miércoles, 28 de febrero de 2018

Lunes 5 de Marzo en Palabras Urgentes: Edgar Hernández Cepeda

Lunes  5 de Marzo 2018
5:30 PM EN VIVO 


presenta
EN VIVO por
www.codigoradio.cultura.df.gob.mx

nos acompaña el escritor 

Edgar Hernández Cepeda


presentando su libro:
 

"Miré mi reloj para ver si aún servía, las manecillas habían dejado de girar. Me llevé la taza apresuradamente a los labios." 
Además de nuestras secciones:

Cada quien su boca
Notas Imprescindibles
Escritorpedia

Conduce: Andrés Castuera-MIcher
Palabras Urgentes


Las escritoras y escritores tienen la palabra.

http://www.codigoradio.cultura.df.gob.mx/index.php/palabras-urgentes

lunes, 26 de febrero de 2018

Alejandra Calixto presente en "Cada Quien su Boca" de Palabras Urgentes (26 de Febrero de 2018)


ALEJANDRA CALIXTO

FRAGMENTOS DE LA NOVELA “EN LA PIEL DEL DESAMOR”

CAPÍTULO I ¿QUIÉN ERA YO?
«¿Por qué regresaste? ¡Estás loca! ¡Perdiste la oportunidad de tu vida! ¡No vas a encontrar algo mejor a tu edad!» Esta fue la letanía que reventó mis oídos cuando regresé a México del viaje que trastocó mi vida, con la autoestima hecha trizas y los sueños pulverizados. Pero esto a casi nadie le importó, mucho menos a mi  familia en su afán de obtener respuestas que no quise dar. “¡Váyanse todos al diablo!”, pensé, sin atreverme a abrir la boca y escupirles mis verdaderos pensamientos, pero me los tragué  dejándolos con la duda. Decidí callar… callar como lo hacen los cobardes que no se atreven a expresar  lo que los mata por dentro: “Que cada quien especule, que cada quien se cuente su historia, que cada quien crea lo que le venga en gana”, me dije apretando la mandíbula. Si un día se dan el tiempo de leer lo que narro en estas páginas, encontrarán las respuestas, conocerán los motivos que tuve para regresar al lugar del cual huí; sabrán que fueron alguna de las razones de esa huida, y también, paradójicamente, de mi amargo regreso. Quizá así dejen de juzgarme y vociferar que perdí la oportunidad de tener un destino mejor.
. La insatisfacción de mi corazón hacía concebirme desconectada del mundo, y perder poco a poco la pasión por mi trabajo; mi entusiasmo se fue apagando hasta convertirse en un acto mecanizado y rutinario. Era una vela apagada consumida sin ánimo de encenderse de nuevo.
Estaba mermada al punto de perder la capacidad de disfrutar lo que tenía  a mi alrededor —incluida a mi familia— por enfocarme en las carencias y depositar mi felicidad en alguien que estaba muy lejos de concebirme de la forma en que yo lo visualizaba. Él trajo a mi desierto camino un alud maravilloso de vida cuando el destino, la casualidad, Dios, o lo que haya sido, lo alinearon con mis pasos, carentes de dirección y movimiento. Ese alud de vida subsistió por un tiempo, menguó ante los ojos y se desmoronó entre los dedos de una mujer cada vez más desahuciada. Esa mujer era yo.


CAPÍTULO XI EL ÚLTIMO TREN
«El último tren… El último tren… El último tren», destructoras palabras que retumbaron en mi mente como si se tratara de una bomba expansiva que acabó con los restos de autoestima que se resistían a abandonarme.
“Debes de quedarte con quien te quiera y no con quien tú quieras” .
Todas esas sentencias impactaron mi ser.
CAPÍTULO XIV LA PARTIDA
El deseo de clavarle un puñal a ese amor no correspondido y lincharlo de una vez por todas, me cegó a tal punto que no me di cuenta de que con ello me estaba asesinando a mí misma.
Con la visión de que no había absolutamente nada que me detuviera, continué mis pasos sobre el camino tortuoso de la huida.
Mis libros, agendas y fotografías formaron una montaña cubierta de recuerdos; me senté en los sillones que eran al mismo tiempo mi cama para fijar la mirada en el piso mientras apretaba en mi pecho todos los documentos debidamente apostillados para tramitar el certificado de soltería en París.
Al cabo de unos minutos, Coquito entró y fingí la mejor de mis sonrisas, proeza inútil ante aquellos ojos vestidos por años de experiencia ante la vida.
Ella siempre supo lo que me ocurría, sin embargo su pensamiento era el resultado  de historias amorosas desdichadas, los cuales ahuyentaron la esperanza de tener un desenlace feliz con Héctor:
—Hija, deberías ser la más feliz. Si tu madre viviera, estaría orgullosa de ti; mírame —alzó mi mirada—. ¿Quieres llegar vieja y sola a mi edad?
Dormí con esa consigna que producía un eco lúgubre en mi corazón, misma que me acompañó en  esa última noche.
La llegada al aeropuerto ahuyentó mis pensamientos que estaban a punto de quebrarme…
Moría de pavor sin tener la valentía de aceptarlo, no tuve el coraje ni la fuerza para detener aquella catástrofe y enfrentar los demonios que circulaban en mi vida; carecía de voluntad y deseaba ser rescatada como en los estúpidos cuentos de hadas, a la espera de un milagro que cabalgara hacía mí   con el anhelado mensaje de su príncipe azul diciendo: “No te vayas.”
Respiré resignada y apagué el celular al mismo tiempo que una espada atravesaba mi médula dorsal porque ni el mensaje y mucho menos el príncipe llegaron… al menos en ese momento ni por esa vía. El avión emprendió el vuelo con el nombre de Héctor rasgando mi garganta.

CAPÍTULO XVIII LA OTRA VOZ
El vacío que traía conmigo no fue posible llenarlo con atenciones, lujos y buenas intenciones. Las palabras de Coquito no estaban cumpliéndose, al contrario, ese aterrador vacío se iba incrementando.
Un sentimiento de indefensión comenzó a aprisionarme, hasta ese momento me percaté del valor de mi profesión y del trabajo que ejercía, que desdeñé y minimicé infinidad de veces por mi amor frustrado, por el hartazgo de una familia que todo tenía menos ser precisamente una familia y que, paradójicamente, con todas sus deficiencias, disfuncionalidad y diferencias, ya extrañaba.
Una tarde, recordé las sentencias de Coquito que no eran más que malditos mitos de una herencia matriarcal castrante, aterradora; tan aterradora como el monstruo de la verdad que se asomaba y del cual me escondía en lugar de enfrentarlo. La palabra fracaso era inadmisible en la primogénita, en la profesionista, en la solterona que tuvo la suerte de encontrar un hombre bueno con dinero. No, no era posible reconocerlo ante la familia de la que huí.
Aquel temido leviatán apareció con mayor ímpetu en una ocasión cuando me dispuse a bañarme en aquella tina cuya regadera demandaba estar de pie… Ahí parada, vi mi cuerpo desnudo reflejado en el espejo. Nunca me vi como en aquella ocasión, con mi propio reflejo absorto, inmóvil. Ese acto me confrontó conmigo misma, y entablé un diálogo al tú por tú: “Lilián, deja de esconderte y lloriquear, solo tienes dos caminos: aguantarte y seguir contándole a los demás el cuento de que eres la mujer más feliz con alguien que no amas pero con una vida cómoda, sin preocupaciones…o el de regresarte a México con la cola entre las patas, con el estandarte de fracasada ondeando rimbombantemente y comenzar de cero.”
El temor de ser señalada, además de solterona, “fracasada”, me condujo a decidir continuar, aguantarme, sobrellevar a Monsieur Bouvet, proseguir contra viento y marea… Sin embargo, no conté con que me iría marchitando junto con aquella planta que François comprara el primer día de estancia en Marsella.


®Alejandra Calixto 



miércoles, 21 de febrero de 2018

Lunes 26 de Febrero en Palabras Urgentes:Alejandra Calixto.

Lunes  26 de Febrero2018
5:30 PM EN VIVO 


presenta
EN VIVO por
www.codigoradio.cultura.df.gob.mx

nos acompaña la escritora

Alejandra Calixto



presentando su más reciente libro:
 


El vacío que traía conmigo no fue posible llenarlo con atenciones, lujos y buenas intenciones. Las palabras de Coquito no estaban cumpliéndose, al contrario, ese aterrador vacío se iba incrementando.

Además de nuestras secciones:

Cada quien su boca
Notas Imprescindibles
Escritorpedia

Conduce: Andrés Castuera-MIcher
Palabras Urgentes


Las escritoras y escritores tienen la palabra.

http://www.codigoradio.cultura.df.gob.mx/index.php/palabras-urgentes

lunes, 19 de febrero de 2018

Chucho Rope presenta en "Cada quien su boca" de Palabras Urgentes (19 Febrero 2018)



CHUCHO ROPE

...
Continué mi camino hacia el Zócalo. Caminé entre puestos ambulantes y comercios establecidos, repletos de gente que protestaba y artistas callejeros, gente apresurada, quizá malhumorada, no sé, traté de pasar desapercibido. Me llamó la atención un hombrecillo, no pasaría de los dieciséis años, vestido de cavernícola, que gritaba a todo pulmón: —¡No queremos ver más campañas políticas absurdas que no sirven para nada! No queremos ver más carteles y espectaculares con políticos prometiendo fraudes. No queremos seguir manteniendo a personas incapaces. No queremos seguir pagando impuestos por respirar, por ver, por oír, por cagar. No queremos ver más propaganda que nos diga que si vas a la Iglesia, tu alma se salvará. No queremos más injusticias. No queremos más mentiras. No queremos más muertes en vano. No queremos más ignorancia. No queremos más sometimiento. No queremos más “autoridad”.
¡No queremos lo que ellos quieren que queramos! ¡Queremos paz!
¿Por qué debemos creer que un Papa lleno de joyas y de sangre inocente, o que un presidente que no sabe ni leer, son más importantes que nosotros? Sobre todo, ¿cómo podemos confiar nuestra entera existencia y nuestra única vida a esas personas manipuladoras y estafadoras? La vida es corta y no es justo que la vivamos opresivamente. Los que asesinan a quien se atreve a protestar, no son los “dictadores” a quienes se les denomina genocidas, sino cualquier tipo de gobierno en todas partes del mundo. Mientras que los funcionarios públicos diariamente le roban al pueblo cantidades exorbitantes, que depositan en cuentas bancarias de Estados Unidos y Europa.
Los líderes hacen lo imposible para que estés desinformado y seas manipulado constantemente. La manera de destruir una nación no es bombardeándola, sino haciendo que se maten entre ellos mismos. Y mirémonos por un momento. ¡Observemos bien a nuestro alrededor! Nos estamos matando. Desconfiamos de la persona que está al lado, de nuestros vecinos, de nuestra propia familia.
No se trata de la educación que nos dieron los padres, sino de las oportunidades que nos ofrece la vida, y nuestras vidas son controladas por ellos, por los medios de comunicación, por los gobiernos, por las iglesias, por los bancos, por el corriente papel verde al que le hemos dado más valor que a la misma vida.
¿Saben qué es legal? La esclavitud humana es legal. Vivimos en la Edad de Piedra, no por los avances científicos, sino por nuestra mentalidad primitiva. ¡Somos cavernícolas! ¡Somos una especie en peligro de extinción! —ese niño tenía tanta pasión en su discurso, que inmediatamente me di cuenta, que no tendría una vida duradera. Varias personas nos acercamos para ofrecerle una moneda, pero no las aceptó.



...
—¡¿Qué?! —es tan curioso, que despiertes de tus pensamientos, y respondas sin haber asimilado lo dicho, cuando ni siquiera presté atención. Pero escuchar algo así, altera los sentidos—. ¿Un hijo?
—Sí, un hijo. ¿No te gustaría tener un hijo? —ella me preguntaba sosegadamente, pero no sabía qué responder. Me tomó por sorpresa. Además, ¿Había preguntado si quería tenerlo con ella, o si algún día tenía planeado tener uno? No sé, le diré que quizá algún día.
—No. Definitivamente, no está en mis planes.
—¿No te da curiosidad el anhelo de ser padre y tener un pedazo de ti entre tus brazos?
—Me gustaría saber qué se siente, sólo por un momento, pero no... No es lo mío.
—Eres muy egoísta.
—¿Egoísta?
—Por supuesto.
—No. Egoístas, los que traen seres al mundo y no se hacen cargo de ellos. Egoístas, los que no tienen ni para mantenerse a sí mismos, y traen al mundo los hijos que Dios les mande. Egoístas, los que no piensan en las consecuencias que les traerán a cuantos no desean nacer. Egoístas, los que los llenan con el miedo de pecado, de patriotismo, de machismo, de envidia y de ambición. Egoístas, los que no piensan en el futuro que les espera, antes de planear traerlos al mundo. El gran futuro de sus hijos: más guerras (cada vez peores), escasez de agua, de energía, calentamiento global, fríos intensos, diluvios, terrorismo, hambre, avance tecnológico, consumismo masivo, extinción de las especies, contaminación de las aguas, del aire, de las tierras; eliminación del ecosistema, la eterna ignorancia de la autoridad, la crueldad del poder, la búsqueda obligatoria de un dios que no existe, la ambición de los ricos, la manutención de los pobres, el estancamiento de la esclavitud, crisis económica, deudas bancarias, amenazas de muerte, miedo a ser asesinado, o a que asesinen a tus parientes, encarcelamientos, violaciones, etcétera, etcétera, etcétera. Sin contar, a diario, los cotidianos asaltos, secuestros, enfermedades, falta de seguro médico, la corrupción, los uniformados inventándote delitos, los trajeados manejando tu dinero, los impuestos, el fisco, los problemas legales, la falta de propiedades, los problemas maritales y conyugales; los problemas psicológicos, sexuales y de identidad; la neurosis, la paranoia, la locura, las deudas, los deseos, la pésima educación escolar, la humillación, la burla, la depresión, la televisión, la radio, el sistema, la piratería, el desempleo, el consumismo, el comunismo, el capitalismo, el socialismo, el anarquismo, el catolicismo, el cristianismo, el budismo, el judaísmo, el islamismo, el masoquismo, el dadaísmo, el canibalismo, el vegetarianismo, el alcoholismo, el pachequismo, el desamorismo, el drogadismo, el pendejismo, el putismo, y un madralismo de ismos...
—¡Eres muy negativo!
—¡No! Negativos los que...
—¡Ya cállate!
—Sí.
—¿Sí, qué?
—Me gustaría tener un hijo... Cuando todo mejore.
—O sea, ¡¿nunca?!
—No seas tan negativa


....
Enseguida el sujeto que me invitó explicó: —Traje compañía — algunos de ellos se mostraron disgustados por mi presencia.
—¿Crees que somos superiores a cualquier ser? —me cuestionó uno de ellos.
—No podría responder si es cierto o no —respondí sin haber entendido del todo su pregunta.
—Creemos que al morir sólo nuestra alma se irá a un paisaje trasmundano celestial. ¡Qué absurdo! —continuó el mismo sujeto.
—¿Sabes a donde van las moscas?
—A buscar bacterias supongo —respondí enseguida. Algunos no pudieron evitar la risa. Me comencé a sentir muy incómodo.
—Se refiere al morir. ¿A dónde crees que van? —corrigió el sujeto que me invitó, dirigiéndose a mí.
—Ah, pues no creo que vayan a ningún lugar. No creo que haya algo después de la vida. Simplemente nos desintegramos, la energía se transforma y sigue su ruta sin fin. Al menos que la energía piense y pueda construir templos para adorar dioses, entonces creo que puede existir un paraíso —por fin respondí un poco más seguro.
—¡Oh lá lá! —expresó alguien en la sala.
—¡Ahí tienen! —objetó otro sujeto señalándome — ¿Qué pasa con las moscas, las cucarachas, los insectos, las bacterias, todo tipo de vida que comparte con nosotros este espacio terrenal, o qué pasó con los que ya se extinguieron? Si existiese un lugar al que todos tendríamos que ir al morir, por pura lógica, nos encontraríamos con más especies de dinosaurios, que de todos los seres vivos que han habitado esta Tierra. Nosotros seríamos una especie en desventaja, muy mínima, casi imperceptible en comparación. Habría más especies extintas, de las que ahora tenemos conocimiento. Dios tendría que ser un dinosaurio o un plancton…o el Hidrógeno…
—Y el paraíso está sobre la Tierra, o fuera de ella? —cuestionó el sujeto Y.
—Sólo hay paraíso para los humanos —por fin participé en la conversación. Se hizo un repentino silencio, y continué — Los humanos inventaron a los dioses, a los mundos trasmundanos del bien y el mal. Inventaron el paraíso, y por ende, debían inventar el infierno para crear temores. Ninguna otra especie tiene, ni por instinto, conocimiento de esto. Por lo tanto es una idea humana ya que se cree superior a las demás.
Y: —¿Alguien tiene idea de cuántos granos de arena existen en toda la extensión de la Tierra?
X: —¿Eso qué tiene que ver?
Y: —Es semejante a la cantidad de estrellas en el Universo. A lo que quiero llegar es que ningún dios, por más omnipotente que sea, podría llegar a cubrir todo el Universo, con su infinidad de estrellas, que a su vez tienen infinidad de Planetas, que probablemente tengan infinidades de vidas, llámense bacterias o seres inteligentes. Es egoísta, egocentrista, presumido y muy cerrado, creer que somos los únicos. Probablemente ya se extinguieron millones de planetas con vida, antes de que siquiera existiera la Tierra. Y probablemente se crearán muchos más, después de que se extinga nuestra estrella.
Z. — Pero, se supone que Dios creó la Tierra, no el Universo…
Y: — ¡Los creyentes creen que creó todo!
Y: —¿Y quién creó a Dios?
P: —Definitivamente un artista —por fin me decidí a hablar.
A: —¿Un pintor?
P: —En cierta manera, sí. Los pintores tienen la culpa de que Dios tenga una imagen. Pero yo me refería a un escritor.
Z: —Entonces el hombre inventó que Dios inventó al hombre.
P: —Así como Cervantes inventó al Quijote.
M: —Yo creo que las religiones siempre han sido motivo de guerras —por fin se dejó escuchar la única mujer que había en la sala.
P: —Yo creo que el motivo es la política.
A: —¿Cuál es la diferencia? Todas las guerras son un desperdicio insignificante de vidas humanas.
Y: —Terminar con las guerras sería la quiebra para los militares.
P: —Lo mismo pasa con las drogas. Si se legalizaran, sería la quiebra para todo un sistema de corrupción.
Y. —¿Qué sucede si prohíbes algo?
Z. —La tentación.
Y: —Así es. Haces lo que sea por conseguirlo. Pero si no se prohíbe, ni siquiera te percatas de que existe. Por lo tanto, no lo consumes.
A: —¿Qué me dicen de la sociedad médica?. Si se invirtiera para la cura del Cáncer o del SIDA, quebraría la industria médica. Sería el fin para millones de empleos. Por ello los gobiernos recortan sus presupuestos para la investigación científica y lo invierten para empezar guerras.
P: —¿Y qué hay de las industrias? Fabrican a propósito productos que fallan, como los automóviles, las computadoras, los celulares, etcétera, y gastamos nuestras vidas enteras trabajando para conseguir sus refacciones, donde nos exprimen cada centavo.
X: —Como pasó con la energía y como pasa con el petróleo. Esas empresas influyen en el congreso para no construir servicios sustentables, como el carro eléctrico, o la energía libre, o la cura contra el cáncer, y destruyen las patentes.
P: —Por lo tanto, un porcentaje de un 5% de personas, controlan al resto del 95%...
—Por lo tanto, debéis salir inmediatamente de esta sala, por favor —se escuchó una voz ajena al Club, pero ya muy peculiar para todos. Era el viejo loco a la puerta, invitándome a salir de ahí. Nadie objetó ni dijo nada. Me despedí en silencio y les di las gracias por el trago, que no tuve oportunidad de probar, a pesar de mi enorme sed. Me sentí como un niño cuando lo echan del salón de clases. Crucé la puerta, y el viejo loco me alertó amablemente, para mi sorpresa:
—Tal vez pensáis que soy un cascarrabias, pero no podéis tocar ni alterar nada de aquí. ¿Entendéis? Ya todo está escrito. Debéis andar con cuidado.


Fragmentos de La perpetua inestabilidad de un hombre ordinario.

® Chucho Rope

domingo, 18 de febrero de 2018

Lunes 19 de Febrero en Palabras Urgentes: Chucho Rope

Lunes  19 de Febrero2018
5:30 PM EN VIVO 


presenta
EN VIVO por
www.codigoradio.cultura.df.gob.mx

nos acompaña la poeta 

Chucho Rope



presentando su más reciente libro: 
La perpetua inestabilidad de 
un hombre ordinario.


Además de nuestras secciones:

Cada quien su boca
Notas Imprescindibles
Escritorpedia

Conduce: Andrés Castuera-MIcher
Palabras Urgentes


Las escritoras y escritores tienen la palabra.

http://www.codigoradio.cultura.df.gob.mx/index.php/palabras-urgentes

martes, 6 de febrero de 2018

Lunes 12 de Febrero en Palabras Urgentes: Mariana Bernárdez

Lunes  12 de Febrero2018
5:30 PM EN VIVO 


presenta
EN VIVO por
www.codigoradio.cultura.df.gob.mx

nos acompaña la poeta 

Mariana Bernárdez



presentando su más reciente libro: ALIENTO


Además de nuestras secciones:

Cada quien su boca
Notas Imprescindibles
Escritorpedia

Conduce: Andrés Castuera-MIcher
Palabras Urgentes


Las escritoras y escritores tienen la palabra.

http://www.codigoradio.cultura.df.gob.mx/index.php/palabras-urgentes