lunes, 24 de febrero de 2014

Lunes 3 de Marzo en Palabras Urgentes: Joana Medellín.


presenta este 
Lunes 3 de Marzo de 2014
en vivo a las 17:30 horas por

Código CDMX




A la poeta: 

Joana Medellín


"El mundo sigue la ruta circular de las piedras
pulidas por la sangre del mundo
pocas bocas sonarán
como el zumbar de un enjambre de mosquitos,
susurros de la piel que arde,
hambrientos de memoria
hambrientos de kilometraje."




Además de nuestras secciones:

Cada quien su boca
Notas Imprescindibles  
Escritorpedia

Palabras Urgentes es una producción de Código CDMX
Conduce Andrés Castuera-Micher



Joana Medellín presenta en "Cada quien su boca" de Palabras Urgentes (3/03/14)


JOANA MEDELLÍN

Aquí el link del programa completo:

Mi rubik

Estoy llevando mi vida
a las más intrincadas cosmovisiones.
Me siento encarnar
en un tumor de pétalos muertos.
Hundiendo los dedos en la melcocha de mis arritmias
mi coraje tiembla como pupila frente a un estrobo.
Me sentaré a ver cómo el tiempo desmantela corazones
porque aquí en la nada estoy yo
y mi voluntad se enguanta tenazas
mi necedad es un cangrejo trazando paralelos horizontales,
haciendo brea la sangre
pues nunca le enseñé a mis manecillas
el electroshock que escandaliza el aire.
Mis muelas mastican el desfile de segundos suicidas
para devolverle oxígeno a lo exangüe.
Repetiré mi nombre: Joana y nacerán luciérnagas
curvando con su vuelo una cúpula erigida para mí, Joana,
por no temer pronunciar esta médula de parálisis.
Todo es espiral naciendo de mi asma, y me queda claro:
lo perpetuo de este instante
es la basura mental de nuestras mentiras confortantes.
A cuchilladas someto el futuro,
hay que escupirle en la cara para calmarlo.
Tengo que arreglar el rubik de mi cabeza,
salivar arena,
tengo que agitar con vuelo colibrí mi materia,
llegar a la ruptura del vórtice, digo, del vértice,
de mi cubo enigmático que se yergue como espejo mutante
y todo lo que queda
es el atado ridículo de mis emociones,
parvadas de elipsis temporales.
Tengo que arreglar el rubik de mi cabeza,
buscar de dónde viene esta eclosión,
cabalgar caminos de lentejuelas,
hacerle injertos de cometas a mis vísceras
para que luzcan bonitas y no haya asco de palparles.
Tendré, de una manera u otra
que resignarme a la pateticidad de la suerte,
a la variación polidérmica de la fauna que me crece
del pelo y las uñas,
extensión última de mi territorio corporal.
Tendré, que adaptarme al grito nebulosa que me trepa la garganta
y dejarlo correr para enredarles en las orejas
mis más entrañables galaxias,
porque mi única gracia ha sido menear la pluma
como ganso en vuelo cuando cambia la estación
y el horizonte siempre yéndose
me deja en la misma incertidumbre que las monedas del i ching
que el tarot, la borra del café o la cirugía minuciosa de mi alma
cuando todo mi Yo se espuma
en el instante que rompe la hora de mi cordura.
Tendré que pulir las garras con la propia carne.
Llorar los ojos por los lagrimales de una flor
y sentenciarme al cadalzo de mi propia dirección.
Será necesidad, entonces,
asumirme bruma enronquecida, corona de espinas.
Y enrojecido el espasmo contráctil de la locura,
colorear de contradicciones las entrañas de los académicos
llenarles de llagas la voz
y quemarlos en la lepra de sus propios juicios,
el canon será borrego para almorzarlo en barbacoa;
porque ya no quiero preguntarle a la RAE si lo que escribo está bien,
porque no digo para ser gramatical.
Digo porque tengo una nebulosa
que se extiende en un grito:
AUUUUUUUUUUUUUUUU
casa de fantasmas sin casa,
olvido de aceleración orgánica,
casa de mí misma cuando respiro                       
(EXHALACIÓN)
Tendré que detenerme…
a sabiendas de que el mundo no para
y que el nardo crecido en mi cabeza también se llama entelequia.
Tendré que organizar los carbones del ánima.
Tendré que arreglar el rubik de mi cabeza
tendré, tendré, que hacerlo todo una bolita de magia
para alimentar a esta mujer flaquita
que por vocación sólo sabe gritar:
AUUUUUUUUUUUUUUUUUUUU



Falla generacional
A los poetas locos de mi generación.

La otra noche jugué a contar pesadillas
a nombrar los colores que las unían a mi arcoíris
en un relámpago de arena
perdí la cuenta
el collar se cayó desbaratado entre mis piernas,
transformado en cardumen de burbujas escalando cual salmones,
decidió treparme hasta encontrar un túnel
y tejerse en mis semillas.
Esa noche decidí no tener hijos.
No tener problemas para decidir nombres,
No tener problemas para saber educarlos,
No tener problemas para exigirles ser alguien, buscar algo.
No tener problemas, ni puntos.
Pero escribí:
Garabatos macizos y frágiles tiñeron el papel
enramadas de horizonte y cicatrices,
pesadillas collar burbuja manchando la hoja.
Comienza de nuevo la cuenta larga:
Uno,  y conozco el orgasmo que pulsera se amarra a la mano.
Dos, mi pareja es ceniza en una urna rosada
que se empolva la cornisa de mi llaga.
Tres, habrá que recuperarse de las derrotas
clavando la raíz al cielo.
Cuatro, los puntos cardinales refractan mis emociones,
el centro es una nube.
Cinco, mis pies encuentran voluntad de espino
y clavan su torcedura al aire.
No hay tiempo de seguir contando,
torbellino los recuerdos nos transforman
torbellino el futuro es una migaja de fracaso
frente al ocre fuego fatuo
del oscuro amanecer.
Esa noche decidí no tener hijos
pero escribí y me arrepiento, he nombrado,
he dado a luz la luz y no la he educado,
mi vibración marítima, mi búsqueda fáustica del mundo
se va caminando sin norte;
qué puedo exigirle si me trago el tiempo
como cocktail en la borrachera
y ya peda confesando le digo:
Luz mía, vibración mar.íntima, medusa fáustica expansiva,
he nacido en el declive del imperio.
El horizonte nace de los bolsillos de los rascacielos.
Mi madre me parió en un infarto.
Estoy sentenciada a la estaca y no la pluma.
Las golondrinas huyen de mis versos.
Llevo más arrugas en la calma que las estrellas asteriscos en su trazo.
Soy de la generación de los noventa,
sin herencia,
mi hogar es la lágrima del mundo que rueda y rueda
carreta de lagartos desbocados,
imantación del contraste y algarabía.
Soy de la generación de los noventa y nos estamos incendiando.
Ondeamos vaporosos como la devaluación del peso.
Somos siempre linde
de nuestros más pulcros y dolorosos encuentros
nacimos de las esclavas de oro
que regala el universo a la luna para ataviarse,
y del anillo hoyo negro
que nos divorcia  de la esperanza marchita.
Tenemos los puños rajados por pegarle al sol.
Con la frente sibilante y la sonrisa de metralla,
nos dedicamos a masacrar a la gente:
Somos poetas.
¿Quién les dijo que la poesía era una palmadita en la espalda?
¿Quién les dijo que venimos a decirles la verdad?
Nuestra boca humeante
puede recitar si acaso, zancadas vagabundas
pasos que siembran el camino de pirita.
Nacimos en la piel de un siglo que se acaba
y el principio de uno que es gargajo en el alma.
Pero seremos recordados
por tener miedo y ser adictos,
al baile que es iris en el pecho de una supernova.
Es terrible, hijo malcriado mío, texto errabundo,
confesarte,
que seremos ésto y sólo esto
escritores recordados así,
bailando foxtrot
en nuestra pista de psyco.





Senderos
1

Timbales percuten en las orillas del mundo,
lagunas tejen limbos
en las costillas de los mares
y mis ojos,
ruedan como perlas desprendidas
del collar de la coincidencia:

De mi boca nace humo
que como la selva a mis espaldas
tiembla
herida por la estrella que cárdena
arde como brasa sobre el día,
acaricia los senderos
y tuesta el canto de los pájaros,
que navegan de rama en rama
haciendo orquesta aérea.

Dejo en los lunares del jaguar mi espera,
mi cicatriz cardiaca en los anillos del tronco
y una pupila
en el veneno del chech’en.

2
Avanzamos junto a la linea blanca
aviento la mordida que cortó mi uña
a la bóveda que nos parpadea nubes,
nos encuentra de frente
prendida al hilar de sus hermanas radiantes,
se derrama amarillo cuna
en la negrura del mapa que nos ruge.

Mecidos por el vapor de la península
llegamos a la plaza del pueblo
latido de pinole,
canto de jut jut.
El mundo sigue la ruta circular de las piedras
pulidas por la sangre del mundo
pocas bocas sonarán
como el zumbar de un enjambre de mosquitos,
susurros de la piel que arde,
hambrientos de memoria
hambrientos de kilometraje.
3
Un brote de turquesas florece en el agua
que barro abajo,
arrulla algas con el susurro
de una historia desmantelada,
con el secreto de las piedras verdes,
con la lengua que enrosca
el maya así como al universo
y su enunciación primera.
Roca labrada para hacer montaña,
cuentas la historia de las estrellas
crecidas a los pies del piich,
reflejos pluricolor
de las alas-avispa
de las patas-hormiga
de mis falanges-raíz
hundiéndo los misterios de mi voz.
Laguna, cascada, río, mar.
Laguna, cascada, río, mar.
Los timbales crecen corazón del tiempo
en el ombligo de la tierra,
en mis piernas de arena negra.

Reúno en las hebras de mi cabello,
las imágenes nacaradas
de mis perlas rodantes.



®Joana Medellín Herrero

Ian Soriano presenta en "Cada quien su boca" de Palabras Urgentes (24 Feb 2014)

IAN SORIANO



Ah banda

I

            Los pilotos de la inconciencia
         apostaron a las carreras
         camping ondulante el de las sienes
         pasón triste a capela

         La virgen budista
          El desierto rodante
         La melena que se quema
          Los macizos a las jaulas
         del chorero ruiseñor                  que dicta la misa
                  Una pizca de Avándaro
                  Otra copa al Woodstock
             Un arco iris de siete pistas
                  Armonía en una roca
                                 del más acá

                  Acetato el sol
                  encuerada la luna
                         de charol

                  un melodeón el aguacero
                  negativos los colores
                  Blanco y Negro sicodelia
         II
                  Tañe la barrera del sonido
                  una década estridente
                           1971 resurrecciones del oído

                                     Jugamos a la vida
                  con todas nuestras cartas
                  sobre un ajedrez de caramelo
                           Aquel que no lame baila
                                su propia música
                                    con su cara de pipa
                                    con sus caquis de alebrije
                                    con sus piojosas liras
                                    y su alma hecha rastas
                 
                  El músico emite
                  la clave de sol                  
                           que descifra los acertijos
                           de nuestros pasatiempos
                  con el convencionalismo
                  del locuaz torero          que es corneado
                           sacrificado en Fa
                           en la única cumbre de la pista
                           Ovacionado 
                           por los que venden su alma
                           a precio de camión
                           Y piden fiado
                           para hacer la ola
                                   
                  Generosa multitud que recuerda
                  su cara de corcel
                           Y entonces surge la sonrisa
                  en las más maléficas caras
                           que lloran como niñas
                           porque saben
                           que aquel          que se destruye          persigue su propia eternidad.

III
         Denme nupcias de infinito
         Una limosnita sin ton ni son
         Paren a la musa desbocada
         que se ríe de esta canción

         Peace and Love
         se los tarareo 
                  Rolen la pipa de
                  la risa

                  A mojar las monas al Atlántico
                  Ningún soldado custodia el mar
                  El toloache de alga marina
                  es más suave a nivel de ciudad
                  Urbanos somos y con el Edén no damos
                  La noche es pública y el bar es joven
                  Un buque de arpegios y risotadas
                  naufraga en el slam de los pechos
                           tatuados con trazos de cirujano sonoro:
                                             Cada punto está disperso                 
                                             Toda línea libre de impuestos
                                              Ninguna tragedia se pinta sola

                           A la orquesta sinfónica la trajo una yunta
                           Bueyes rabiosos emitieron los primeros solos
                           Con paso virtuoso         la sonata de la tierra
                                                             el aire   el agua   el fuego
                                    es valseada          por una señorita y un licenciado
                                             Espinados por el hechizo del sudor
                                             son esquivos enfebrecidos
                                             corderos que entrecruzan suspiros
                                             que ya No se Pelean por el Poder
                                             y mejor se desnudan
                                             sólo se quedan con
                                             los tacones y la corbata
                                            
                                             Ahora sí
                                             dispuestos a perderlo todo
                                                      después de la última pieza.                                                     



IV
                                    Mis pastillas   mis sistemas  me traicionan
                           Frascos igual a pensamientos que         revientan
                           Sueños parecidos a números
                                    con males congénitos
                                                   a fealdad triunfalista
                                   
                           Me lanzo por la ventana          y caigo en una siesta
                           Salto de mi cama y          me cierra la puerta esta vida
                          
                           Trenes que pasan de largo          caen a limpios vacíos
                                    El sol de nuestros fondos         sale
                                    para deleitarnos con su concierto 
                                    de marimba
                                   
                                    Ya no más riquezas
                                    me harán soñar
                                    El canto popular
                                          el del pueblo 
                                                     nada más
                                   
Media bacha por un coro
                                          tus estrellas por mis flemas
                                       y los pezones de Alma Rosa
                                            
                             (tapamos con un rebozo a la encuerada
                                                            y con caricias)
                          
                           El fin del mundo antes          que más matanzas
                           Primero una moraleja         después un Mantra
                         Más fe en el organillero         que en la señora que lee la mano
                 Con huipil y tanga entre manos         se resiste el frío de la noche          
  Antes del amanecer            la alegría de una
                              serenata de albures           sin censura
   Mi panfleto por tu adagio

y ya entrados en el trueque:

Te cambio mis canicas
por tu inocencia.

  




El arte marcial
Como escupir en un estanque
sin permiso del agua
sólo para liberar la baba

Como una piedra
que se desbarranca
y sufre contusiones
del viento
en sus recovecos
y es sembrada al aterrizar
como una flor
sobre el río

Como las puntas de los pinos codiciadas por el relámpago

como vals de olas que no son de mar
pero saben a esbozos de sudor

Como pastel de espinosos mendrugos
saboreado con uñas, instinto e infancia

Como la sangre que se momifica en las venas
de un cachorro-bestia
y le hace sollozar

como un cabezazo contra el gong
al llamar a misa un día de guerra

como el nido de revueltas contenido en
la paz del pecho al que atravesó la espada

Como una vasija de miel
recelada por borrachos
durante sus jornadas
más severas de sed
en las que mastican      vértigo
al atravesar un inviolable compás

Como cuerpo que arde en leña verde Bailando
Como el otoño que sólo entre la caída de sus hojas es rey
Como pensar a un nudo como a un presagio
Como hacer las paces con letalidad
como decir:
sujeté a mi destino por el ala que le cojeaba
Así es el arte marcial.





PREMATURA MELANCOLÍA
I
El primer puño de aire
         nos hiere         
        
         destrona nuestras
         mandíbulas
         el primer llanto
        
         el amor del vientre cesa
         nuestro anonimato deja de ser
        
         el primer naufragio es nuestro cuerpo
         nuestro tino animal se disuelve con el lenguaje:
        
         a medir con el hogar el mundo
a ser un boy scout de traspatio
el profanador del altar materno
-donde nada debiera ser roto-
el deshollinador de sus faldas
que olfatea y marca su territorio
de perdición

el que por legítima vez
sintió la muerte
al tragarse una canica
el que odia a los gatos
porque ellos así le miran
el que hizo bolita su corazón
con el ardor de
la bofetada de
la primea niña
que lo abandonó a la mitad de un patio
el reza-suertes
el pisa-sueños
el raya-pupitres
el ido de pinta
el mea-piscinas
el viola-maestras
el pinta-caricias
el huele-éxtasis

el que sólo así puede
jinetear con travieso desdén 
las carencias que todavía no existen
O puro llanto y risa
aunque le partan la cara
 o el caballo de madera

o al perder un diente reciba
las mentiras sobre el ratón y sus
                                    tesoros  y
                el Ángel de la Guarda

o golosinas prohibidas
o manazos afectuosos
lo perturben

o sus papalotes se precipiten
hacia el final de su infancia y
   con ellos
    él caiga
por la borda    y aterrice
en un columpio
desde el cual le enseñen
a ver el cielo
y la poesía de la ciencia:
“todo cae por su propio peso”
        
II
         Un aplauso –que no escuchamos-
         de dos procreadores
         retumba en nuestro pecho
         y hace del bautismo   el principio de   una tragedia
         digna de vivirse.


 ® Ian Soriano