lunes, 4 de marzo de 2013

Dolores Reyes Heredia presenta en "Cada quien su boca" de Palabras Urgentes


MARÍA DOLORES REYES HEREDÍA

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Tus labios                                                                             
ya no humectaron los míos
dejando que este barro se agrietara
y este suelo
estéril se haya tornado
el amor no concibo
mi jardín con sus rosales
marchitos se encuentran
cactus germinan
de esta tierra árida
que me he convertido.

Besos de salamandras

Mis paredes se derrumban
las vigas crujen cual lamentos.

Puertas y ventanas
desvencijadas por el vaivén del viento
son brazos abiertos
esperando el retorno de mis habitantes.

Temo ser derribada y pido auxilio
todos se han ido
llevándose mi grito.

El silencio solfea por doquier
el polvo maquilla mi faz.

Ausentes se encuentran
la ternura
besos
pasión
y deleite.

Nuestro amor
cuenta con bases firmes
las mismas de esta casa.
-Decía-
mientras mirábamos
pasar las horas
mas yo pensaba:
¡No!
Mis cimientos son frágiles
la influencia de su amor
me fortalece.
¡Mentira!
Todo era mentira
un soleado amanecer
fue teñido al gris.
La  luz de mi interior se extinguió
desatando una tormenta.

Mis habitaciones
cerraron oídos
aun así escuchaba
cómo
los enamorados lotos
improperios
        desgranaban

percibía gemidos
de angustia y dolor
El agua de mi congoja
se infiltró por el techo
sin nadie comprender
que eran perlas de quebranto
remozando las fisuras
de este cuerpo
que un día fuera hogar.

 Es innegable
             que en el
derrumbre
                     
                   sigo en línea recta
                             hacia el
deceso
a la par de su amor.

Deshabitada ya no escucho
el susurro de sus labios.

En mis paredes vacías
crecen los besos
de
las
salamandras.

 Tormenta nocturna

La noche
se hizo  trizas en mi vela
-lloraba-
esperaba tu llegada
escuchando el desmenuzar de segundos 
en el cansado reloj
de mi pulso.
Los tragaluces
me causaron heridas candentes.

Silencio interrumpido
por cuchicheos de gotas
 -llanto  lastimero-

La soledad de aquella noche
se quedó conmigo
paladeando el sabor del mar
porque tú
¿llegaste?
Jamás.



Estoy bordando sábanas
con la aguja de mi agonía
a paso lento
llego a la rivera del silencio
en ese cauce mi voz navega

cuando haya cruzado las aguas
escucharé tu postrer sollozo
al recordar mis últimas palabras.



Navegan sus nombres                                                         
en las páginas de mis recuerdos

se fueron al destierro
llevando consigo mi alegría

me quedo a masticar ajenjo
inhalo incienso
silencio y soledad.



¿Por qué?

¿Por qué no despiertas?
¿No te das cuenta la falta que haces?

¡Basta de bromas
no juegues con nosotros!

¿Por qué se apagaron tus luceros?
Este suelo clama por la refulgente luz
que esparcías sobre su faz.

Quisiera que los pálidos centinelas
dejaran de llorar
 ¡mas no!
candentes e incesantes lágrimas
se deslizan por el rostro de ellos…

Las flores
asoman  el rostro de melancolía
el rubor escapa de sus pómulos.
Su brillo
queda suspendido.

La música enmudece
compungida por tu ausencia.

En los arbustos
el otoño se deja sentir más abrupto
el dolor ha demacrado sus hojas
y con profunda pesadumbre
se desmayan.

¿Por qué?
Si apenas media vida
cargabas en tu haber.


Asientos de café

En cada taza de café
observo tu rostro
y
en cada sorbo
los nudos
en mi garganta
se
tejen.



Cruza la tarde
sus brazos

ahoga un grito
al tumulto de soledad

mira con angustia
que acecha la noche

se consume el rostro de la tarde
por la sal del silente río.


Ahogo mi voz                                                                     
en el silencio
que has dictado

agonizo al escuchar las palabras
que nunca pronunciaste

ahora que habitas en las nubes
escucho el canto
que trae la soledad.




Oruga                                                                                     
en metáfora de mis versos
                                   te sumerges
tus piélagos inundan estas islas
                donde se aspira tu aroma
donde subrayan tu nombre las palmeras          
sirenas retienen tus letras
                                 con ellas escriben su amor
eres mi poesía
             porque las perlas que en tu faz destellan
                                también mi senda enfocan
cuando la influencia de tu dermis
en la mía reposa
                          trastoca mis sentidos
mis labios
              de tus mieles se deleitan
mis noches adolecen de quinqués
mas tu presencia
                           suple todo
en silencios nocturnos
                                 tu voz surge
                                        cual sonata seductora
eres mi poesía
porque mi realidad la innovas
    porque a la oruga de mi vida
la tornas
                 mariposa.




Virgen
era la mar de mis sentimientos
cuando a mí llegaste
mis sentidos
atropellados fueron por tus latidos
y la marea se desató
en el titán de las aguas

me subyugó tu pasión
tu piel ardiente
encendió mi hoguera
e hirvientes
se convirtieron mis veneros.




Vayamos
en la misma dirección
amémonos sin tregua
la cortina del ayer cerremos
y sea el júbilo de nuestras demencias
deja que mis labios se deleiten
de tus néctares
en horas forasteras
déjame inhalar tu aliento
que pueda mirar en tus cristales
dejemos que lienzos nocturnos
en su ebriedad
nos envuelvan.




Juguemos
tú siendo mar yo tu playa
en tus profundidades
las borrascas atrapa
cuando sientas que te asfixian
arrójalas en mis arenas
que sedientas
esperan de ti.


La voz del silencio calla
cuando mis gemidos rasgan la noche
Las riveras se anegan
ante el loco frenesí
vorágine  de mis fuentes
vertientes dormidas
que entre las mechas ardientes
de tu locura
despiertan.


®María Dolores Reyes Heredía

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