jueves, 3 de mayo de 2012

Rocío García Rey presenta en Cada quien su boca de Palabras Urgentes (3 de Mayo 2012)


ROCÍO GARCÍA REY

LAS PALABRAS CAYERON
Las palabras cayeron
como el azul  cayó
de un cielo siempre desconocido.
En cartas
Rosa Luxemburgo
se lamentó del frío.
En cartas...
al caer la tarde se anunció la ausencia           
Ahora escribo
ahora recuerdo
Me conforta mirar de nuevo la historia
suspendida...
congelada
II
Arraigarme a las palabras
hallar el eco en cualquier fuego
antes de ser pira
arraigarme a las palabras
que su sonido desempolve el miedo
pero en cada esquina está el olvido
y está la ciudad ocre desafiando a la nada
y en cada esquina hay también
una fotografía cuyas imágenes me tragan.           
III
Añoro una ciudad pintada de lunas-ámbar
añoro la ciudad ...
leve recuerdo           
IV
Hay una sacerdotisa que guardó el nombre
de las avenidas
y a veces aparece en lúgubres pasillos
para nombrar el otoño.
V
Extraño la ciudad
y la cuarta noche.
VI
A los veinte caminaba queriendo amarrarme al barco
y ahora navego por los pasillos del silencio.
                                                                                                            A pesar del frío
                                                                                                Rosa Luxemburgo
se aferra a la memoria.






MIEDO

Hay un miedo capaz de desangrar ausencias
hay un otoño detrás de las oficinas grises
y no acierto a repetir el nombre de la lluvia
y no acierto a ofrendarle mi desnudez a la noche
hay una ausencia de mi nombre
que llena de miedo a la tarde.
Soy un cuerpo oxidado
soy un cuerpo bañado de nostalgia
y no puedo recuperar las palabras perdidas en el tiempo
y no puedo recuperar el árbol que creció
delante de mi ventana.
deambulo en los territorios ocres de la ciudad
me adhiero a un improvisado espejo
para ver la lejanía de la lluvia
el barullo desempolva mis pasos.
Hay un miedo capaz de cubrir ciudades
hay una ausencia detrás de los otoños
hay una mujer que vierte su nostalgia
en cualquier oficina gris
y en cualquier calle sin ventanas
hay una ciudad y hay una mujer
que no se atreven a repasar su historia.



ALICIA 

En esta noche
sé que jamás volverá a caber Alicia sin reloj
en tu jardín diminuto.
Alicia se esfumó sin darnos cuenta
ningún conejo ningún reloj.
Vuelvo a mirar tus veintidos años
en aquella fotografía a medio roer por el olvido
tus veintidos años desconocidos
se hilvanan a una ciudad que dormita.
¿Qué palabras te gustaría escuchar?
Máquina de coser...
pero llegó la noche sin darnos cuenta
frascos, pastillas, miedo...
Llegó el reloj de Alicia
y se posó en las hojas ya de por sí secas
no bastó la lluvia recién hallada
no bastó el sol.
Pero dime, ¿qué palabras te gustaría escuchar?
Texcoco, calle Santa Anna
¿Qué calles te gustaría inventar?
Colonia Martín Carrera
o resolana cobijando
el eco de tu soledad.
Calle olvido
calle hijos
calle nietos
y tu amor
¿Dónde pusimos tu amor?
¿Dónde pusimos el olor a grenetina
y a leche con azúcar?
Calles penumbra
hoy quisiera escribir el nombre con el que te llamé
desde los tres años
no me atrevo
solo puedo escribir
que en el desvelo del invierno
me acorrala el eco de tu muerte.


  

HERMANAS

En las noches en que se rompía la sonrisa y
en las noches en que la oscuridad se bifurca
no escucho las palabras           
y no sé si hay una infancia compartida
y en nuestras noches el tiempo se derrumba
cae a cuestas el moho de los años
como catedral antigua atestiguando la vida.
 ***
Éramos la trinidad de la noche
albas intermitentes del olvido
con la luz de la luna hecha trizas
en lontananza quedamos como invisible océano.
***
Hermanas, dispongamos el reparto de los sueños rotos.
Una fábrica que ensordecía al sol
sin darnos cuenta los años cayeron de cualquier y ningún olmo
los frutos consagrados fueron los del silencio
porque en aquellas noches la trinidad se envolvía en el miedo.
Palabras rotas como memoria intransigente.
***

Memoria a prisa memoria lejos
nuestra respiración se disparaba, se abría al pie de la nostalgia.
Como señales diurnas de la noche
como señales diurnas en cualquier punto lejano de cualquier ciudad
caminamos al desierto
páramo de soledad- tristeza muda.
 Éramos la trinidad de la noche
mamá y papá se habían extraviado
en el abismo doméstico de todos los silencios.
Exiliadas de la hoguera,
exiliadas de la fragmentación  del polvo.
***
Hermanas, dispongamos de nuestro pedazo de  mudez,
comencemos a repartir nuestro trozo de lamento.
Ahora mudas y con las ausencias gritándonos en todos los rincones
 y con las ausencias caminando sobre la cuerda floja,
seguimos siendo la trinidad de la noche.
Sin sol, el camino se sigue bifurcando.

®Rocío García Rey

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