miércoles, 29 de enero de 2014

Programa Especial: Marco Fonz In Memoriam, Miércoles 5 de Febrero 19 horas.


Lunes 3 de Febrero en Palabras Urgentes: José Miguel Santos Rivera, poeta y cantautor.


presenta este 
Lunes 3 de Febrero de 2014
en vivo a las 17:30 horas por


Al poeta y cantautor 

José Miguel Santos Rivera

que nos presenta su poemario "Vario"

y algunas canciones de su autoría.


Además de nuestras secciones:

Cada quien su boca
Notas Imprescindibles  
Escritorpedia

Palabras Urgentes es una producción de Código CDMX
Conduce Andrés Castuera-Micher

martes, 21 de enero de 2014

lunes, 20 de enero de 2014

José Manuel Ruiz Regil presenta en "Cada quien su boca" de Palabras Urgentes (20-ene-2014)


JOSÉ MANUEL RUIZ REGIL

Acá el link de la entrevista completa:


Hilos trenzados, tramados a mano. Colores, tapices, estampa vegetal. Del amanecer al ocaso habitan las flores; de una sonrisa infantil al azul anhelante. A medio día las líneas se agrupan, contrastan, patrones repiten, se ensamblan líneas y curvas. Suave terciopelo, áspero algodón, bombón bordado, tenso matiz. El día esconde los misterios que la noche devela en negativo.  Bolsa, zarape, chaleco o tapiz. Escala cromática subi-baja, baja-sube, igual que el telar del artesano que en su oficio, hermana raíz, canto y ritual.
***
El buscador de ilusiones

Tramaba rumiantes entrecijos mascullando malabares entre el tiempo y la agonía. Sangraba sus miembros en el silencio interno de la piel. Engullía exhalaciones de ansia cada vez que se miraba inerte, y gozaba con la amable compasión del calendario. Su aura mantenía la temperatura incandescente del centro de la tierra, como un ojo encendido que todo lo ve y todo lo calcina. Reptaba por los crespones de la incertidumbre, retando a la estructura, al vicio, al ademán. Buscaba el accidente catapulta para dimensionar su intento,  hallara o no razón de ser. Cada paso una agonía. Limó los cerros, enfrascó los remolinos, deshidrató las eras sin descanso. Era tal su sed de viento que no hubo soplo sin que viera su garra. Colmado en una cima, a los pies del sol empanizado, exhaló inconforme su jornada. No había más que acción humeante, estremecimiento conventual que azora cataclismas. Su reloj de arena se hacía horizonte, el tiempo detenía su granulado flujo. Del hipo apareció una bella ondina, singladuras peinaban sus agallas. Dejó a sus pies un caracol iridiscente lleno de agua cantarina. Descreído el sinsentido descendió de aquel peñazco en que apacentaba su ira, y al ver en la oquedad espiralada su reflejo, cual narciso develado, se iluminó su rostro. Recordó que el gozo de trotar está en esa suspensión imperceptible que distingue al vuelo del abismo.




Cazadora de instantes

Atenta al primer atisbo de luz brinca del lecho donde ha reposado la ilusión primaveral de enfrentar un nuevo día con la sagacidad del camaleón hambriento. Mira en derredor, virando su  tornasol cascaradura, otea a 360 grados paralelos e, inadvertidamente, latiga un lengüetazo de memoria al recuerdo moscardón que azuza su mente. Recoge sus aperos y abandona la cabaña improvisada del presente para remontar el tiempo hacia el origen; los caminos hacia las huellas, la nube que es hielo que ha sido agua, al pan que está siendo trigo, a las lágrimas que fueron deseos, a la soledad que amó una compañía. Halla en cada uno de estos sitios ocasión para la casa deportiva a veces; otras, necesaria, del codiciado instante que habrá de entretejerse en la telaraña inmarcesible de su devenir. Instala hitos en esta esquina, tensa aquella otra, refuerza el centro del hallazgo y limpia del exceso anecdotal todo argumento. Deja entrever ayer y hoy, veladura liminal que transparenta lo real de lo ilusorio; lo objetivo de lo tangible; el ser de lo que ha sido. Espera paciente a que vuelva la presa crónica. Pueden pasar infinitos segundos, horas fugaces, oportunidades siempre esperadas, momentos idos que no volverán, porque perviven eternamente. Y cuando al fin su ansia cazadora se siente colmada, saeta una palabra atravesando el cuerpo del instante para colmar la alforja que irá a parar allá donde se guardan los tesoros más preciados, en el lecho del sueño cotidiano.
***
Ahogo la noche en el obscuro de mi llanto
Y me silencio estrepitosamente
Sesentamil veces sesenta guardadas en segundos
Por el amor roto que nos une irremediable
Por el recuerdo el nunca más el para siempre
Las noches cautivas los insomnios
El trago ardiente del recuerdo que lacera
Los cien millones de te quieros y un adiós
El más postrero


Romancing de wind

El cielo es un silencio expectante
trino suspendido en papalotl
Cometas trazan espirales
Danzan arabescos,
Surcan barrocos remolinos,
Dibujan suaves líneas de escritura china.
Aves de papel trocan mantarrayas de aire
Marionetas de Bethell que el viento
Acaricia con su voz siamesa.

***

Yazco
Sobre las aguas de tu escorzo
La espuma hirsuta de tu monte
Me cubre
Como la ola enorme de Hokusai
detrás el Fuji duplicado
nevados pezones anuncian
el sol naciente de tu rostro

***
Mala suerte
Cato era un hombre marcado por el mal presagio de la ineficiencia. Era tan malo, a pesar suyo, que bastaba con que tuviera un deseo, un simple deseo inocente, para que todas las fuerzas del universo conspiraran en su contra. Podría decirse que si la ley de Murphy hubiera tenido un modelo, él habría sido su principal destino; que si Job viviera, Cato representaría un fuerte adversario. El anti-Midas, pues a diferencia de aquel, éste todo lo que tocaba lo convertía en mierda.
Cansado de insistir, de desear y fracasar llegó a la penosa resolución de quitarse la vida. Los primeros tres intentos fueron saboteados por la buena voluntad de un vecino, un vagabundo que lo vio al paso y un asaltante que se apiadó de él y le perdonó la vida. Los siguientes esfuerzos contaron con la mala calidad de la cuerda, la imprevisión de los resurtidores de gas y la mala calidad de los medicamentos genéricos. Todo paró en un lavado de estómago que lo ha dejado más limpio que un excusado de aparador.
Paradójicamente el hecho de que Cato quiera matarse ha beneficiado mucho a la comunidad, pues buscando la congruencia de ese falso valor que supone respetar la vida humana a toda costa - así sea en contra de la voluntad de quien la padece- se ha creado un patronato y un club de vecinos alertas y recibe visitas de varias de sus compañeras de generación con las que ha aprendido a desarrollar nuevas habilidades para relacionarse con los demás (especialmente con individuos del sexo opuesto). El banco local le ha asignado una pensión y el centro de abastecimiento le surte gratis mensualmente todo lo necesario para mantener una dieta sana que lo mantenga libre de procesos mórbidos.
El problema es que con todo esto le han vuelto las ganas de vivir y ha comentado con algunas personas sus deseos renovados de crear una empresa y prodigar al mundo las bondades de su gratitud. Sin embargo, se rumora que esas declaraciones han puesto en peligro la continuidad de los programas de apoyo, pues las autoridades suponen que si es tanto su deseo de triunfo entonces ya puede enfrentarse solo a la adversidad de una vida común.


®José Manuel Ruiz Regil


lunes, 13 de enero de 2014

Lunes 20 de Enero en Palabras Urgentes: José Manuel Ruiz Regil

presenta este Lunes 20 de Enero de 2014
en vivo a las 17:30 horas por

al poeta José Manuel Ruiz Regil



Hilos trenzados, tramados amano. 
Colores, tapices, estampa vegetal. 
Del amanecer al ocaso habitan las flores; de una sonrisa infantil al azul anhelante. 
A medio día las líneas se agrupan, contrastan, patrones repiten, se ensamblan líneas y curvas...  


Además de nuestras secciones de siempre:

Cada quien su boca.
Notas imprescindibles.
Escritorpedia

Palabras Urgentes es una producción de Código DF
Conduce Andrés Castuera-Micher

Camila Krauss presenta en "Cada quien su boca" de Palabras Urgentes (13/01/14)



CAMILA KRAUSS




A golpe de hacha (como un corrido)

a golpe de hacha te perdí
no fue uno ni dos
al tercero entendí
el golpe seco que desgaja
como golpe de frío
o de calor a raja

el hacha
derriba y te apaga
ay desaliento, mi resuello, ay

a golpe de hacha te perdí
sin astillar, oprime
el hacha, el filo
puro machadar el amasijo
la vida no encaja ya, mi vida

de llorar tasajo de amor
nadie se muere
no hay heridas que lamerse
aunque nadie duda que duele
un golpe bruto y contundente

nadie se queda enamorado
el hacha inerte
el golpe muele
uno y dos
y a la de tres
te tira la desgracia,
el hacha.

Yoga
no es lógico el cuerpo
sistemas, huesos-carne
refinada ilógica retórica
circulante de sangre, prana, estrías o el viciado aire
ahora engancha tu pie en las costillas
álzate
es decir, quita el peso
es decir, no se lo pongas todo a las torcidas muñecas
cae de tu caos
cuerpo
descoyuntado en el origen invisible de la risa
el soplo
sagrado
te deja
cuerpo
la gravedad no discurre
mana
no te traga, ni te sostiene, ni te transforma
nada
pulsa el corazón
tu noción preverbal de
celosas células de dicha.

Estar en aprietos

persistente, localizada y doliente
refundida vergüenza
mutación indeseable

mal vascular del sedentario

o deformación profesional
inevitable
del abandonado que espera
y espera
sentado

las hemorroides,
un mal de aquellos
apremiados por el tiempo
y aprehendidos a presión

silencioso pellizco
desgarrado secreto
a voces implorando alivio o
arañar precipicios.


Salón de la nube

una monja
una piedra joven del río
un monje un aprendiz
un tronco de eucalipto
un arroyo en el estiaje
cabeza zen de un sacerdote
un balón brillante elevándose en el aire
pies fríos en la duela
garbanzos que enjuagar en la cocina.

Meditación de la rata

a pelo sobre la rata
roe la mirada
el Vacío,
¿una imagen en mí o en el suelo?
sin tino
la rata busca
un bocado
o cualquier otra cosa
descubre
hay un jinete
¿quién acaricia mi lomo
como si fuera un caballo joven, tal vez hermoso?

Tomo refugio
¿dónde es aquí?
¿cuándo está o estará el futuro?
di do dé
di do dé
infinita es
la ignorancia infinita.
*
tomo refugio en el abismo, en los tsunamis de mis sueños
tomo refugio en Buda
en todos ellos, en todo eso
quebranto dulce quebranto
apechugas, decimos los mexicanos
tomas refugio y tomas por testigo a la Tierra toda dureza
la Gran Duda te ablanda en las cavernas.
  


Materia
enorme masa de fuego
el Sol «ojo del mundo»
luz del cráneo
peña desnuda en un cerro
la torre en un país extraño
relámpago en la nada
primer resplandor
último rayo
el pecho: puros huesos duros abiertos
Sol
penetra
la hoja de espada
implacable
sabio Sol
iluminado.



Distracción 01
en mitad de la meditación, José Lezama Lima emana como cuarto rey mago, aprovecho para decirle: jinete del animal barroco, dame por una vez, y sin condiciones, licencia de libertad, una boca de viejo cetáceo y la memoria de todos sus asombros.


Distracción 02
Simone Weil se encuentra con los obreros de su sindicato, no sabe, pero los traductores del Western Buddhism van a discutir
si un hispanohablante en verdad accede al Noble Silencio.


 Distracción 03
al hipotálamo no le importa si estás dormido o despierto, si
es verdad o probabilidad imposible: Fernando Pessoa va camino al café de la plaza en los Lavaderos del Xallitic, ahí donde leer al mediodía sin contratiempos.


Distracción 04
aquí hace mucho frío, querido Federico, ojalá aparecieras en medio de la nieve, sí, con aquel cocodrilo y los negros del Harlem; aquí nadie sabe cómo son tus romances, nadie habla, pero los monjes escriben poemas en secreto; aquí no hay guerra civil, sin embargo, admitir que el primer pensamiento al despertar ya no es en español me deja frente a un paredón; de extrañar el español siento balas, Federico… no es que aquí se encarne la lucha del bien y el mal, y esas cosas, pero está claro, bien claro: sin palas, azadones y hachas, la Naturaleza nos consume; Federico, la Naturaleza no se cansa, tampoco la noche, el agua y el frío de las estrellas altas… unos elefantes son montañas y el color, Federico, el color de esas montañas…

  

Distracción 05
se me aparece en la cocina Marina Tsvetáieva, con su hija, la que murió de hambre en un hospicio… monjes miran
cadáveres, es un entrenamiento comprender la finitud del cuerpo, la descomposición constante de absolutamente todo... el ansia nos come en vida como los gusanos se comen los muertos… no sé de dónde la memoria me arroja esta imagen: Marina, encarnando la pobreza, el hambre, la pérdida; mientras yo saco harina y almendras para hacer galletas a unos monjes más bien liberales… Marina se suicidó de hambre... no puedo zafarme la imagen:

Distracción 06

en Asia hay monjes niños, por huérfanos, por pobres, por divinos; en mi mente son ladrones, quieren robarme la idea de ser yo misma…

lunes, 6 de enero de 2014

Lunes 13 de Enero en Palabras Urgentes: Camila Krauss


presenta este Lunes 13 de Enero de 2014
en vivo a las 17:30 horas por

La poeta Camila Krauss


presentará con nosotros su más reciente libro:


...a golpe de hacha te perdí
no fue uno ni dos
al tercero entendí
el golpe seco que desgaja
como golpe de frío
o decalor a raja...


Además de nuestras secciones de siempre:

Cada quien su boca.
Notas imprescindibles.
Escritorpedia

Palabras Urgentes es una producción de Código DF
Conduce Andrés Castuera-Micher

José N. Méndez presenta en "Cada Quien su Boca" de Palabras Urgentes. (6/01/14)


JOSÉ N.MÉNDEZ
haz  click para escuchar el programa completo

EL QUETZAL ROJO

Quetzal rojo
o ave que pare un millar de voces
de hombres de maíz, estallando a fuego armamentista;
en nuestra plegaria matinal
más allá del pan,
anhelamos liberarnos
de la metralla de cada día.

Rojo,
quetzal rojo;
en tu plumaje pernoctan
cadenciosamente
los ecos del perpetuo
y oxidado grito.

Rojo,
quetzal rojo;
nos vendaron los ojos y no supimos
si fueron aquellos que juraron protegernos
o los que se declararon enemigos,
nos callaron a punta de pistola,
nos rompieron los tobillos,
nos dieron descargas eléctricas en los genitales,
nos violaron,
una vez tras otra
y
cuando volvió a ocurrir
prometieron que sería la última vez
y nos mintieron,
nos golpearon tanto,
tantas veces
y con tal fuerza,
que un día;
la costumbre
nos dijo al oído
que ya dejó de dolernos
y le creímos.

Rojo,
quetzal rojo;
rojo sangre del valiente,
rojo sangre del cobarde,
rojo sangre del que dispara,
rojo sangre del que nunca supo qué o quién lo mató,
rojo sangre de la madre,
rojo sangre del padre,
rojo sangre del hijo,
rojo sangre de todos
los convertidos en una oveja
que gracias a irresponsables ganaderos,
 quedó a merced del lobo.

Rojo,
quetzal rojo;
rojo amargo,
rojo que fue reemplazando al negro
como símbolo de luto,
rojo desde el mismo rojo
y que de tanta muerte
se hincharon sus ojos de tal manera
que ya no le quedaron lágrimas
y se ha cansado de ser rojo
y a una estrella fugaz
le ha pedido ser rosa
o al menos violeta.

Rojo, quetzal rojo;
te juro que creí que navegábamos
en la misma dirección;
hemos olvidado quienes somos
y hacia donde íbamos.


Rojo, quetzal rojo;
duérmete ya;
si es que no nos interpusimos
en la congelada sinfonía de la pistola;
mañana será otro día
en el que nuestros barquitos de papel
llenos
de hombrecillos camuflados
con tinta negra poesía;
saldrán del puerto de la mano derecha
y con la única intención
de golpearle la bragadura
a los demonios de la violencia.

Rojo, quetzal rojo;
no es nada personal,
es sólo que en el ojo de una tormenta
a la que probablemente
le falten estallidos;
nos dimos cuenta
lo hastiados que estamos del rojo.



EL APOCALIPSIS DEL NAVEGANTE

I

Del viento con la ropa de lana sucia
en el cuerpo de sus corderos;
descubrí que el ojo izquierdo
de la tempestad en la que eternamente viven las sirenas;
era una puerta
cuyo rechinido
imitando a las eternas lamentaciones
de quienes lo han perdido todo,
indicaban su apertura.

II

Vi a Caribdis;
oscilando
las perpetuamente oscuras aguas,
en un infantil abismo
que tiembla de miedo
mientras el monstruo, solitario;
permanece a la espera
de ese Ulises
que suspendido en el encanto de Circe,
en el deseo de Calipso
o en las inacabables charlas con Eolo;
para malestar de quien todo lo devora;
ha vivido
eternamente retrasado.

II

Vi un Adonis
de traje blanco
producto del brutal impacto de las refracciones
que en la luz duermen
como damas de cuento a la espera de un beso;
sostenía un caracol
que al dejar libre
el hipocampo del aliento en su interior;
indiscretamente
repetía
una vez tras otra
ciertas cosas que sospechábamos;
como que a las nereidas no les gustan
esos pretendientes malos perdedores
que dejan caer montañas encima de otro;
con un lenguaje tal
que la pequeña Galatea (dicen)
hizo llorar a Polifemo.

III

Vi una mujer fraguada en cristal melancólico
que a la tierra se inclina para besarla al unísono con su millón de hermanas;
todas ellas educadas en la misma legión
instituida por mis ancestros;
con sus labios rozan los pies de Gea
suavemente, para que estos no sufran
una voraz ofensiva
de la sal con la que se han pintado los labios
y rápidamente retornen al cielo
para volver a descender las veces que sean necesarias
mientras el espíritu de Dios se encuentre triste.

IV

Vi a un Dédalo que
en silencio
y como única moneda
de un mendigo;
a las húmedas entrañas azules
les ha extirpado
un trozo de esperanza
que le permita reunirse
nuevamente con Ícaro;
mientras las masacres del Minotauro
o las rabietas de Minos;
son gacelas pastando en el Hades.

V


Y tras un golpe de aquella puerta,
mismo que se esconde en el travieso tritón
que te moja el rostro;
escuché
un emocionante blues
coreado por nueve ángeles;
la normalidad,
infanta berrinchuda sin su dosis mortífera de azúcar,
me abofeteó al ritmo cansino
de un timón expulsando  a la embarcación de su trayectoria.

Después…

Todo fue niebla.




El abrazo reconfortante

A la mano que sostiene
la batuta mortuoria;
dedos vacilantes que
en un movimiento
pueden iniciar el estallido;
sinfonía del ángel viajando al abismo.

Al rostro al que
alertan,
hieren,
someten
y en el sendero
que va de la cueva del dragón con traje sastre
hacia el cubículo;
se torna
en arena de playa
que el viento deforma con un soplo.

Al pequeño fruto
en el árbol de la vida;
que en el desayuno
tiene un plato lleno de ofensas.

A la madre,
a la hija;
residente y exilada
de los sitios al que los seres de luz
temen volver
por aquellas que se convirtieron
en aperitivo para la injusticia
y tristes efigies
del silencio.

A los que no necesitan
de la lógica del hombre
para saber que quienes creyeron sus amigos;
al contemplar el signo de la muerte
escrito en las pupilas,
les han abandonado.

A los que arrojaron botellas
con flores de tinta negra poema
hacia la garganta de Poseidón
y ahora mismo
continúan en el puerto,
esperando una respuesta.



A aquellos
cuyo fruto vital;
por posesión de un fantasma
que huele a realidad,
se les ha ido pudriendo.

A los que elevan su voz,
a los que se quedaron sin ella
y a los que no la tienen.

A quienes pudieran haberse escapado
de un sitio en la historia
o en los recuerdos.

®José N. Méndez