jueves, 23 de febrero de 2012

Zuleima Huerta presenta en Cada quien su boca de Palabras Urgentes (23 de Febrero 2012)

ZULEIMA HUERTA

NO ES UNA DECLARACIÓN DE AMOR: SINO DE MUERTE.

La oscura soledad de hoy
Me sumerge frágil en los mares de ayer,
Buscando aroma esperanza
Intento poder sobrevivir.

Navegando entre mis lágrimas
Busco algo en que creer…
Dentro de esta fría-falsa-realidad
Todo parece más turbio.

Me golpean al pasar
Las promesas sin cumplir;
Pasan lento, tocan suave
Y se van sin despedir.

Va cayendo mi ilusión
Escurriendo mi paciencia,
Moja lento mis mejillas:
Mis ganas de tenerte otra vez.

Entre nubes de dolor
Encerré mi corazón;
Aún sigo buscando la fuente de los deseos…

Tal vez en otra vida
No muy lejana a esta.
Pueda encontrar tu moneda
En la que perdiste el amor.

Así en la eternidad
Podré arrojar mi dolor
Junto a la moneda de fé…

Ahora sólo me queda
Esta insípida alegría,
Con la que me guío por la vida
Que tomaste por error.

Intentando desvanecer
Las marcas que dejaste,
Petrificando así el ardor del tiempo…

Y es el momento
En el que voy tras el ocaso
Porque sé que la resurrección espera por mí.

MIS OJOS.

¡Te quiero rojo! ¡Te quiero azul!
¡Pero más te quiero verde!

¡Verde! Como el infinito,
¡Verde! Como el mar,
¡Verde! Como la sombra que
Acompaña mis silencios.
¡Verde! Como el cristal.

¡Verde! Es mi deseo hacia ti,
¡Verde! Es mi pasión por sobrevivir,
¡Verde! Es el lazo que me ata,
¡Verde! Me detiene el paso
Y me desangra.

¡Verde! Es tu recuerdo
En mis pensamientos,
¡Verde! Es mi tristeza
Al estar lejos de ti…

¡Verde! Se me desvanecen
Los momentos,
¡Verde! Me detuve a sobrevivir.
¡Verde! Es la promesa de adorarnos,
¡Verde! Regresaré para morir.



PARA HOLDEN…

-¿Adónde van los patos cuando el lago se congela?-
Me preguntabas como Holden
Al palpar huraños, tus días de cristal.

-¿Adónde voy yo cuando tú me dejas?-
No dejaba de llorar
Mi cabeza enredaderas…

Que me escurren de la nuca
Hasta poco antes de Noviembre.
Que me pasan por Febrero
Donde yo me enamoré.

¡Aquél verano!
Cuando escupías mariposas por los ojos,
Contando tus hazañas de papel de reciclaje;
Cuando tragaba las palabras dibujadas en tu frente,
Cuando mis oídos, podían aún interpretar.

De elocuencia me llenabas los sonidos…
De elocuencia carecieron mis sentidos…
De elocuencia te inventaste tus vacíos…
Y de elocuencia incongruente vas dejándote morir.

Y si Sallinger murió…
¿Te atreverás a ser valiente
Para darle a “Holden Caufield”
Un mejor final?



CUANDO SE AMA.

¡Rómpeme las brasas
Con tus ramas bruscamente!
Y libera la anaconda vigorosa
Que sedienta debe estar….

Palpitando va despertando
Al compás de contracciones;
Sumergida dentro de la catedral,
Su llanto cada santo derrumbó.

¡Se estremece la tierra!
Norte a sur, este a oeste…
La marea va subiendo
Hasta llegarse a desbordar.

¡Culpa a la luna!
Alcahueta de tu saña
Cómplice empedernida
Que de ti se enamoró.

¡Despelléjame ahora
Que tengo rica la carne!
¡Despelléjame ahora!
Y no después…

Que hirviendo esta mi sangre
Alocada por tu sed,
Que sedienta la anaconda
Por mis ganas de morder.


MÍO.

Podría matarte ahora…
¡Sería tan acertado de mi parte!

Podría asfixiar tu boca
Dejarla muda,
Sin besos para dar.

Debería arrancártela ahora…
¡Sí! ¡Debería hacerlo!
¡Debería guardármela!
Pues mía es…

¡Deberías regalármela!
Para así tomar conciencia
Que hace tiempo ya,
Es más mía que tuya…

Y cortarte la lengua
Para que no urge más
En alguna casa ajena.

Debería esconder tus manos…
¡No podrías volver a reinventar!
Dibujar cuerpos ajenos,
Sólo el mío: ¡Nada más!

Pues mío es el derecho,
Tu magia y tu placer.
Mías son las sensaciones
Que nadie ha de merecer.

¡Debo destazar tu cuerpo!
Así nadie ha de gozar:
Tus virtudes, tus secretos
¡A todas debes negar!

Tendré que comer tus ojos,
No hay lugar seguro más que en mí…
Ni lámpara, ni caja fuerte,
Ni siquiera el hueso de marfil.

Debería matarte ahora…
¡Voy a matarte!
Es lo que estoy diciendo…

¡Me voy y no puedo llevarte!
¿Acaso existe otra opción?


OTOÑO.


¿Y qué hare yo, sola,
Frente a dos cañones amenazadores
Repletos de furia, O peor aún,
 de indiferencia?

Y ya no estará él para defenderme.
-Ahora es agua de otro mar-.
¡Tendré que ser valiente!
O dejarme sucumbir…

Y llenarte de palabras
Tu estremecedor silencio incómodo,
Y llenarme de estrategias
Para que aún puedas fijarte en mí.

Piel nívea, color de nácar,
Monumento esculpido en marfil.
Los bucles de sol fluyen
Por la erguida espalda…
Arrancando los suspiros
De tus presas a inyectar.

¿Por qué no me matas de una buena vez?
Tal vez así sería mejor…

¡Sedúceme! ¡Tortúrame!
¡Desquíciame! ¡Transfórmame!
¡Trastórname! ¡Obsesióname!
¡Enajéname! ¡Tranquilízame!

¡Bésame!
 Hasta que ya no pueda respirar…
¡Hazme sangrar!

¡Hazme revolcar de dolor!
De tanto goce, de tanto amar…
¡Hazme delirar! ¡Hazme tuya!

¡Hazme vibrar!
¡Apacigua todos mis dolores!
¡Vuélvete mi único dolor!
¡Mi único amor!

…pero hazme sentir: provócame algo.
¡Lo qué sea! ¡Pero provócame!
Que esta noche muda
Quiero perder la poca cordura que aún me queda…

Pero… ¿Por qué te quedas quieto?
-No estoy sintiendo nada-


BRISA FRESCA DESDE EL NORTE.

Cerré atenta los ojos
y sentí llegar la brisa fresca desde el norte,
de ahí, de donde nace tu amor.

Un escalofrío
recorrió mi cuerpo azul
salpicado de restos de luna,
destellos púrpura
que saboreé al amanecer.

Me escuche gritar
y sólo pude apretar fuerte
los puños llenos de rabia,
reduciendo mis sentidos
a una simple picazón.

Escarbando en mis memorias
hallé tu recuerdo indiferente
¡holocausto gris!
que no supe descifrar.

Me estremecí al palpar tu ausencia,
la misma que lloré
cuando estuviste aquí...
apreté fuerte mi pecho
para ignorar el terrible cólico
del que eran víctima los retazos
del que fue mi corazón.

Me mojé los labios incrédulos,
muertos de sed.

Una gota ya marchita,
escurrió desde el lagrimal
hasta la punta de mi pie...
y entre la roja maleza,
me encontré un cigarro tibio
y lo fumé;
consumiendo tu crueldad
cada una de tus caricias frías,
escupiendo humo de dolor
de mi soledad junto a ti...

Y en la punta de la montaña
donde tantas noches te amé
mientras te amabas a ti.
Cerré los ojos,
y me deje envolver
de brisa fresca desde el norte;
una vez más,
me deje envolver por ti, de ti...
brisa fresca desde el norte
de ahí de donde nace tu amor.


MADRUGADAS.

He vertido entre tus venas
La punzada de mi espera,
Inyectándola infraganti
Por tu par de perlas negras.

La belleza del ocaso
Evoca el prometido lazo,
El ósculo interrumpido
Que en mi hombro se encarnó.

¡Hombre canino!
Espectro o águila…
Las raíces de mis plantas
Desesperan claridad.

¡Hombre canino!
Cual pecho de nácar,
La espera se anidará
Bajo los granos de café.

¿Acaso no ves,
Qué jugoso el fruto está?


EL ENIGMA DE TUS OJOS.

Llevo un siniestro pensamiento
La laguna de tu ausencia
Que destaza lento.

Tengo un poder que no comprendo
De petrificar el tiempo
Que arde, al lastimarme.

Y es que hoy
Tú ya no quieres seguir,
Y me dejas así:
Sin ganas de vivir.

Esperando que tú quieras venir,
Muy consiente que a ti
Te gusta mentir…

Me sumerge fría el miedo
El enigma de tus ojos,
En los mares de lo incierto
Perdí sensibilidad.

Eres como un sueño,
Tan vacío como un eco;
Que retumba en las paredes
De mi oscura soledad.

Susurrando en el espejo
Van vagando mis complejos,
Te busco y sólo encuentro
Ruinas de tu deslealtad.

Por más fuerte que hoy parezcas
Mañana encontraré tu debilidad.
El enigma de tus ojos
Yo lo he de descifrar.

¡Al final emergerá!
¡Yo lo he de descifrar…!

Llevo un absurdo complemento
El elixir de tus sueños
Que matiza versos.

Tienes mi felicidad en tus dedos
Que manejas como un juego,
En el que siempre pierdo.

¡Yo ya no quiero quererte!
¡No quiero tenerte!
Yo quiero matarte…
Sin lastimarme.

¡No quiero tenerte!
¡No quiero quererte!
Quiero asesinarte…
Sin lastimarme.

®Zuleima Huerta

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