lunes, 7 de mayo de 2018

Jazmín Salmerón presente en "Cada quién su boca" de Palabras Urgentes (7 Mayo 2018)


JAZMÍN SALMERÓN

SOL Y RESPLANDOR


Pudiste no ser luna de una sola noche,
sol y resplandor.
Pudiste ser canción para el oído,
eco en mi interior.

Pudiste ser, sí,
algo más.
Una caricia en mis versos,
religión;
algo más.

Pudiste llevar mi nombre en tu pecho
y en el mío reposar sediento tus lamentos.
Beber de mí,
comer de mí,
respirar de mí.

Pudiste caminar a mi lado bajo la oscuridad
y apostar con el tiempo a que esto no iba a terminar.
Pudimos sentarnos a escribir canciones
y a escuchar en la distancia
el grito de nuestros temores.

Pudiste ser, sí,
algo más.
Sentir de mí,
amar de mí,
algo más.

Pudiste no ser viento y vacío,
tristeza y soledad.

Pudiste ser mi mejor amigo
y terminaste siendo
mi inicio y  tu final.



Amarte cuándo quieras,
cómo pueda,
cuándo sea.

Amarte con las manos,
con los ojos,
con las piernas.

Amarte si es posible cuando el sol aparezca,
bajo un cielo azul,
una tarde roja,
o una noche negra.

Amarte por amarte,
por cariño,
por espera.

Amarte por deseo,
por antojo,
porque quieras.

Amarte si es posible empezando la primavera,
injustamente,
inmensamente,
frente a ella.

Amarte así,
sólo así,
amarte siempre,
eternamente.


TODO SE RESUME A TI


Todo se resume a ti.
Cualquier hoja blanca,
verso, aliento.

Todo eres tú y su consecuencia.
No está de más anunciar
la impotencia que causa tu distancia,
mucho más tu ausencia.

El cielo parece menos infinito
y perenne si escucho tu voz.
Pero a veces lloro y me entristece
porque sé que estás y no estás,
a mi lado pronto llegan
los recuerdos de labios ajenos.

Todo se resume a ti.
El agua, la tierra, mi llanto,
el viento.

Me visto para ser poeta
mientras tú te desvistes
como extraño ante los ojos
curiosos y lejanos que te miran.

Siento desesperación y sé que
soy capaz de arrancarte la vida
en un beso,

pero no me atrevo.

SONRÍE, MUJER


O lo dejas llegar, o lo dejas pasar, o lo dejas irse.
No hagas más de lo que no puedes hacer.
No te disculpes, no te culpes, no te quejes.
No te lamentes por sus pasos lejanos,
sé libre, quiere lo que tienes,
acaricia el rostro de quien te ama
y róbale un beso a la esperanza.

Que mire hacia ti,
que te vea fuerte, valiente, dispuesta.
Avanza, camina.
Siente el dolor y la tristeza,
descúbrete sola
y después llora hasta quedar seca,
sin gota de agua.

Entonces te levantas,
decides y caminas.
Que te vean hermosa, inmortal,
cual palabra escrita.
Vuélvete inspiración y vida,
sonríe mujer,
por lo que más quieras.

Sumérgete en los brazos del tiempo
¿qué puedes hacer además de nada?
Sal, ámalo, encuéntralo.
Saluda a un extraño.
Si no hay respuesta, acéptalo.
Otros mil ojos miran,
otros mil corazones sienten.

Equivócate, arriésgate, pierde.
Confiésate delicada, una rosa.
Analiza, desmorona, pártelo
en tantos pedazos puedas.
Sufre hasta perderte,
hasta el hartazgo.

Renace en un poema.
¡Sonríe mujer!,
por lo que más quieras.




No soporto el silencio en esta casa,
me recuerda tanto a ti,
tanto a los ojos bellos que te enmarcan,
a la soledad en mí.

No soporto al corazón que te guarda dentro
ni a la inocencia que se encuentra
en la canción de mis sueños.

No soporto ya escuchar tu nombre
proveniente de mí;

y ver llegar la impetuosa noche,
justo como ahora,

cuando no estás aquí.

 

MORIRÁS EN MI VERSO


Morirás en mi verso una de estas noches.
Caerá tu cuerpo al vacío trémulo
de mis palabras.

Verás oscuridad donde sólo nacen llamas.
Leerás mil veces el mismo poema,
escucharás el mismo silencio.

Y yo, cruel, insana,
te guardaré secretamente
en cualquier libro
para que nunca nadie te encuentre jamás.





LA PRESENCIA DE TUS OJOS


Me acompaña esta noche
la presencia de tus ojos.

Un mundo gira
y se vuelve inmortal
cuando sostengo en mis labios
tu nombre.

Un par de segundos,
una hora,
todo el tiempo.

Mientras tú
deseas más que cualquier otra cosa
en el mundo
beber mis ansias y hundirte,
impetuoso,
en mi cuerpo envuelto en llamas.

Me acompaña esta noche
la presencia de tus manos
que pactan con mi piel
la forma de tocarnos;

sin llegar al corazón.




Yo sé bien que
nunca podré estar
entre tus brazos,
ni en tus pensamientos,
no como yo quisiera,
al menos.

Podré escribirte miles,
cientos de poemas
y nada en el mundo
me podrá asegurar
que algún día tú los leas.

No será justo que te llore
mientras tú juegas
en los labios de otra,
esperando recibir algo de ella,

cuando puedes recibir todo de mí.


MUSA


Era yo la que estaba pintada en ese cuadro
media desnuda,
con un verso en la espalda.

Ninguno se dio cuenta de eso.

Yo caminaba y parecía
que no era la musa de esas obras
(aunque aparecía sólo en una).

Todos me ignoraban,
hasta me pedían permiso
cuando no les permitía contemplar a gusto
tan majestuosos cuadros.

-¡Ingenuos!- me dije a mi misma.
Llorarán cuando mi verso gane un nobel
y el pintor muera de tristeza por mi culpa.


FINALMENTE


Inmensos,
sus ojos,
nacientes de mis días.

Iluso
su rostro,
volviéndose alegría.

Insistente el recuerdo
de lo que pudo ser.

Yo que quise convertirlo en poesía,

finalmente,

nunca lo fue.



® Jazmín Salmerón. 

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