jueves, 2 de febrero de 2012

Jesús de la Peña presenta en Cada quien su boca de Palabras Urgentes (2 de Febrero 2012)



JESÚS DE LA PEÑA


PARA MATAR LA SOLEDAD Y ENGAÑAR A LA MUERTE

Provocar la catástrofe es la única forma de esclarecer  la penumbra,
esclarecer la penumbra ,es engañar a la muerte.
Hay que saber ser parte  del incendio,
remolino  del demonio
espiar  cuidadosos el santuario donde se baña la diosa,
hacerle el amor en la imagen,
venirte con el corazón
 amordazado en la boca .
Hay que Invitarle el café al diablo
Intercambiar algunos textos
persuadirlo para que no abra el capullo de la mariposa
y  no dance entre las hojas
revelando tus secretos .

Hay que saber soltar la pluma
cuando la inspiración se torna vieja ;
 Llorar como los niños
espantados por lo oscuro.

Cambiar poemas por brasieres, medias, corazones,
lágrimas, suspiros, noches, faldas
Y lunas.
cambiar poemas por labios rojos, verdes, amarillos,
azules, finos, rotos.
cambiar poemas por colchones con mujeres incluidas,
sábanas tatuadas en espaldas mariposas.

Hay que sentir la herida sobre la espalda
sangrar desprevenido
arrancar el ego-cerdo 
para conocer el don.

Hay que ser crueles con sicarios del verso,
con pederastas del verbo
con asesinos de la acción.

Apostar el orgullo
en peleas de poesía
si son tres caídas
apostar por una más.

 Huir con un circo literario
dos,tres plumas en la mano
el revólver bien cargado
para balear la soledad.




Y YO EN LA GUERRILLA

En este mismo instante en que la noche envuelve los gritos guerrilleros de mezcal, ya debes estar peleando una guerra con perros en la cama.
Seguro ya encajaste tus colmillos, seguro te clavaron sus entrañas.
Seguro ya olvidaste mis disparos, perdiste el aroma de tu sangre, el color que Trotsky más amaba, color que saco a caminar sobre tus muslos y se seca en las batallas.
Bestias en las marchas, yo corriendo en la guerrilla, tu hincada en el espejo
yo buscando que tragar, aromas a desierto, mariposas exiliadas, mi lengua que te extraña

Tu grito imperialista
yo arrastrándome en la hierba, el mordiéndote las piernas
yo huyendo de las balas, tu aullando entre su cama
gritos y esqueletos, la muerte y sus parvadas, mis noches en batalla.

Mi grito comunista
tus gemidos en el puerto
yo cargando mi fusil, el perdido entre tus senos.




APOLOGÍA DE LA MOSCA

Emprende vuelo la mosca
majestuosa emperatriz
de la mierda y el deseo.                 
 Péndulo de un reloj
pertenencia de la muerte
oscila frente
a los ojos amarillos
del esclavo enamorado
de la reina
el que tiene la erección
que dará libertad
a los inocentes
peces
terrestres
navegando en telarañas
incestuosas ,
esperando viuda negra
que devore su futuro
esqueleto de
egoísmo .

Pasa la mosca…
Dragón citadino
que por fuego trae
desgracia
hija bastarda del coito
entre dios y muerte
bestia indecente,
trae penitencia
sobre sus alas.

Vuela la mosca…
transporta muertos
en sus patas
diosa de la polimerización
putrefacta en ataúdes,
campesina que siembra
a los gusanos.



CANTOS A LA MUJER FRIA

Mujer helada, anoche te confundí con cadáver
creí ver en tu muerte que besabas lombrices
 pero eran tus labios que aun rojos seguían .

Mujer helada, tu cabello escurría caracoles 
que sudaban palabras hambrientas de oídos
los escuchaba y se volvían cenizas
polvo de  mujer extraviada.

Mujer helada, de cenizas salió un gato que tu cuerpo lamia
y ahorcado cayo entre  tus hilos desnudos.

Mujer helada, cabezas de cerdo bailaban confusas
por que tus bellos pies las tocaron.

Mujer helada, lamento de cuervo trajo el zopilote
y en cicatrices reencarnaba
tu  oxidada silueta de enero.

Mujer helada, aspas de barco fantasma destazaron sirenas
mis labios sobre tu espalda.

Mujer helada, mis manos ya no existen
 niños hambrientos las devoraron
tu  tiempo sobre cadáver .

Mujer helada, con  fauces de bestia asustada
te arranco a pedazos del zopilote que ya tragada te tenía
porque no eres mujer muerta, eres mujer helada.


El incendio que dejó

La tatúo lejana en la espalda propia
le construyo un templo de hambre
o voraz antojo de su encuentro
donde serán las flores quienes le resen
suplicando la humedad de su demonio.

Le dije que emprendiéramos la huida
en algún puerto lejos de Troya 
que como Aquiles
le rasgaría el cielo con la espada
para hacerla lloviznar
y con neblina le cerraría los ojos
para que soñáramos la cama.

Ahora una estrella le ladra desde abajo.
ahora un trueno la sueña y la bosteza
maligna, inexplicable.

Bailando un tango pasará el cuchillo
por este solo cuerpo
presumiendo la maldad femenina
retratando el vestido,
la roja prenda  que usa la muerte
cuando una mujer se despide.

©Jesús de la Peña

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