ROCÍO GARCÍA REY
LAS PALABRAS CAYERON
Las
palabras cayeron
como
el azul cayó
de un
cielo siempre desconocido.
En cartas
Rosa Luxemburgo
se lamentó del frío.
En
cartas...
al caer la tarde se anunció la ausencia
Ahora escribo
ahora recuerdo
Me
conforta mirar de nuevo la historia
suspendida...
congelada
II
Arraigarme
a las palabras
hallar
el eco en cualquier fuego
antes
de ser pira
arraigarme
a las palabras
que
su sonido desempolve el miedo
pero
en cada esquina está el olvido
y
está la ciudad ocre desafiando a la nada
y en cada esquina hay también
una fotografía cuyas imágenes me tragan.
III
Añoro
una ciudad pintada de lunas-ámbar
añoro
la ciudad ...
leve recuerdo
IV
Hay
una sacerdotisa que guardó el nombre
de
las avenidas
y a
veces aparece en lúgubres pasillos
para
nombrar el otoño.
V
Extraño
la ciudad
y la
cuarta noche.
VI
A los
veinte caminaba queriendo amarrarme al barco
y
ahora navego por los pasillos del silencio.
A
pesar del frío
Rosa
Luxemburgo
se aferra a la memoria.
MIEDO
Hay
un miedo capaz de desangrar ausencias
hay
un otoño detrás de las oficinas grises
y no
acierto a repetir el nombre de la lluvia
y no
acierto a ofrendarle mi desnudez a la noche
hay
una ausencia de mi nombre
que
llena de miedo a la tarde.
Soy
un cuerpo oxidado
soy
un cuerpo bañado de nostalgia
y no
puedo recuperar las palabras perdidas en el tiempo
y no
puedo recuperar el árbol que creció
delante
de mi ventana.
deambulo
en los territorios ocres de la ciudad
me
adhiero a un improvisado espejo
para
ver la lejanía de la lluvia
el
barullo desempolva mis pasos.
Hay
un miedo capaz de cubrir ciudades
hay
una ausencia detrás de los otoños
hay
una mujer que vierte su nostalgia
en
cualquier oficina gris
y en
cualquier calle sin ventanas
hay
una ciudad y hay una mujer
que
no se atreven a repasar su historia.
ALICIA
En esta noche
sé que jamás volverá a caber Alicia sin reloj
en tu jardín diminuto.
Alicia se esfumó sin darnos cuenta
ningún conejo ningún reloj.
Vuelvo a mirar tus veintidos años
en aquella fotografía a medio roer por el olvido
tus veintidos años desconocidos
se hilvanan a una ciudad que dormita.
¿Qué palabras te gustaría escuchar?
Máquina de coser...
pero llegó la noche sin darnos cuenta
frascos, pastillas, miedo...
Llegó el reloj de Alicia
y se posó en las hojas ya de por sí secas
no bastó la lluvia recién hallada
no bastó el sol.
Pero dime, ¿qué palabras te gustaría escuchar?
Texcoco, calle Santa Anna
¿Qué calles te gustaría inventar?
Colonia Martín Carrera
o resolana cobijando
el eco de tu soledad.
Calle olvido
calle hijos
calle nietos
y tu amor
¿Dónde pusimos tu amor?
¿Dónde pusimos el olor a grenetina
y a leche con azúcar?
Calles penumbra
hoy quisiera escribir el nombre con el que te llamé
desde los tres años
no me atrevo
solo puedo escribir
que en el desvelo del invierno
me acorrala el eco de tu muerte.
HERMANAS
En las noches en que se rompía
la sonrisa y
en las noches en que la
oscuridad se bifurca
no
escucho las palabras
y no sé si hay una infancia
compartida
y en nuestras noches el tiempo
se derrumba
cae a cuestas el moho de los
años
como catedral antigua
atestiguando la vida.
***
Éramos la trinidad de la noche
albas intermitentes del olvido
con la luz de la luna hecha
trizas
en lontananza quedamos como
invisible océano.
***
Hermanas, dispongamos el
reparto de los sueños rotos.
Una fábrica que ensordecía al
sol
sin darnos cuenta los años
cayeron de cualquier y ningún olmo
los frutos consagrados fueron
los del silencio
porque en aquellas noches la
trinidad se envolvía en el miedo.
Palabras rotas como memoria
intransigente.
***
Memoria a prisa memoria lejos
nuestra respiración se
disparaba, se abría al pie de la nostalgia.
Como señales diurnas de la
noche
como señales diurnas en
cualquier punto lejano de cualquier ciudad
caminamos al desierto
páramo de soledad- tristeza
muda.
Éramos la trinidad de la noche
mamá y papá se habían
extraviado
en el abismo doméstico de todos
los silencios.
Exiliadas de la hoguera,
exiliadas de la
fragmentación del polvo.
***
Hermanas, dispongamos de
nuestro pedazo de mudez,
comencemos a repartir nuestro
trozo de lamento.
Ahora mudas y con las ausencias
gritándonos en todos los rincones
y con las ausencias caminando sobre la cuerda floja,
seguimos siendo la trinidad de
la noche.
Sin sol, el camino se sigue
bifurcando.
®Rocío García Rey
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