jueves, 9 de septiembre de 2010

Adriana Tafoya presenta en "Cada quien su boca" de "Palabras Urgentes

Adriana Tafoya presenta en Palabras Urgentes: 9-sep-2010

Diálogos con la maldad de un hombre bueno

En cuestión de logros literarios, el que esté libre de pecado que renuncie a la oportunidad que le dan de ganarse un premio (…) o viajar gratis y con todo pagado a algún encuentro a emborracharse... A. Echeverría

El que no tranza no avanza

Dicho popular

Quién no quiere ser guapo y emborracharse

Quién no desea tener muchas mujeres y emborracharse

A quién no se le antoja conseguir mucho dinero, viajar y emborracharse

A quién no le gustaría ser el primero en todo, tener mujeres muchas y emborracharse

Quién se resistiría a una maleta llena de billetes, quedarse con el derecho ajeno

y emborracharse

Quién no se emociona con la idea de ser el primero en todo, ser guapo,

acostarse con niñas y mujeres, viajar, tener mucho dinero y emborracharse

Quién se aguantaría las ganas de tomar el dinero ajeno, meterse a la casa grande, tener

a la mujer del amigo, acostarse con hombres, niñas y mujeres, viajar bien vestido

y emborracharse

Quién no disfruta de sacar provecho, ser oportunista, buen ratero o abusador,

es natural disfrutarlo y emborracharse

Quién no es inteligente para saber que todo esto es humano y verdadero

Pero dime,

a quién no le extasiaría vengarse, cortarle los güevos a este alegre Casanova

recuperar su dinero, acuchillar a los amigos del ojete,

viajar a Europa con el rostro muy en alto

con la ropa llena de sangre

y después, ¿por qué no?, también emborracharse.

El derrumbe de las Ofelias

Desconfía

que tan importante es el silencio

que necesario es no callar

Del chapoteo de los lagos

desconfía, del murmullo de los ríos

del reflejo débil de los charcos

Porque mujeres extrañas

se sumergen en los mares

y en cada estanque la silueta

de alguna Ella

se encharcó

No son hierbas negras

los cabellos desmadejándose

entre nenúfares enmarañados

Son cabelleras destejiéndose en encaje

como viejas telas en el agua

Extrañas mujeres se ahogan en los estanques

y bajo narcisos, reposan

Sus cabellos en el agua se derriten

Se sumergen, tal vez

cuando el mundo

se hace incomprensible

y buscan respuestas tragando agua

Luego

sucede lo contrario

y con sus cuerpos nutren de sabiduría

al pájaro, dan color a sus plumas

al siervo que lame estas aguas, al hombre

que en ellas se refleja

Desconfía, porque ellas endulzan el agua

Se nutren las flores

enrojecen sus pétalos

ennegreciendo los capullos

se endurecen

ensombran el aguaje

huele

a hembras

Algunos creen, incluso, que se vencen

y flotan sobre el agua

sólo para verse hermosas

Sus pechos en el agua, qué delicia

verlas de dios esconderse

entregadas al sueño del agua

abren las piernas

y dios (desconfía)

no las protege

no las olvida

Porque dios no fue creado para las mujeres

Y eso es tan natural como hundirse en el mar

para ver desde el fondo

piezas de ajedrez revueltas

en el puñetazo de una ola

El matamoscas de Lesbia

Regreso agitada y burbujeante

presionando con los dedos

el cuello

del cristal que envuelve al vino

Regreso redonda y satisfecha

frondosa y perfumada

con las carnes tambaleantes

y envinados mis sabrosos frutos

él dijo:

me molesta tu perfil

de gesto seguro y suficiente

sólo eres una mosca gorda

mosca negra peluchuda

e inflamada

de siniestros pelos

Ruedo por la inmensa cama

Me desprendo de una tela

entallada y descosida

le confirmo

que soy negra y sucia

negra de carne dulce

carbón de azúcar

mosca exótica con vientre acústico

forrado de terciopelo

una cajita pequeña de resonancias

Confirmo que soy negra

y deliciosamente gorda

y que en alguna parte olvidé las pantaletas

él dijo:

me enoja cuando bebes

arrogante elevas el meñique de tu mano

eres perra añeja

que provoca

carnívoros deseos

dan ganas de hacerte tierra

y cocer un jarrón de tu barro

Sonrío

me acomodo y le reitero

que soy negra y mala

negra de labios gruesos,

que la forma de la hembra madura

se impone

y concentra la elegancia

de lo abundante,

le da poder al cuerpo

que tengo los pezones zarzamora

que estoy desnuda

y se me dibujan grietas

que adornan mis nalgas

con la textura del satín

él dijo:

me haces falta

Adormilada

abro las piernas

que atesoran mi sexo oscuro

inflamados sus pequeños olanes magenta

en esta flor clava su lengua

no me molesto con él

sé que tiene hambre

La belleza de empollar huevos azules

para desteñir de nuevo el cielo y entinte de mar el sol

Últimas palabras a Mariana

antes de ser destruida por el serrucho de la muerte

Separa el torrente de la cabellera

Mariana querida

y deja te penetre la belleza

(la verdadera)

La que desgarra por cuchillo de mil uñas

rebana músculos y se eleva hasta la mente

La que destroza mitos, la que aplasta deidades

La que destruye historias y falsos versos

en la hermosura de un trueno a la una de la tarde

y más aún, su voluntad el viento

azotando árboles, arrancándole

pájaros a los nidos

entregándolos a su fragilidad, a su inútil muerte:

tronido estrellándose música contra el cielo.

La longeva belleza Mariana

Cómo reconocerla cuando ella alumbra

O apaga los caminos de tu yo

que se destroza hecho trizas como el tiempo

yo embarrado al que pudo ser tu yo

Caracol dejando residuos de lo que pudiste ser:

el negro florecimiento de un cuervo para la inteligencia.

Aún sin saberlo

ella está ahí, desnuda sobre cenizas:

(la belleza) lechón negro en charola de plata

en el sudor frío de la piedra

en un sueño encharcado

en bocacalles y casuchas mojadas

en el chapoteo de los viejos y grandes barcos

destejiéndose rojizo mar

—limo descuajado en agridulces siniestras natas—

Ella estará ahí hecha mar

y en el mar sobre la arena (espuma)

guadaña que regresa

otra una y otra vez

para segar las piernas

de los que en paz caminan

descalzos, humedeciendo deseos

sin querer nada.

Vamos, separa los dedos

abre la mano y digamos

que si la belleza es manzana

y nace para morderse

muérdela, para de ella nutrirte, Mariana

y tener algo más que espíritu

algo más profundo que no el ánima

más interno [donde se realiza el Acto

que te da la esencia]

y no sea simplemente el alma.


poemas de Adriana Tafoya

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