lunes, 19 de octubre de 2015

Mauricio Jiménez "Moroco" presenta en Cada quien su boca de Palabras Urgentes. (19 de Octubre 2015).

Mauricio Jiménez "Moroco"



El Camión de la Mudanza

Llegamos con la vida en cajas
y llenamos la casa de cosas,
muebles, discos, libros.
La mesa por aquí,
                       la tele pa’llá,
que el estéreo suene en todos lados.
Los platos en esta gaveta,
                       los vasos en aquella,
pon el café siempre a la mano.

Adornamos las paredes con dibujos,
               rayones,
                   pedazos de poemas.
Desde aquí el espejo parece un cuadro...

Las cajas se vacían,
los cajones se llenan de papeles,
cuadernos, ropa, recibos,
y la casa vacía y ajena
se llena de nosotros,
        de nuestros humores,
                   nuestros besos,
                         nuestras peleas
y de pronto una casa cualquiera
se vuelve nuestra casa,
con nuestros clavos,
          nuestras manchas,
                  nuestras cortinas
                         y nuestra basura.

Pero a veces llega el camión de la mudanza
y nos piden guardar de nuevo
                           nuestra vida en cajas,
                    quitar nuestros cuadros,
            guardar nuestros libros,
      sacar nuestros olores
y vaciar la casa,
quitarle a la casa nuestra casa.

¡Carajo!
¡La mudanza es una perra
y un hijo de puta su camión!
¡Es imposible guardar todo en cajas!
Siempre se pierde algo,
un disco, un libro, un papel,
un algo que no sabes ni qué es
hasta que te hace falta.

Y al entregar la casa vacía
siempre se deja algo,
un clavo donde colgarán una réplica de la Última Cena,
una mancha que será borrada,
y ese algo que que no cupo en una caja.

Por eso duele volver a casa
cuando ya no es nuestra casa.



La Resaca

La boca reseca,
re-c-k,
la resaca me atormenta,
la tormenta me saca de quicio,
el juicio me asusta,
el vicio me gusta
degustar leopardos en tanga
y el tanguar de mandarina:
tanjarina tan tajante;
delante, debajo,
abajo de ti
el timbre suena,
sueñas despierta
—revienta un globo—
el bobo está lento,
el talento escondido;
jodido el diablo,
le hablo, a dios,
los dos responden:
«el orden lo altera el producto»
el fruto: manzana;
malsana obsesión,
  oblación,
¿o blasón?
 ¡oh, blasfemia!
la fe mía se agota
gota a gota,
la copa está rota,
la rota el arcano,
el mago con un tarro
de vino, divino
y dijo joder con dones…
don del solsticio,
soltó soledades
de edades con sed
y sedimentos…
mientras tanto
se las miento,
me lamento
y miento
al ser sed
sólo dos
y el uno para el otro,
sed nosotros
saciar su sed
de cerveza,
de ser beso;
ve solamente
la mente, ni lamenta
nicotina, mentiras
me tiran: ¡ah dioses!
me olvidan, me fraguan,
me friegan; frustrado,
mi hado adolece
porque duele
la carencia
de querencia
queriendo saber besar,
beber tu olor
      sin dolor de cabeza
que besa y provoca
a tu boca a hacer reo
al deseo de ser yo
cual sabio resabio
que loco te toca
y cae al saber
que quiere besar
tu boca reseca,
re-c-k...



Flor de Cáncer

Mi abuela comenzó a morir cuando yo nací.

Descubrió a la muerte injertada en su pecho
mientras yo reclamaba una bocanada de vida
bajo el ombligo de mi madre.

Yo,
tumor de luz
extirpado quirúrgicamente
del Paraíso,
tuve un hermano gemelo en el cáncer de mi abuela.
Ella,
flor de otoño,
fue arrasada por el invierno prematuro.

Mientras yo mamaba la vida
pegado a los frutos de leche del árbol madre,
en otra rama del mismo árbol
colgaba el fruto ponzoñoso
donde mi hermano,
tumor de sombra,
soplaba la muerte en la teta de mi abuela.

Le germinó la plaga cerca del corazón
y ella,
tumor de leche,
aferrándose a la vida,
se inyectó dolor en la sangre,
veneno para la muerte.

Mi hermano maligno,
flor de cáncer,
se aferró al cuerpo de mi abuela
y la vieja,
flor de sangre,
extirpándose la peste,
se arrancó pedazos de cuerpo
y se inyectó más sufrimiento
y encendió una hoguera en sus entrañas.

Para calcinar a su muerte
le prendió fuego a su vida,

se fue apagando poco a poco
mientras yo crecía.

Mi hermano infecto,
tumor de madre,
se llevó a mi abuela,
flor de otoño.

Los incineraron juntos por la tarde
y yo no fui invitado al funeral.

Mi abuela,
flor de luto,
fue arrasada por el infierno prematuro.

Quizá la metástasis es más piadosa que la quimio.



Serena

Serena, Sirena,
ya sabremos salir del pozo.

¿Ves ese punto de luz?
Es el huevo luminoso
donde duermen nuestros sueños.
Seré nado y nadaremos
cuando suba la marea.

Sumérgete en mis brazos
si sientes que te mareas.

Merecemos mucho más
que meros sueños
pero serénate, Sirena,
serenados llegaremos.

Yo
soy sincero
si te digo
que quiero
contigo
subir
hasta el punto de fuga
donde trazamos nuestro sueños.

¿Ya viste que cuando cantas
sube pronto la marea?

Serénate, Sirena,
conserva la esperanza
y nadaremos abrazados
como espermas en pos del cigoto,
ese punto de luz
que se gesta en tu vientre.
Serenada lo verás.

Sirena, se sincera,
se congruente con tus sueños.
La tangente nos aleja
y nada haremos separados.

Somos seres escogidos,
lo saben tus ojos y tus senos
que sueñan con mis hijos.

Suerte y serenidad me faltan,
me falta fortaleza,
me falta la luz de tu voz.

Sin ti ya no se nada.
¿Sin ti hacia dónde nado?

Sirena no te sumerjas,
no me dejes a la deriva.

¿Sin ti a dónde he de llegar?

Se que decir lo tengo todo,
sin ti ¡ay!
es decir no tengo nada.

¡Sirena, seré nada sin ti!

¡Sirena!
Nada.
Nada serenada, sirena.
Nada.
Seré nada.



El Cuarto de Triques

Si el amor fuera energía
me bañaría todos los días
con agua caliente
y no tendría necesidad
de pedir permisos to be.

Pero aquí estamos
apestándole a los vivos el café
y a los fantasmas el recuerdo.

Porque no hay día que termine
sin que me sienta malvenido;
debe ser el precio de soñar
bajo techos prestados.

Arrumbados en el cuarto de triques
nos arrimamos al calorcito de los cuerpos
para olvidar por un ratito lo que no somos
y mecernos abrazados
                        y besarnos arrullados
cantándonos quedito:
«All you need is love
(ta tatarará)».




®Miauricio Jiménez (Moroco)

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