CAMILA KRAUSS
A golpe de hacha (como un corrido)
a golpe
de hacha te perdí
no fue
uno ni dos
al
tercero entendí
el golpe
seco que desgaja
como
golpe de frío
o de
calor a raja
el hacha
derriba
y te apaga
ay
desaliento, mi resuello, ay
a golpe
de hacha te perdí
sin
astillar, oprime
el
hacha, el filo
puro
machadar el amasijo
la vida
no encaja ya, mi vida
de
llorar tasajo de amor
nadie se
muere
no hay
heridas que lamerse
aunque
nadie duda que duele
un golpe
bruto y contundente
nadie se queda enamorado
el hacha inerte
el golpe muele
uno y dos
y a la de tres
te tira la desgracia,
el hacha.
Yoga
no es
lógico el cuerpo
sistemas,
huesos-carne
refinada
ilógica retórica
circulante
de sangre, prana, estrías o el viciado aire
ahora
engancha tu pie en las costillas
álzate
es decir, quita el peso
es decir, no se lo pongas todo a las
torcidas muñecas
cae de tu caos
cuerpo
descoyuntado en el origen invisible
de la risa
el soplo
sagrado
te deja
cuerpo
la gravedad no discurre
mana
no te traga, ni te sostiene, ni te
transforma
nada
pulsa el corazón
tu noción preverbal de
celosas células de dicha.
Estar en aprietos
persistente,
localizada y doliente
refundida
vergüenza
mutación
indeseable
mal
vascular del sedentario
o
deformación profesional
inevitable
del
abandonado que espera
y espera
sentado
las
hemorroides,
un mal
de aquellos
apremiados
por el tiempo
y
aprehendidos a presión
silencioso pellizco
desgarrado secreto
a voces implorando alivio o
Salón de la nube
una monja
una piedra joven del río
un monje un aprendiz
un tronco de eucalipto
un arroyo en el estiaje
cabeza zen de un sacerdote
un balón brillante elevándose en el aire
pies fríos en la duela
garbanzos que enjuagar en la cocina.
Meditación de la rata
a pelo sobre la rata
roe la mirada
el Vacío,
¿una imagen en mí o en el
suelo?
sin tino
la rata busca
un bocado
o cualquier otra cosa
descubre
hay un jinete
¿quién acaricia mi lomo
como si fuera un caballo joven, tal vez hermoso?
Tomo refugio
¿dónde es aquí?
¿cuándo está o estará el
futuro?
di
do dé
di
do dé
infinita es
la ignorancia infinita.
*
tomo refugio en el abismo,
en los tsunamis de mis sueños
tomo refugio en Buda
en todos ellos, en todo eso
quebranto dulce quebranto
apechugas, decimos los
mexicanos
tomas refugio y tomas por
testigo a la Tierra toda dureza
la Gran Duda te ablanda en las cavernas.
Materia
enorme masa de fuego
el Sol «ojo del mundo»
luz del cráneo
peña desnuda en un cerro
la torre en un país extraño
relámpago en la nada
primer resplandor
último rayo
el pecho: puros huesos duros
abiertos
Sol
penetra
la hoja de espada
implacable
sabio Sol
iluminado.
Distracción 01
en mitad de la meditación, José Lezama Lima
emana como cuarto rey mago, aprovecho para decirle: jinete del animal barroco,
dame por una vez, y sin condiciones, licencia de libertad, una boca de viejo
cetáceo y la memoria de todos sus asombros.
Distracción 02
Simone Weil se encuentra con
los obreros de su sindicato, no sabe, pero los traductores del Western
Buddhism van a discutir
si un hispanohablante en verdad accede al
Noble Silencio.
Distracción 03
al hipotálamo no le importa
si estás dormido o despierto, si
es verdad o probabilidad imposible: Fernando
Pessoa va camino al café de la plaza en los Lavaderos del Xallitic, ahí donde
leer al mediodía sin contratiempos.
Distracción 04
aquí hace mucho frío, querido Federico, ojalá
aparecieras en medio de la nieve, sí, con aquel cocodrilo y los negros del
Harlem; aquí nadie sabe cómo son tus romances, nadie habla, pero los monjes
escriben poemas en secreto; aquí no hay guerra civil, sin embargo, admitir que
el primer pensamiento al despertar ya no es en español me deja frente a un
paredón; de extrañar el español siento balas, Federico… no es que aquí se
encarne la lucha del bien y el mal, y esas cosas, pero está claro, bien claro:
sin palas, azadones y hachas, la Naturaleza nos consume; Federico, la
Naturaleza no se cansa, tampoco la noche, el agua y el frío de las estrellas
altas… unos elefantes son montañas y el color, Federico, el color de esas
montañas…
Distracción 05
se me aparece en la cocina
Marina Tsvetáieva, con su hija, la que murió de hambre en un hospicio… monjes
miran
cadáveres, es un entrenamiento comprender la
finitud del cuerpo, la descomposición constante de absolutamente todo... el
ansia nos come en vida como los gusanos se comen los muertos… no sé de dónde la
memoria me arroja esta imagen: Marina, encarnando la pobreza, el hambre, la
pérdida; mientras yo saco harina y almendras para hacer galletas a unos monjes
más bien liberales… Marina se suicidó de hambre... no puedo zafarme la imagen:
Distracción 06
en Asia hay monjes niños, por huérfanos, por
pobres, por divinos; en mi mente son ladrones, quieren robarme la idea de ser
yo misma…
No hay comentarios:
Publicar un comentario