Andrés Cisneros
Aqui está el link de la entrevista.
Del poemario Fue catástrofe, editado por Rojo Siena, 2013
VI
(Segunda salida)
*
llegas con las vértebras quebradas
coagulándote las manos en el torso molido
para asirte de la
memoria pétrida
Te descubres Inmune
constructor de todos los ogros
metralleta cubierta de flores
porque cuando aspiras tragas raíces
litografías de los siete llanos y las nueve lenguas muertas
Despedazado el techo los trozos de vidrio celeste fragmentan la mesa en
donde
colocas todas
las noches tu vida
abres la boca para herirte
porque sólo hablas lo que no entiendes
pero quitas los plafones que esconden al cielo
también dicen eres amargo como el centro de la alcachofa
y que estás en los gritos
y el cielo no te permite mirar las estrellas
condenado colérico
te duele ser (desesperada flama)
Te reconstruyes el cuerpo con nubes atrapadas en barcos-fantasma
Tu pupila permanece colgada en la hermética bóveda
al enramado de las ideas.
Y te quedas dormido entre los labios, en el filo de la navaja:
*
espera
escapula en la tráquea del verdugo la salina pústula
inventas que eres libre
vivo al menos vivo
sales a poner los puños
en la conciencia Inmenso
(recuerda que inventado)
y tuerces la ráfaga al fusil
si te desaparecen les sangrará la boca
Si nos estuvieran
ustedes, nosotros podríamos estarnos, dicen
Mujeres sin costillas (todas tú) metidas en la piel de golpe sin esqueleto
ni estructura
sin pellejo ni venas, se suturan los ojos
estábamos desaparecidos
estábamos, dicen quiénes
Queremos una hecatombe, dicen los animales cansados
te arranca los nervios la carnívora muerte
es el cuervo blanco —y da de beber al ebrio.
Cortan las cuchillas los labios
y el pelo ondea igual
que río de petróleo
desde aquí no se alcanza a ver todo No podemos ver el Universo
porque en el Universo estamos:
VII
(Matemática palabra)
en la tundra cuando corren los ogros
matan el infinito meridiano de sirenas
derrumban y abastecen las ingles de los peces con caricias
Los ogros huelen a humo de cadáver
a copal de lenguas oscuras:
si cruzaron el río sobre el
agua me hubiera gustado verlas
los malditos números las mataron
porque no son (y ellas están en donde no sé si existen)
las raíces se vuelven triste monumento de sí mismas
las estatuas se vuelven máxima del hombre
y los hombres se matan por ser piedra
Que se larguen todos los ojos de las cuencas
que se llenen de avispas para que puedan ver que de nada sirve
tener la razón:
Del poemario La perra láctea, editado por Inferno Ediciones, 2013
Un perro vive en los ojos de Borges
Cercado por un cielo infinito
aúlla el cuadrúpedo, que nunca en esta vida
andará sobre dos patas.
Se lamenta atado a una cuerda de humo
en la revoltura de un cilindro.
Asustado el perro aúlla, sujeto a una palabra
lanza dentellazos, y sin que se muevan
sus
chuchillos
solo se orina, impotente, grasa
en
el fondo de un sol
encendido como en una lámpara el odio,
ojo ciego de un cachorro que aúlla
e intenta brincar el muro invisible
de la mirada, salir de la radiante esfera,
que sangra una lágrima.
Un perro llora preso en la mirada confusa
de
Shakespeare.
Y la voluntad de su amo lo viola
pacíficamente,
lo hace chillar como una perra.
Finisperra
De qué
modo te ha tocado vivir,
espeluznante
trapejo, rodeado siempre
de zapatazos o de cubetas cual redes de agua.
Siempre
tras de ti un camino de puertas
cerrándose
para que los niños inquietos
en las
casas, no te miren.
Aunque los charcos del sueño
estén
abiertos a tu lengua,
estás
cercado, en la calle,
por el
peso absoluto
de lo
indiferente. Por el vacío de la luz,
calor
que lleva consigo la sed.
Ceñido
al impulso de olisquear
un canasto con zetas
en
medio de una ciénaga de hueso,
un fémur
de azúcar entre la neblina
de un
panteón, tratando de alcanzar
entre
la multitud tensa del hambre,
un pan
ajeno, un pan ajeno.
Invencible
tú, que no tienes nombre
y
encontraste el camino para morir
en los
brazos de una desconocida.
Dichoso
tú, que nada te pertenece.
Vienes
a entregar tus patas a la tierra.
A la
luna, tu cráneo. A desprender tus ojos
en el fruto de una magnolia, y a tus vísceras,
dejar crecer en el vermicular trenzo del infinito.
Vienes
a integrarte en lo que no se ve
y
permanece contigo en un oscuro canto.
Bienvenido
a la pira, perro, a la esfera,
donde
te espera la espira, el jardín óseo
de las
amapolas, bienvenido a Finisperra;
deja
que te mastique con sus molares
de cinabrio, la reina roja,
bienvenido
a donde expira la tierra,
a
donde nunca te olvidó la euforia,
a
donde siempre te esperó la vida.
Hallazgo
del perro azul
Yo hablo de la Otra Rosa;
de la que zumba y es negra.
®Cynthia Franco
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