tú
es tan así
que no quiero mirarte y de todos modos te veo
eres una enfermedad
una especie de chancro delicioso
que se me ha metido en las entrañas
y del que no tengo intenciones de curarme
¿a quién chingados se le ocurre ser quien eres?
(y es que al parecer nomás con palabrotas entiendes)
esto me han dicho:
“todos ustedes los poetas
nomás escriben de lo que no tienen
si quieren algo
pues nomás estiren la mano y agárrenlo
y dejen de estar fregando”
“trasciende la psicología”
me dijeron.
no lo entiendo.
¿cómo voy a trascenderla si yo soy yo
y no me puedo dejar?
claro
ahora caigo
de eso se trata:
dejar de ser yo
para ser tú
para ser otro
para ser nosotros
para eso aún no estamos preparados.
(a estas alturas has de estar pensando:
“este es un pendejo”)
todos estos días
dos palomas se la pasan zureando en la ventana
se pasean sobre la barda
van y vienen
persiguiéndose
así como tú
diminuto vendaval oscuro
II
mira si seré pendejo o despistado
que no me había enterado que vives
a cuatro cuadras de distancia
ahora ya sé dónde está tu casa
para ir a apedrearla
¿que por qué?
nomás de huevos
a ver si así despiertas de una vez
y dejas de hacerte la pinche víctima
(éste será el poema
con más palabrotas que haya escrito)
me caga que te ningunees
me caga que no valores lo que haces
me caga
(no me discutas
carajo)
que no sepas ya que eres tan grande
que desde hace un buen rato
este islote te ha quedado queda chico
para todo el mujerón que eres
que has sido
y que vas a ser
poeta maldita
maldita poeta de libritos a 200 pesos
deja de compadecerte y lánzate al abismo
(ya sabes que del madrazo no te salvas)
pero en una de ésas aprendes a volar solita
sin tener que cortarte las venas
otras cosas que me cagan:
que naciste en el norte pero en realidad eres del sur
(me confunde y me encabrona)
que te pongas vestiditos que dejan al descubierto
tus brazos y tus piernas
(voy a cortártelos para comérmelos)
que hagas lo que te da tu regalada gana
sin pedirle permiso a nadie
ni pedir disculpas por las barbaridades que profieres
me caga no haber escrito aquel cuento juntos
me caga no entender lo que debería haber entendido
me caga que esto ya ni es poesía sino puro
pinche desahogo
me caga mirarte y saberte tan lejos
(ahí vas con la psicología)
está bien
voy a dejar de quejarme
voy a estirar la mano y tomar lo que quiero
y dejar de escribir esto porque no te tengo
III
mira si seré pendejo o despistado
que creo que es poesía cualquier cosa que escribo
me voy a sentar a esperar a que me escribas un poema
donde me pidas que regrese o que no me vaya
me voy a sentar a esperar a que regreses
a que te vayas y regreses
en uno más de tus vaivenes interminables
desde aquí
es imposible escapar del sol
del mar y del amor
(me había prometido
no mencionar esa palabra en este poema)
de la mierda y la estupidez
del desaire y el abandono
del terror y la soberbia
del dolor y la ternura
del padre y de la madre
(yo por eso ya me deshice de ellos
bien muertos y enterrados que están)
escapar de uno mimso
desde este lado de la ventana
sólo se ve la pared y las palomas encima
persiguiéndose
zureando agobiadas
como si agonizaran
(qué ganas de degollar palomas
qué ganas de degollar puercos
qué ganas de degollar hombres)
desde aquí escucho las campanas
los cantos de la iglesia
con este calor
hace rato que dios se mudó a otro lado
y nadie parece haberse dado cuenta
en este abismo al que nos lanzan las madres inconcientes
sólo dos cosas nos quedan por hacer
sobrevivir y sobrevivir
el suicidio es una forma poco elegante
de expresar el asco que sentimos
prefiero la capitulación lenta
pero efectiva
de la podrida existencia
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