viernes, 13 de agosto de 2010

Arturo Palma presenta en CADA QUIEN SU BOCA de Palabras Urgentes


presenta a ARTURO PALMA


El tiempo del aire

Las runas del lobo

desgajan mi cuerpo,

la granda transparente

truena donde el aliento

de la tierra sale.

Se meten las raíces,

blancas, en rocas de nube.

Con los hechizos del jaguar,

la abuela, hila cenizas de jade.

Sus sonajas rehacen la presencia

del mundo. Por los cantos del ocote,

exhala su saliva

el fuego púrpura.

En incienso se extiende

el humo del caracol.

Entre sueños me rearma

la abuela con sus cigarros.

¿Acaso existo, entre los cisnes de humo?

El suspiro que se contiene

entre tus labios,

soy viento,

pies que guían

a olas derrumbándose,

tan lentas nubes.

Las horas corren,

soy el tiempo,

derribo a las aves

y oxido a miles

de cometas.

Donde se procrean los sueños,

soy la noche.

Fantasmas refractados

entre sombras y polvo.

De las huellas en tu zapato

soy la tierra,

acampando entre las estrellas.

Si caminas, navego en tus pies

pues soy la noche

el viento, la tierra

y el tiempo.

Los negativos

Las sensaciones del anochecer crucificadas

en mis labios mezclándose en el alhelí: seda

carnosa del suspiro. Fumaré un cigarro

metafísico. Te subes a la bicicleta,

sospecho que es una nube. Fabricas un collage

en mi mirada

con tus nalgas

con tus cabellos

con tu cadera.

El humo espiritual sale del cigarro,

se mimetiza en el viento, lo inhalas.

La bombilla del cigarro se funde, me voy

a contemplar los negativos de las mariposas.

Agua

El agua entre aire y mosaico

va desgastando los recuerdos

de arena.

Los años se mojan entre la tierra.

Los invernales segundos

desvisten a la primavera

y se cansan de ello.

El empeño lleva palabras,

el mar las envejece.

De inmediato la lluvia

fertiliza la muerte.

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Soy el aullido que se cubre

de vacío entre las sombras

para despertar en corolas de medusas,

calándose las ideas sin eco

que oscurecen.

Entre bosques y vidrio

he desgarrado las nubes:

en el ojo de Dios esta la prueba.

He vuelto y cuando desaparezca

el dolor de tu vientre

se convertirá en fantasma.

Sombra

Mi sombra es polvo,

rocas de luz la llenan.

Veo luciérnagas

al expandirme

en su profundidad.

Llueve,

se forman rocas de luz.

Hecho esfera y polvo

el asombro inicia.

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Invisibles rostros

¡Qué ojos contemplan

aunque la pupila

esconda invisibles rostros!

¿hace cuánto olvide a las nubes?

Soy una ofrenda,

¿los dioses responderán

con un beso

en la savia que me alimenta?

No necesitaré más cuerpo,

pero si niegan darme reposo

encarnaré la eternidad con las manos,

fabricaré con las costillas y un cabello

la perfección de lo inexistente.

Con la noche pintada de sangre

las estrellas se evaporan.

Hoy es mi funeral,

las cenizas caen

como las plumas del otoño.

De nuevo las viejas canciones,

los temores atrás de mis párpados.

Las manos no me pertenecen,

son las de un muerto,

la vida derramándose en el suelo

y la sangre encadenada a la muerte.

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El escape

Es el último gran escape.

Se adelantaron las aves, las horas, incluso la luz.

Quedamos entre sueños, vanidad y oraciones.

El humo de la esperanza se disipa:

ni amores ni recuerdos sobreviven.

Lentos expiramos sin perturbar a la muerte.

Ausencia, sólo ausencia.

No hay suicidios,

es el gran escape que perdimos.

Las estrellas se arrojan al olvido.

Decidí irme tras ellas

con la muerte en mi espalda.

Mi cuerpo empieza a ser

agua, se ennegrece,

poco a poco

se me termina la carne.

(Los días y la memoria

se me escapan del cuerpo).

Mis ojos se cansan de existir,

escurren del rostro.

El Sol agoniza:

ante su soledad.

Al fin, destino me alcanza.

Las estrellas se encienden

en una procesión.

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A Paul Auster

La Nada reclama al mundo.

Las sombras

queman la noche,

y el silencio de lo dado

abandona lo dicho,

pero nadie

mas que tú,

lo siente.

Oscuridad de tormenta

y soledad de ola,

en el más grande desierto,

el de tus ojos.

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Fui un caracol de espuma,

pez, araña y hongo.

Un día me crecieron nubes,

me otorgaron un rostro del fuego.

Humea mi cabello.

Para ser un ancestro

soy humano hace décadas.

De las nubes guardé palabras;

conservo la vista del hongo.

Hace tres vidas, un brujo

me dijo mi destino,

ahora camino en la tierra

de lobos-fantasmas,

aunque mi memoria haga castillos

que remonten el vuelo

a Innisfree

los huesos de mis acciones

cumplirán una promesa.


Beso

Cuando cierras los ojos,

los árboles que se cansan

de andar evaporan sus almas.

Un beso para las noches

que vienen como un mar

al jardín de arena.

Por dentro, la voz difumina su significado,

como la luz de un eclipse.

La nube de tu lengua, difumina mi boca,

como pasos de barco en el agua.

juega en los pliegues de mis labios,

como el sonido de los corales agitándose

en un sueño crepuscular.

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Chief Joe

Eres los ojos del gran chief Joe

cuando mira el futuro en su pipa.

Una ceremonia entre árboles de arena.

(Me reúno con los abuelos

me crece el penacho

y danzo en el fuego.)

Entra la noche en tu silueta,

le salen arañas, cantos de incienso.

Las estrellas suenan cascabeles,

provocan visiones de jade.

La sombra de tu mano evita

que caiga.

Antes que el cielo, volveré a ti,

viejo de mirada,

fumándome el último rezo,

pues eres mi ceremonia de tierra y viento.

Los aullaperros

Los aullaperros se recuerdan lobos, lagrimean

la brutalidad del paisaje, tendidos cual bala y sangre.

Los aullaperros están porque agonizo

alcoholizado, en el patio, en el azar.

Los perros cierran mis párpados,

me dejan sus lagañas.

Los perros duermen

aúllo, veo mi cuerpo:

ensangrentada bala.

Las palabras del fuego

se guardan en los caracoles.

De la tierra y los antepasados

son el aguardiente.

Me remoja el cerebro.

Los búhos abren las alas en mis pulmones.

Me levanto a bailar entre águilas,

una salamandra de polvo se detiene,

antes que hilos argentos la desempolven,

se consume en el viento.

Cuando descanse no lo haré en la tierra,

el mar parece alfombra.

Me entiendo con la soledad

antes del olvido.

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Dios se tambalea

entre los escombros

del Universo.


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