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BRENDA CEDILLO
MIL CARAS
La moneda fue lanzada.
Águila
Y ahora estamos aquí,
con la Libertad
atada al pie
hasta ahogarnos
con ella
en el fondo del agua.
Accidente de copa rota
que derrama el vino
en el blanco mantel celeste.
Agua amorfa
que sin límites
sería lo imposible.
¿pero no éramos
agua sin forma?
-habla la niña-
-No.
El c a o s ordenado
de las colmenas
hemos sido
desde la gran explosión.
La perfecta mezcla
que da a luz
el azar de la moneda.
Que en sus dos caras
de placer
y dolor
se muestran
en sin fin
de potencias.
Nuestra dirección
nunca ha sido
la misma.
En el camino,
las piedras
cambiaron
el paso del río.
Dios
es la incertidumbre
del río que
caerá
por la cascada
rompiendo en mil
partículas de agua
que jamás sabré
a
dónde
romperán.
Pero ligero
es el río del tiempo
que se escurre
entre los dedos.
Hoy,
letra a letra
-gota a gota-
suena la vida
cayendo
cíclicamente
en su casualidad.
Segundo Bloque
EL ESTADO DE LA
MEMORIA
Aúno los fragmentos
de la habitación del tiempo.
Caminas sobre la sombra
de algún árbol
que el viento hace cantar,
mientras me hablas
de aquello que es inexistente.
Besos en flor
de un otoño frío.
Luces de nuestra palabra
que advierte la grieta oscura.
El recuerdo vago de ti
el abismo apático con el mundo.
Nuestra pena y dicha
se encuentra aquí.
En la contingencia
de tus palabras que pueden ser
nuestra Libertad
o nuestra jaula.
Nuestro puente
o nuestra habitación sin ventanas.
Permíteme hacer una entrada
en donde el ojo lunar
se asome
en donde escuche a tus cabellos
trenzar nuestra memoria.
¡Quitemos nuestras vendas
parpadeemos sin celdas!
Y pálpame con tu voz
pues nuestra soledad
no es certera.
Aunque nuestra memoria
siempre haya estado estrellada
como espejo
que trae mil años desfortuna,
nos encontramos aquí
en el movimiento infinito
enmarcando
nuestra porción de tiempo
cristalizando
nuestro grano de arena
en voces de sangre.
¿Qué otra pista quieres de nuestra muerte?
Si hemos llorado
y nuestras lágrimas
se han evaporado.
Tu memoria somos nosotros
caminando en la vida.
El Otro
que nos enuncia
y nosotros que le cantamos.
Siempre es así.
En este momento interminable
que nos vislumbra
la historia inabarcable como el mar.
Tercer bloque
EL OJO DE AGUA
No obtuvo el universo
provecho a mi llegada,
ni aumentará mi marcha su
rango y esplendor,
ni de nadie escucharon mis
oídos jamás
porque un día llegué y
otro me marcharé.
-Omar Jayyam; Irán
Cantemos,
por el reencuentro con la vida
que nuestra hora ha llegado
en tejidos que un ave desata con su vuelo;
dejando abierto el paso
a nuestra mirada
para encontrar el cuerpo del silencio.
Yo solía mecerme
en la inmensidad
de un
momento sin comienzo,
como luz de una estrella muerta.
Ahora, todas mis palabras
han nadado hacia mí
como estrellas fugaces
en un mar desconocido
intentando
adherirse a fragmentos
de nuestra vida.
Los signos muertos
se volvieron ceniza de una fogata
siempre a punto de apagarse.
Dejando
como única verdad
tu palabra
la palabra viva
aquella que es
puente
donde vamos
a nuestro encuentro.
Como mar y cielo
ave y viento
muerte y vida.
Es el aroma del mundo
que por un instante
se respira.
La línea que se rompe
entre el cielo
y quien observa
cuando en la caída
los nudos del tiempo
atan y desatan
nuestra vida.
La voz florida
-siempre ella-
nos advierte
nuestro caminar finito.
Como espejo de agua
que refleja, quieta
nuestro acontecer;
en el instante eterno
que transcurre llamándose:
mortalidad.
(Cae una hoja, alguien canta
alguien ríe, alguien muere
una lágrima brilla y
TODO
en este goce de la vida)
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