Miauricio Jiménez "Moroco"
Como Planeta
Vamos a atrincherarnos bajo las sábanas
que se nos viene encima el armagedón.
Dejemos que la Tierra se desmorone,
que se vaya al carajo con su crisis de maravillas.
Quiero descontextualizar el colchón,
dejemos afuera los dolores del mundo,
que sólo quepan entre nosotros
los motivos para quedar más juntos.
Entiendo tu piel como borde de mi cuerpo,
es mi voz la que escapa en tus gemidos
cuando unto mis secretos a tus labios.
Es tu vientre mi madriguera,
tengo el corazón enraizado en tu ombligo
¡que tus pezones florezcan entre mis besos!
En la vaca sagrada de ser hambre
aliméntame con tus olores,
te voy enamorar con pan integral,
una
taza de café
y
semillas de girasol.
Que lloren las láminas del techo
si me cobijas bajo los rizos de tu noche,
arrópame entre tus estrellas
y descansa sobre el rumor de mi pecho.
El mundo entero puede ahogarse
en la marea de nuestra cama
porque quererte es casi
como planeta.
La Pequeña Tirana de mi Corazón
La pequeña tirana de mi corazón
plantó su estandarte en medio de mi pecho.
Se sienta en su trono de jacaranda
y me ordena un eclipse de sol.
Entonces debo urdir sombras,
coordinar el canto de los grillos
y explicarle a los fantasmas
que sólo fue un llamado en falso
porque la oscuridad no nos
deja ver
quien enciende las nubes.
Cada vez que abre los ojos
es un nuevo amanecer
en los dominios de mi amor
y su risa es como el canto
de los colores de la aurora.
Estamos hechos con la misma pelusa,
pero ella se baña en polvo de cometa
y
rayitos de manzanilla.
Tiene un caleidoscopio
que le teje arcoiris en las pupilas
y unos lentes oscuros
para ver hacia adentro.
Cuando quiere un día despejado
ordena a los árboles
cascabelear,
que
soplen el aire de su panza.
A veces arrojo un arponcillo al cielo
para pescar jirones de nubes,
las bajo con cuidado,
las
baño de verde o violeta
y ella se las come como algodón dulce.
Cuando llega la noche
mueve
las estrellas de lugar
y las nuevas constelaciones
le susurran sueños diferentes.
Yo guardo los rayitos de luz de sus caireles
para inventar el sol de cada día
porque cada vez que cierra los ojos
el mundo entero deja de
existir.
—
Supernova
Orbito tus ojos
desde mi nebulosa.
Emito pulsares al vacío.
Acumulo estrellas en la punta de mis dedos
para dejar constelaciones
en
tu atmósfera.
Te quiero líquida en el centro,
con esa luz iridiscente que me alimenta.
Estoy cargado de asteroides,
cristales líquidos
que absorben noche y luz.
Te guardo una supernova bajo la lengua,
una estrella nueva,
polvo
de galaxias
perdido en las entrañas del espacio.
® Mauricio Jiménez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario