lunes, 30 de agosto de 2010

Jueves 2 de septiembre en Palabras Urgentes; Refugio Pereida

REFUGIO PEREIDA

presenta en CADA QUIEN SU BOCA

“Cada vez me cuesta más trabajo desnudarme pero lo hago"

Defensa

Hasta con los dientes voy a defender las horas,
las tijeras que dan formas extrañas a los amantes,
cualquier arma filosa que nos abra del corazón al corazón.
Porque soy un ser de tierras florecientes,
habito en los ríos que cantan para las rocas
y las adormecen hasta la perpetuidad,
las he visto y no son ajenas,
sólo negras y frías y calladas, con sus labios ocultos;
una mina abierta de indiferencia.
Un caldero de los peores ingredientes desprecié
porque venía de una mano próspera de ortigas.
De pequeña jugaba con la tierra entre mis manos,
tiempo después descubrí
que se puede hacer moretones a la pared,
golpear con toda la fuerza las sombras de las nubes,
y volverlas más negras que sus amenazas de anegarnos.
No dejo de buscar la bendición postrera de las vides.
Haré lo necesario para que bebamos algo delicioso,
aunque nada más embriagante
que los pasos que das para venir a estas aguas,
tan mías, como raíces de plantas inevitables y enamoradas.

Me acerca el hambre


Aúllan los álamos,
como pluviales hilachos.
Me acerca el hambre a tu cuerpo
y el lenguaje cortante de la luna
me descubre
lamiendo, como animal, el salero.


No quiero un hombre desnudo

No quiero un hombre desnudo,
no quiero un antropoide con su olor de orquídea.
Quiero el rugido de las tinieblas selváticas,
quiero el animal hambriento sobre los hormigueros,
el zarpazo venenoso de su sombra y su carne.
Quiero todas las abundancias y su cabalgamiento.
Habla con su voz de ave abierta en la noche,
habla con su cabello de musgo
la señora de los asombros,
la distraída luz de los huecos de la fronda,
habla la danza esquizofrénica de un hato de hembras murciélago,
habla la devoradora,
habla la granate horda de luciérnagas que en mi pecho se aloja.


Soy una mujer que se emborracha

Soy una mujer que se emborracha,
feliz me hace el extracto dulce de las diez y seis hierbas,
no me apedreen porque necesitaré más alcohol
para curarme las heridas,
tengo algunas desde que nací,
los planetas no estaban bien posicionados
y a mí tampoco me importó dejarlos en su sitio.
Soy un éxito de bebedora,
soy la maestra de Baco,
soy el aguamiel fermentada,
soy la cantora del Departamento de mujeres,
soy un nido de botellas vacías.

Hechicera


Querida Olga Orozco, usted ha escrito los signos de la suerte
sobre el polvo de los desesperados,
abrió las ventanas de su casa
para que se cerraran los párpados de los amantes
y sus labios se atrajeran como el agua al precipicio.
El Loco, arcano de la guarda,
se sienta a platicar frente a las tumbas
y sus lágrimas son mucho más que lluvia pampera.
Nosotros, sus desconocidos herederos,
semillas calcinadas,
dejamos que nos acomode el viento como una hermosa
[escritura árabe,
esperamos una voz hecha de tierra fértil para las jacarandas,
esperamos que los péndulos lleguen a su destino,
que esos relojes de arena nos hagan llegar al momento [exacto del amor,
del amor que la madre puede prodigar a los arbustos y [sus ramas,
del amor que las calles ofrecen al sueño de la niebla,
del amor que acaba con nuestras comisuras
y deja un sabor a antigua menta.
Señora, acudo a su eco,
permítame contarle que me siento una extraña,
una enamorada que se acerca a usted
y se reconoce como una pequeña sombra.

Descanso
Acontecen las noches.
Bajo la luna,
fulgurante fruta de leche marina,
las viandas se hallan insolentes.
Después de liar pescados como flores
y barcos gemebundos por la herrumbre,
descansemos.
El vino es más sabroso
en tu boca.

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