Katayama, Kyoichi, El año de saeko, Alfaguara, México, 2011.
Shun´ichi es programador informático y aficionado a fotografiar gatos; Saeko, su mujer, se encarga de la reposición y el mantenimiento de tres máquinas expendedoras. Se conocieron cinco años atrás, cuando eran vecinos, y él se enamoró de ella por su llanto. Desde entonces llevan una vida apacible, hasta que una petición por parte de la hermana de Saeko trastocará su mundo cotidiano.
En El año de Saeko, Kyoichi Katayama, autor japonés contemporáneo, nos habla del difícil anclaje de dos seres en el mundo. De su vida diaria, con sus tristezas y alegrías, con sus angustias, con su amor, sus soledades e incluso sus desvaríos. En definitiva, con su pequeña felicidad. Y, frente a la vida cotidiana, el autor contrapone la Vida –esa que pensamos con mayúscula–: el ciclo de la vida plasmado en el paso de las estaciones. El hombre como un elemento más de la naturaleza.
La concepción que muestra el autor de El año de Saeko sobre la vida y la muerte, sobre el paso del tiempo, sobre el simbolismo de las imágenes que evoca, sus reiteradas citas al budismo, su alusión constante con la espiritualidad y cultura chinas no sólo beben de la estética y espiritualidad japonesas, sino que señalan un camino posible para encontrar nuevos sentidos a la existencia desde la cotidianidad asfixiante de los personajes que la habitamos.
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