martes, 30 de marzo de 2010

MIROSLAVA FIGUEROA PRESENTA EN "CADA QUIEN SU BOCA" DE PALABRA URGENTES (1 ABRIL 2010)

de su libro "Poesía Gótica para una Noche"

El ocaso de una quimera

El sentir tus labios,

el sentir tus besos,

algo que antes despertaba

tantos sentimientos…

Ahora tus labios tocan los míos,

el tener que sentir tus manos

recorriendo mi piel;

no siento nada…

Todo aquello que antes despertabas

esta muerto;

enterrado en un infierno

lleno de oscuridad.

Un abrazo que antes me decía

que me amabas,

es efímera demostración de deseo.

Todo ese largo instante,

donde tú sentías que me tenías,

que me entregaba a ti,

era tan falso como tú.

Mientras tú disfrutabas

y saciabas tu deseo carnal;

mi alma y mis pensamientos

se encontraban en un mundo distinto,

donde mi corazón gozaba de tranquilidad.

La bella noche se ha llevado mis recuerdos,

la hermosa luna,

me ha cubierto con su manto

y me ha dejado una eterna paz.


Y la vida debe continuar… poesía en 3 actos

de su nuevo libro

Y la vida debe continuar... poesía en tres actos

Eclipse Eterno

Tus dedos descubren el sendero de mi piel,

abriéndose paso con rumbo al éxtasis eterno,

seduciendo en cada caricia,

proporcionándome ese elixir de placer

que envenena mis sentidos

provocando la pérdida de la cordura,

sacando a flote

los más salvajes y oscuros deseos.

Tus labios reparten besos por mi piel

intoxicada con las mieles de la pasión.

Tu lengua saciando la sed,

en la fuente de mi cuerpo,

el sudor fundiéndonos

en el eclipse eterno;

en un solo grito de satisfacción,

en un solo latir que nos consume

lentamente en esta opaca habitación;

donde reina esa enfermedad

que nos intoxica

cada vez más,

este deseo nos consume

y nos acompaña

hasta la eternidad.



Epitafio de amor

El calor de tu cuerpo,

el sudor de tu frente,

el hedor de tu sepulcro…

No puedo evitar, sentir

que estás presente,

no puedo evitar decir

que siempre estas junto a mí.

No se si estoy loca o desazono,

lo que se, es que

me estoy consumiendo,

me estoy muriendo,

por cada momento en el que no te veo.

Sólo puedo decir;

te amo, te deseo

y te espero hasta sucumbir,

aquí, sentada en mi tumba fría,

hasta el fin del mundo

hasta que ya nada exista.

Miroslava Figueroa

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