Diálogos con la maldad de un hombre bueno
En cuestión de logros literarios, el que esté libre de pecado que renuncie a la oportunidad que le dan de ganarse un premio (…) o viajar gratis y con todo pagado a algún encuentro a emborracharse... A. Echeverría
El que no tranza no avanza
Dicho popular
Quién no quiere ser guapo y emborracharse
Quién no desea tener muchas mujeres y emborracharse
A quién no se le antoja conseguir mucho dinero, viajar y emborracharse
A quién no le gustaría ser el primero en todo, tener mujeres muchas y emborracharse
Quién se resistiría a una maleta llena de billetes, quedarse con el derecho ajeno
y emborracharse
Quién no se emociona con la idea de ser el primero en todo, ser guapo,
acostarse con niñas y mujeres, viajar, tener mucho dinero y emborracharse
Quién se aguantaría las ganas de tomar el dinero ajeno, meterse a la casa grande, tener
a la mujer del amigo, acostarse con hombres, niñas y mujeres, viajar bien vestido
y emborracharse
Quién no disfruta de sacar provecho, ser oportunista, buen ratero o abusador,
es natural disfrutarlo y emborracharse
Quién no es inteligente para saber que todo esto es humano y verdadero
Pero dime,
a quién no le extasiaría vengarse, cortarle los güevos a este alegre Casanova
recuperar su dinero, acuchillar a los amigos del ojete,
viajar a Europa con el rostro muy en alto
con la ropa llena de sangre
y después, ¿por qué no?, también emborracharse.
El derrumbe de las Ofelias
Desconfía
que tan importante es el silencio
que necesario es no callar
Del chapoteo de los lagos
desconfía, del murmullo de los ríos
del reflejo débil de los charcos
Porque mujeres extrañas
se sumergen en los mares
y en cada estanque la silueta
de alguna Ella
se encharcó
No son hierbas negras
los cabellos desmadejándose
entre nenúfares enmarañados
Son cabelleras destejiéndose en encaje
como viejas telas en el agua
Extrañas mujeres se ahogan en los estanques
y bajo narcisos, reposan
Sus cabellos en el agua se derriten
Se sumergen, tal vez
cuando el mundo
se hace incomprensible
y buscan respuestas tragando agua
Luego
sucede lo contrario
y con sus cuerpos nutren de sabiduría
al pájaro, dan color a sus plumas
al siervo que lame estas aguas, al hombre
que en ellas se refleja
Desconfía, porque ellas endulzan el agua
Se nutren las flores
enrojecen sus pétalos
ennegreciendo los capullos
se endurecen
ensombran el aguaje
huele
a hembras
Algunos creen, incluso, que se vencen
y flotan sobre el agua
sólo para verse hermosas
Sus pechos en el agua, qué delicia
verlas de dios esconderse
entregadas al sueño del agua
abren las piernas
y dios (desconfía)
no las protege
no las olvida
Porque dios no fue creado para las mujeres
Y eso es tan natural como hundirse en el mar
para ver desde el fondo
piezas de ajedrez revueltas
en el puñetazo de una ola
El matamoscas de Lesbia
Regreso agitada y burbujeante
presionando con los dedos
el cuello
del cristal que envuelve al vino
Regreso redonda y satisfecha
frondosa y perfumada
con las carnes tambaleantes
y envinados mis sabrosos frutos
él dijo:
me molesta tu perfil
de gesto seguro y suficiente
sólo eres una mosca gorda
mosca negra peluchuda
e inflamada
de siniestros pelos
Ruedo por la inmensa cama
Me desprendo de una tela
entallada y descosida
le confirmo
que soy negra y sucia
negra de carne dulce
carbón de azúcar
mosca exótica con vientre acústico
forrado de terciopelo
una cajita pequeña de resonancias
Confirmo que soy negra
y deliciosamente gorda
y que en alguna parte olvidé las pantaletas
él dijo:
me enoja cuando bebes
arrogante elevas el meñique de tu mano
eres perra añeja
que provoca
carnívoros deseos
dan ganas de hacerte tierra
y cocer un jarrón de tu barro
Sonrío
me acomodo y le reitero
que soy negra y mala
negra de labios gruesos,
que la forma de la hembra madura
se impone
y concentra la elegancia
de lo abundante,
le da poder al cuerpo
que tengo los pezones zarzamora
que estoy desnuda
y se me dibujan grietas
que adornan mis nalgas
con la textura del satín
él dijo:
me haces falta
Adormilada
abro las piernas
que atesoran mi sexo oscuro
inflamados sus pequeños olanes magenta
en esta flor clava su lengua
no me molesto con él
sé que tiene hambre
La belleza de empollar huevos azules
para desteñir de nuevo el cielo y entinte de mar el sol
Últimas palabras a Mariana
antes de ser destruida por el serrucho de la muerte
Separa el torrente de la cabellera
Mariana querida
y deja te penetre la belleza
(la verdadera)
La que desgarra por cuchillo de mil uñas
rebana músculos y se eleva hasta la mente
La que destroza mitos, la que aplasta deidades
La que destruye historias y falsos versos
en la hermosura de un trueno a la una de la tarde
y más aún, su voluntad el viento
azotando árboles, arrancándole
pájaros a los nidos
entregándolos a su fragilidad, a su inútil muerte:
tronido estrellándose música contra el cielo.
La longeva belleza Mariana
Cómo reconocerla cuando ella alumbra
O apaga los caminos de tu yo
que se destroza hecho trizas como el tiempo
yo embarrado al que pudo ser tu yo
Caracol dejando residuos de lo que pudiste ser:
el negro florecimiento de un cuervo para la inteligencia.
Aún sin saberlo
ella está ahí, desnuda sobre cenizas:
(la belleza) lechón negro en charola de plata
en el sudor frío de la piedra
en un sueño encharcado
en bocacalles y casuchas mojadas
en el chapoteo de los viejos y grandes barcos
destejiéndose rojizo mar
—limo descuajado en agridulces siniestras natas—
Ella estará ahí hecha mar
y en el mar sobre la arena (espuma)
guadaña que regresa
otra una y otra vez
para segar las piernas
de los que en paz caminan
descalzos, humedeciendo deseos
sin querer nada.
Vamos, separa los dedos
abre la mano y digamos
que si la belleza es manzana
y nace para morderse
muérdela, para de ella nutrirte, Mariana
y tener algo más que espíritu
algo más profundo que no el ánima
más interno [donde se realiza el Acto
que te da la esencia]
y no sea simplemente el alma.
poemas de Adriana Tafoya
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