Marytere Caracas
NOVIEMBRE
Noviembre…
¿no tienes frío?,
tu sol
apagado, gélido calor
circula mi
sangre.
Noviembre…
de nubes invisibles,
cielos
despejados,
de insólitas
noches
y cuerpos
eclipsados,
Noviembre…
largo tiempo esperé,
tu pasión
fundida.
FRAGMENTO
DE AGONIA
En el valle secreto de mi nombre
se ocultaun mar delágrimas.
Botón marchito en primavera,
oscura nieve de invierno.
Creí que no lloraba,
hoy los recuerdos hablan, cual campanas,
en el rincón de mi memoria,
hogaño huésped,
astuto fragmento de agonía.
Cáliz sangrante,
profundo riachuelo del deseo,
embrujo,
veneno,tierra fértil.
TIEMPO
Danza el
tiempo, infinito
escucho tú
música,
gotas
cayendo,
tu aroma,
ciudad de
sangre.
Has de
invadir mi cuerpo,
debilitarás
mis alas,
pero el
brillo de mis ojos
parpadea
como las
manzanas
en el árbol.
AMANTES DE PAJA
Siente la
brisa,
isla de
extraños mundos,
cruza
senderos
para
encontrar en ellos,
néctar,
sangre,
tu corazón,
palmeras de
besos,
amantes de
paja
que funden
el tiempo,
cobijo del
miedo
ultraje, sueño.
DESNUDEZ QUIETA
Bajo cobija de musgo
yace el cuerpo,
en tupé de heno
reposa la testa,
sosiego del día.
Germen de polvo el rostro,
tranquilo, cautivo,
del hombro nace hierba,
cascada que cubre la
desnudez quieta.
Insectos lunares pintan la indolencia,
rama que abriga
los senos dormidos.
Van Gogh se muestra en la escena,
trazando de jade
la
creación eterna.
Estación serena
Calla el
silencio, lluvia de fantasma figura,
el día de
sol cautivo, es caricia
al velo de
la soledad viuda.
La máquina
que en rieles de esperanza avanza,
ansiosa,
detiene su marcha
en estación
serena,
y el carbón
de brazas dormidas,
suspira tras
extenuada jornada.
A lo lejos,
peregrinos de quieta danza,
de una
realidad de quebrada voz,
de palabras
que el viento usurpa,
y miradas de
santurrones labios;
el seguir
creyendo en séquito de rojas praderas,
y quimeras
de brillo,
sería un
absurdo,
un loco
pensar.
He visto la
metamorfosis florecer,
brotar en
radiantes frutos,
tirar
cadenas de la esclava que hoy es reina,
soledades
que abrazan pasiones,
que subyugan
lacayos
de engreídas
razones.
Insomnio
Qué
decepción es la noche,
cuando el
insomnio es alondra en el silencio,
pañuelos que
lloran nostalgia
aguardando
vivir sin soledad,
sin ése faro
que alumbra fúnebres marchas
en la
inmensa sombra que dejó una estrella.
Se embisten
racimos de recuerdos,
lecho de
marcadas cobijas por torrenciales orgasmos,
labios que
han besado perdidas danzas del incienso,
que afirman
zumbidos de abejas por el destierro
de muertos
que han colgado su toga,
prosiguiendo
al primer ruido que resucita sus llanos.
Tiembla el
ansia al cerrar sus ojos,
al dejar
caer alas en el remolino de sueños
esperando el
amargo brebaje de la realidad,
de esa
realidad que no descansa,
que
martillea como pájaro carpintero
hasta que
del tronco nace un hueco,
emergiendo
fantasmas que humean el nido
que no
duerme a la noche…
que
desespera.
BLANCA RESURRECCIÓN.
A Sergio Alarcón
No me
enamores,
aunque las
campanas resuenen
en tu libido
tímpano, y mi viento
sople tu
memoria.
Es tu voz
nido de mi campo,
espigas que
derraman
gotas de un
té de amapola,
ambrosía que
desnuda
mis dedos en
tu papiro,
dibujando
trazos de un Da Vinci desnudo.
Sé el
guardián de mi silencio, amado,
de la luna
que solloza los parajes
que fueron
lecho de nuestro encuentro,
donde las
paredes miraron con la fisura de sus párpados,
testigos
espejos reflejando serenidades.
Y tus
versos, flora desnuda que engalana
el olivo de
mis ojos, granadas que tiñen mis lívidos labios,
que amenazan
al cántaro del deseo,
de ése deseo
que arde en mi ciudad muerta,
donde,
despierta, el poder salvaje de un bosque
donde todo
es sombra y oscuridad.
Abramos una
bóveda,
donde la
constelación sea alquimia
de
nuestra transformación,
de la oscura
disolución,
y la rojez
sacrificial
de la blanca
resurrección.
TRANSPARENCIA
De mis labios caen hojas de júbilo escondido,
y la puerta de cristal se desploma en el agua de vetas olas.
Dime algo del hombre que teje sinfonía en sol mayor, de aquel que
esculpe a la mujer de agua puliendo una orquídea de transparentes pistilos. Mis
cabellos son algas sedientas de su lago, de sus regiones que siembran caprichos
guardados por la espera, violenta salamandra en mi vergüenza. Dime si sus dedos
crisantemos resucitarán mi muerta inocencia, si el mañana será eclipse, o un
sol que no se alcanza. He despertado versos de sus manos, coplas extraviadas en
las espinas de mi boreal morada; se estremece el bosque perdido, tiemblan las
ramas del ciclamor, sangra la flora por el aire que profetisa grietas en sus
labios, en esos labios que acunan su lengua amorosa, que calla en el grito de
sus odas. Ha contemplado mi transparencia, se ha trepado en las lianas de mis
palabras, en las vísceras de miel, y en el enjambre que concilia mi sueño. Y mi
poema, ¿qué cara tiene? si mi nombre es su silencio, y mi rostro, la voz de sus
sueños, rumor de la brisa de mi isla.
® Marytere Caracas
Eres la peor poeta que jamás he leído. Tus poemas sin un asco. Sólo demuestran que no tienes verdaderos amigos que te impidan publicar fue sandeces.
ResponderEliminarEres la peor poeta que jamás he leído. Tus poemas sin un asco. Sólo demuestran que no tienes verdaderos amigos que te impidan publicar fue sandeces.
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