lunes, 8 de julio de 2013

Victor Lovera presenta en Cada quien su Boca de Palabras Urgentes

VICTOR LOVERA

Este es el link de la entrevista:

Enemigo de los pájaros
Al llegar a este mundo,
me recibió un aterrador silencio
de hospitales y sábanas;
me ayudaron los gatos y los grillos
a olvidar dicha afrenta.

El dolor (el silencio) de las frutas
sacramentó mi boca;
mas no pude dormir
sin la música astral de las esferas,
sin las ratas inquietas
tras las paredes muertas de la risa,
sin la ambulancia abrupta
o sin el taconeo de los años
hasta que el ruido fue mi fortaleza.

Me declaré enemigo de los pájaros
porque no son capaces
de cantar todo el cielo
para evitar que asome su amenaza
el silencio final, definitivo.

Cuando el olvido atrape,
con sus rejas de hielo,
los sonidos espesos de mi mundo,
juro que gritaré:
“¡silencio que la muerte, que el silencio!
¡la muerte si el silencio si la muerte!”,
pues si nombras a gritos el silencio,
silencias a la muerte.

Bisonte
Aselvado en tu estepa
intento aire,
pero tanta terredad me sombra
como crines la nuca
o ramas las pupilas.
Tengo el deseo pleno y vigoroso:
la bestia se pasea
con la sangre a rugidos
y el pelaje oleando
de espumas la negrura.
¿Cuándo te poblaré
la llanura de semen?

¿Cuándo el bisonte
traspasará el Plioceno
de tus piernas?

Ya vendrán Agosto y Septiembre
con la zancada larga
y firme sobre ti
arrojaré un ejército de cuernos
hasta que bufes…

o quizá nunca lleguen
y se seque la bestia
con su sangre hecha ramas
y el deseo estepado en tu llanura
de semen despoblada.

Tus senos son dos águilas;
terreno montañoso
de caricias resecas lo demás.
Hogar de tu altura:
letra egipcia;
pezones en gancho
pescando Rómulos:
La leche rapaz que me fermenta.

Erosión eólica erosión tu tránsito cegesimal,
sobre mí la garra y en el resto tus ojos.

Tus senos son dos águilas;
la serpiente descifra
tu grieta rococó.

Mientras duermes

Por las noches contemplo ensayos de tu muerte.
Cubierto de sombras
tu cuerpo es un bloque de pasado,
un meteorito en mi cama silenciosa,
un accidente, amor frío.

Yo me salvo en la expansión de tus costillas: única señal de que esto es sólo un simulacro; entonces te despiertas, repentina, y me ves con tus ojos aún colgando de otro mundo; me sugieres que duerma y vuelve a abrazarte tu quimera.

Tu cuerpo trazo de carbón
luz apagada
antítesis del humo.

Entonces me siento tentado a inaugurarte como templo de hormigas — ¡que peregrinen todas!—. Deseo ver sus patitas escalándote el monte; a la reina, refugiarse en tu ombligo. Una hilera de hormigas que no encuentren expansión de tu cuerpo donde salvarse.


Navegable

Rozar tu Danubio,
que me des-en-boca sus pantanos;
abrir tus riberas
a lenguas de distancia;
llegar al sumidero
y desaparecer.

Recuéstate en Rumania
y me devoro todo Dunarea:
en barcos trans-oceánicos
te trecho el Mar Negro.

Promesa rota

Abajo el vuelo dado
de las voces
casi ocásicas,
casi secas y castas
de tu boca:

qasidas y qasidas                               
                                                agrias,             
                                                                                    de hueso mullido
                                                                                    y reseca carne.

  
(Me caí de la nube en que anidaba)
  
Abajo el duelo, vado
de las cruces
astilladas
por las sectas y castas
de tu roca:

quinientos años                                  
                                                rotos                           
                                                                                    y mi hueso mullido
                                                                                    y recarne.

Entre fugaz y eterno

Me cegó el cielo
ciego de tanta noche;
con mis manos
enterradas de estrellas,
del amor escondidas
(cerquita del olvido),
arranqué mis párpados.

Se borraron las orillas:
el perro y mi rabia
son la misma cosa.

Entre fugaz y eterno
mi mediopunto  se apalabra,
con el coágulo
cuerpo la memoria;
ese de luz viva,
de luz vulva,
de la luz luciérnaga:
fugaz y eterna luz
que duerme siempre
bajo sombras.

Reclamo entonces
el infinito a los espejos
y me aprisiono
de rejas y entre rejas suplicantes;
endureciendo las aguas
que olean en el ojo
me borro todo,
desdoblándome todo
fugaz me ente eterno.

® Víctor Lovera S.


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