lunes, 3 de noviembre de 2014

Rafael Salvador presenta en "Cada quien su boca" de Palabras Urgentes (3 Nov 2014)


          

RAFAEL SALVADOR



(En la cuerda floja de la noche me detengo)

En la cuerda floja de la noche me detengo. 
Las manos se ven ridículas de estar a solas; 
comenzaré por hacer algunas confidencias,
acabando por clavarle un catéter a la conmiseración, 
sin desgarrar la seda de los nervios.
Todo sucede dos veces,
incluso el insomnio continúa
bien alto en el aire y bien abajo en el suelo. 
Resignado rompo amarras con mi realidad. 
La noche pasa lista y tú no estás presente. 
Sin embargo uno es el otro,
ante lo cual no soporta la tentación de otra cita. 
La memoria es tiempo,
metamorfosis que apenas da señales 
y no le importa salvar a un náufrago 
que se pierde en su paranoia,
que trata de nadar su propio universo; 
con escaso vocabulario
sobra lengua para decir
la vida es un pleonasmo.
 Ahora que conozco el ritmo del cronos                                                                  
rutas paralelas nos acercan,
algo así como el facebook y el twitter;
de forma y manera que estamos únicos en todo.
Armonía, las tablas en el escenario, 
donde todo suele ser  sospechosamente cinematográfico, 
después de todo sólo vivo a medias, 
en la metafísica de ser segundo.
Tú, la equívoca promiscua que vives 
apareciendo y desapareciendo al que te llama.
Múltiple de sí misma y a la vez una.
En un grumo de sabor te alojas, 
y recojo de mi boca
la turbamulta que de veras ocurrió;
de todo ese ánimo espacial caen señales, 
señales que develan éste barro,
que tampoco quiere olvido, 
que no conoce de tristezas,
aunque estés disfrazada de tiempo y fugitiva.
Ya te miro venir,
las llamas charlan en la chimenea
     -¿con regresar de quién habrá de unirse un día?
Ya te miro venir,
el destino establece sus astucias
y regresa todo lo aplazado. Y me alegro.                                                              
Recapacito, me pondré en mejor postura si ella se renueva;
y detrás de este puente vas de uno a otro
magnifica y terrible.


(Perfil de la costumbre)


Perfil de la costumbre de las paredes quité tu nombre, 
al corazón le hice algunos arreglos.
Nombres de mujer se apuntan,
… oigo el despertador, ya no hay 
sombras en el tiempo.
La casa y la calle se beben los matices, 
al jardín le salen flores nuevas y
el círculo vicioso quedó atrás 
en ácidos que lo consumen.
En cambio advierto una nínfula de quince años, 
olvido el santo y seña,
y lo que no espero retorna,
por algo es una oración de muda entrega.
Voy hacerle caso, voy a darle tregua 
a esta lobreguez que ya pisa los cincuenta. 
Creo creer que no estoy viejo;
mi frente presume arrugas, mis ojos ya portan lentes, 
también me han salido nuevas canas, aunque
uno es su música si leda por cantar. 
El asedio sigue y circula,
he dispuesto no dar mi brazo a torcer; 
pero a la soledad tire por la ventana.





(Canción del ensalmo)

En vuelo congelado te vi,
unas manos acarician tu difuso rostro, 
mas debo decirlo polvo serás
del maloliente olor del sentimiento sacro. 
No se trata de imaginar,
sino de recuperarte. 
Ojalá no fueras
el sueño que jamás se cumple. 
Me rasgué a tus hombros,
Tú también correspondiste. 
Sin urgencia,
vamos a la trama de éste cuento 
censurado tantas veces.
La habitación alegre lo celebra 
creyendo que voy a mejorar, 
saca sus propias conclusiones. 
Con dejo de reclamo
lo tuyo es revelación
de escasos seis minutos.


(Más que una espera)


Con la sentencia de repetirse y repetirse 
se lanza el tiempo
al único reparo  contra la naturaleza.

Yo mismo
soy capaz de procrear y destruir 
los frutos del prejuicio
y conocer así tu íntimo desmayo.

Por las llanuras del insomnio 
soy tu contemporáneo.
Nada desquicia más que una espera, 
cuando se pierde la llave.

(Un haiku para Dolores Haze)


Borra las huellas, 
desintegra tu nombre 
en mis recuerdos.

Tras mi descaro, 
sobrevolé tu sombra 
cuando partiste.

Tarde comprendí
lo que había previsto
en esta farsa.

Lola, lo lita
te sigo sin retorno
entre siluetas.

Mientras conduzco
un ópalo de fuego
diluyéndose.

En mi presencia
no cerraras la puerta,
vendrá la noche.


(Binomio)  
                     En homenaje a Vladimir Nabokov.

 Miro caer la tempestad  que parece traer alas,
mientras la inerme multitud
intenta en vano evitar la catástrofe,
mis lágrimas se unen al torrente cauce. 
Invaden este lugar
de drama perceptible
en la ruta del naufragio. 
La copa
de la mano se resbala 
manchando el poema 
que para ti había escrito. 
Lolita,
tu nombre pronunciado 
en letanía de alusiones. 
Lo- li- ta,
conjuro de todos mis días 
oliendo a sumisión. 
Como un marido débil 
escucho tu voz fría:
- nunca te quise, de otro soy -, 
con todo ese énfasis caen señales,
el sol sigue saliendo puntual
donde retribuyen
desdenes a mi alrededor.
Escándalo soez, 
amenaza reincidente
a mi yo deshabitado 
le pasará lo mismo.
Cuando  suceda lo que ha de suceder.


(La comisura)


Satisfecha la jornada, 
construiré un hogar
donde la mirada tenga significado 
para volar hacia ti misma.
Una regadera, un rastrillo,
en un rostro jugando con mis expresiones.         
Sin límites que puedan detenerme, 
aplaudo porque tus virtudes
excedan mis capacidades.
                                          Además  
visualizarte viniendo del colegio, 
resuelve esas urgentes necedades mías. 
Lo,…entiende,
no es un tropiezo, 
que la comisura
capaz de convertir en rosa una hiedra 
se destroce.

  
(Soportando lo que no importa)


Esa añeja costumbre de estar solo
se sube a espaladas de éste cansado cuerpo 
que se pinta de gris y sin relieve,
soportando lo que no importa de la herida que acontece.
Ya no quiero estar solo.
Se me ocurre viajar a Nueva York 
enredarme y conocer nuevos horizontes. 
Si ningún recuerdo expresa mis ideas, 
no quiero ver al otoño desprenderse,
ni ver a la mascota que gime y gime echada en tu balcón. 
Tu mano ya no suda con mi mano,
tu cabeza ya no rosa con mis labios, 
tus tacones no los oigo taconear;
de veras que no te siento, no te consigo encontrar, 
vencedora, renovada surgiendo a cada embate.
El tiempo se ha detenido. 
Ordenare mis pensamientos.
Las calles adyacentes, la casa vista desde afuera 
son por mucho fotos de tristeza.
Definitivamente es una lástima
que no estés tú 
si estoy yo.


(Última noción parlante)


Mutuamente nos hemos vuelto 
incómodos testigos.
El tiempo en los dos
fue una gota de murmullos 
de lo que ha sucedido.

Que lamentable es caer
en la bestia penumbra del hubiera. 
-¡Cómo mienten los recuerdos! 
cuando asoman para vernos sufrir 
y vaya que nos vieron.

Lo claro y lo oscuro se preguntan: -¿qué así
son los ejes de la desmemoria? 
Última  noción parlante
dichosos los que saben sortear 
la ausencia de una espera.


(Epitafio)
                     A Raquela
  

(Epitafio)
                     A Raquela

Abierto el mundo el horizonte no existe.
Este es el comienzo: Discernir la cuestión eterna. 
Festéjame para responder al atavismo
que se oculta detrás de esta dualidad 
y de ser posible finge pereza
a esa caricia de demonio y ángel.
Festéjame para esconder a los miembros de la noche
 junto a ese recinto,
donde ruge  la Cusárare sus torrentes hilos, 
que se vuelven la pesadilla de un canario,
la piscina, donde se sumergen los herederos del coral. 
Y no platicaré en prosa
a quien encuentre el camino en estas junglas de la Poesía;
 no tienes por qué parecerte al sol
cuando su fantástica luz llega y se retira, 
lanzando tu rostro en los matices del espejo.  
En el seno que cohabitas
triunfan los mitos de Atlahua
llevándose una valija y abandonando otra.  
Festéjame sin tumbas de superhombres 
que el luto le asienta bien a Electra.
Me hago invisible,
soy un enjambre de sueños,
bandejas de líquido soportan mis ojos,
espero alguna noticia, y, 
caleidoscópico salgo al camino
de doscientos millones de bocinas. 
La hora señalada sopla la puerta,
el frio se hace sentir y lo que fue rapto, 
ahora se acostumbra al reposo en las arenas.
 Festéjame, pero no con agua.

                                                 Domingo 24 de junio, 2012


® 2012, Rafael Salvador.
       

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