ADRIANA TAFOYA
Este es el link de la entrevista:
Los
cantos de la ternura
El amor odia todo lo que no es amor
Honorato de Balzac
(0)
Tengo
que dejarte
cerrar las puertas de la casa
a
diecinueve pestillos
los
portales de mi pecho.
No
pondrás un solo pie
en los jardines,
estúpido
retoño.
Da
un paso
y
arderá el bosque
creceré
fuego
en
el jardín del odio
tu
planta será ceniza
porque
árbol, selva y jardín son míos
porque
casa, fuego y ceniza
me
pertenecen.
(1)
Te
abandono.
lamento
recordar
que amamanté tu hambre
y
aún, te sostengo
en
los brazos;
que
mis dedos son el compás
que
dio origen a la forma.
No debí radiar
y
obsequiarte el colibrí dorado.
No debí radiar
y concederte la palabra.
Apagaré
la luz
para
que no me encuentres.
Cicatrizaré
la grieta del suelo
donde
florecen mis canarios.
Nacido
ciego
creíste
ser el primogénito,
te
equivocaste.
Tú
no gobiernas.
El
dominio soy Yo
(2)
La orquídea de la elipse
Te
rechazo,
aunque
te descalces incluso
del cuerpo.
Estas
columnas no penetrarás
aunque
el odio sea
aire
fresco
que
levante mi roja falda
y
te permita oler el rubor
de la carne,
su
seda que parece dormida.
No
te mientas.
Cerrado
se mantiene todo umbral.
Creíste
ser elegido.
Te
equivocas, pequeño.
Soy
para los hombres.
Soy todos los hombres
y
siempre formaré alguno para mí.
No
te engañes, no soy virgen
los
hombres no me son ajenos.
Tú
eres niño
es
ese tu lugar
en
el que derramo mis gorjeos
y
donde con violencia
se aprietan las flores.
(3)
El sueño ha cambiado
Camino
sobre el fuego
no
sobre las aguas pequeño
mío
por
eso siempre necesaria
para ti seré
y
cada vez
que
asesinarme intentes
me
verás brillar en los ojos
de tu víctima
de
la nueva, de la otra
y
en la siguiente mirada muerta
radiante
otra vez.
Nunca
estoy indefensa.
A
donde vayas
todo
te recordará a mí
y en todo verás la tierra.
Irónico
será verte
jugando
al tigre
con un mechón
de mi melena.
Atrancaré
las ventanas
de
tu mente,
y
no tocarás el himen del espejo
no
escupirás tu semen en mi cara
no
podrás cortar la cabeza
del
dragón.
(4)
Me alejo
de ti
como
quien se corta
un
brazo virulento,
un
poroso puño
o la mano mordida por el sol.
No
consideré que mataras mujeres,
no
anticipé que sangrarías
a tu hermana
nunca
medí que tomaras
al
mundo al universo
como una propiedad.
De
haberlo sabido
por
compasión, tiernamente
te
hubiera arrancado con un cuchillo
de mis entrañas.
Corto
este puño que se funde
manos ansío nuevas
pequeño
vástago
debes morir.
Extingo
mi sol,
borro
los lunares de tu piel.
(5)
En
verdad creías
ser el infante
que
al roce de su mano
el
objeto se doraba.
En
verdad creíste, hijo
que
en tus manos se escondía un trozo de sol.
Ni converso en tigre cruzarás
el brillo
la
argolla:
gota
de fuego
de mi oscuridad.
Duele
vivir sin ojos,
Midas
ingenuo,
si
deshago el nudo,
desaparece la idea:
las
rayas, las hebras
los
mechones
de
mi azul-dorada infinita cabellera.
Ni
te amo hijo ni te odio,
esto lo hago indiferente
y
morirás antes que la flor
termine de brotar.
(6)
Cremar las mortajas
Hoy,
niñito sucio,
aún
perfumado estás
de
mi orina.
Y
tu padre, el hombre Bacchus
no
es Amo, ni en su verbo Amar
(en
ti, junto contigo
el mundo de este sueño
será
borrado).
Estoy
despierta
para
crear otros seres
y
concebir para ellos
nuevo
dolor.
Necesario es arrancar mi cabellera
al hombre;
romperle
su aro de fuego.
Contigo
terminará la historia.
Otros
amados nacerán,
pero hombres
ya no.
(7)Vuelo
menor
Te
enseñé que no hay verdad
incuestionable.
Asumiste
que
la Tierra y yo
somos
la forma predilecta
de tu cerebro.
Te
alumbré con el vuelo del pájaro,
te
versaste en el aleteo
de
los insectos
en volar cerca
de
una lámpara cual si fueras
pelusa que arde
cáscara
de fuego
de un oxidado sol.
Con el índice te apago
soplo el tizne solar.
(8)
La
muerte de un hijo
paraliza el cuerpo
reseca la lengua
sangra
los oídos
me dicen, duele
de
noche
el
agua se quiebra
humedece
los cabellos
y el territorio se hace lodo.
El
dolor golpea en el vientre,
me
dicen derrumba cavernas
y
derrama los pájaros,
lágrimas
rojas que sostienen al cielo.
Matar
un hijo, comentan
lastima
demasiado
y la culpa te convierte
en
rata enorme al fondo
de
un basurero.
Sientes
te apedrean,
te meten un filo
desde
la argolla de la boca
hasta la argolla del ano
y
después cortan tus pechos.
Se
siente dicen
que
un mazo te destruye
la cabeza.
Yo
madre
de rostro negro
ser
de cenizas
guardo
mis ojos
y no siento nada.
(9)
El desmoronamiento
de
la carne
Igual
que por la mañana
—un
día—
se
esfumará la sortija del cielo,
igual me iré,
y conmigo la forma
de las cosas.
Puedo
esparcirme en llamas
moler
todo en ceniza
toda
yo molerme
en
negrísimo polvo y ser intangible
—veta
pura de la flor que arde.
La materia será nada, nulo
será tu aliento,
y todo se irá a donde no soy
a donde nadie pertenece.
Fina
punzada en ningún sitio, resucitaré
en el minúsculo corazón de un
pájaro
en
el mundo de mi otro sueño
donde
la tierra sin ancla
viaje
en una órbita
donde
el día en siete parejas
de soles, alumbre
y
donde luna sea su lengua
y los seres se animen
de un calor terráqueo.
Quizá
estés ahí
y
hermoso sea
que
no te llames hombre.
Entre todo lo creado
será
una hermosura esta inmensa isla de trigo,
cuando nadie te nombre.
Cuando
Nada te de nombre.
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