GUSTAVO ENRIQUE OROZCO
Aqui les dejamos el link de la entrevista completa:
http://www.codigoradio.cultura.df.gob.mx/index.php/palabras-urgentes/13370-gustavo-enrique-orozco
contemplación para ciudad y Puente lento
contemplación para ciudad y Puente lento
ansiedad o delirio
o solo peso
barca
libre volante entre las ramas
pétreo y salino cuerpo
que se amarra
durante el pecho al sol de su caída
nudos de transparencia
y alas blancas
que revientan
en los ojos
de tus ojos
alza el cuello el vapor
abiertas como párpados
la piedra y la quietud
hacen nacer los pájaros
la desnudez del grito
y de las venas
las columnas
y los puentes de ceniza
donde obscura
posa su planta
este que viene a hablar ahora
aquí hasta esta orilla
miro la luz que repta
miro
su sangre larga
larga sombra
miro cómo
se pierden
mis pisadas
en el mármol del día
una voz ahogada
ve crecer
el silencio del mar
si estallara en tus ojos
escucharías el sonido de un nombre
derrumbándose en ti
muere el sol que se enreda en el delirio del mundo
y otra vez
la aguja inconfesable que es el tiempo
hace nacer el agua
feroz y la tormenta
hilos de aire y murmullos
y de gotas
que no vienen del mar
como un ciego
que habita en un paraje indescifrable
y camina desnudo
frente al vapor del espejo
oigo caer los últimos silbidos de los árboles
el día comienza a caer sobre su sombra derramada
el día
hoy lo sé
no tiene sombra
ahora escucha en silencio
a un lado mío
cómo
pez atrapado en el camino del aire
una hoja se dobla y cae
otra se parte
en el aire se escucha crecer al cielo entero
imagina
la nota que se alarga
y hace el tacto de la luz en una hoja
bajo el aire
en su gota de silencio
duerme un ave
la quietud
derramada
ha caído en la sombra
el corazón de un ángel viste estatuas dormidas
en su sueño se escucha respirar
la nube en nacimiento
puedes oír nacer también la voz de su contorno
siempre raíz de un mar
abierto
todo
imagina que
en las líneas de una mano
algo toma la forma de un insecto
en aquella ventana se mueven las cortinas
en un pañuelo alguien guarda
una ofrenda infinita
idéntica en sus modos
a un cardumen plateado
y algo
en esos peces hay
que la antigüedad ha habitado
desde siempre
un espacio de dicha que despierta
más suavemente
que la invención del aire
cierto como
el latido
de su
conformación
claro es el aire
y su trazo
mensajero de incendio entre las aguas
imagina un barco que en tus ojos naufraga
imagina a un incendio
sumergirse
y temblar
imagina
una gota
amarilla
imagina la gota inverosímil
fruta mínima
abierta incandescencia
imagina caer palabras como ruinas
imagina que todo vuelve a nacer
imagina jardines silencios y gargantas
imagina que llueven flores sobre el mar
imagina que el incendio permanece
y arde invencible el sol
que todo besa
con su boca tremenda
imagina ese sol
y su escritura
imagina ese sol
y un jardín
en cuyo centro
una niña camina sobre el agua
imagina
su risa
secreta
que adivina caminos
de musgo
entre los árboles
qué despliegue
de pasos
más ingenuos
qué invitación de aire
qué jardín este
imaginado
y qué alas más sonoras
que tiemblan
en cualquier momento echarán a volar
imagina las sombras
que a esta hora se mueven
por debajo del ala de la noche
se sacuden despacio
como banderas líquidas
como notas que suben y se enredan con la fronda en las
hojas
imagina a las notas tocar a algunas de ellas
imagina
que se encienden
ya por última vez
imagina que nos escucha
la mujer que con su vara enhebra el sueño del árbol y
la nube
imagina que nos escucha
el árbol que a sus rodillas duerme y se deja mesar la
cabellera sonora
imagina
que nos escuchan las sombras que bajo sus alas gimen
y el temblor de la nota que convoca a los viajeros
desconocidos
imagina que nos escucha
el puerto en que yace la espera inquebrantable
y la estatua que no dejará de sonreír
y el insecto que no dejará de correr
y las gotas caídas
de ese mar de sus ojos
y los peces de vidrio que los viejos confunden con el
alba
imagina que nos escucha
la mujer de la risa secreta
imagina que ella nos escucha
y recibe estas palabras
como una carta que llega hasta su país lejano
imagina que al recibir la voz escuche
cómo se agitan sus alas transparentes
y recuerde por fin
el lenguaje de sus árboles
imagina que escucha
y sueña
exactamente
para todos los hombres
para todos
las palabras que hacen temblar las hojas
que ahora las hojas den testimonio del sonido
y se enciendan
o caigan
o bailen
“…La tierra es su cuerpo: mora dentro de la tierra pero la tierra no
le conoce.
El agua es su cuerpo; mora dentro del agua pero el agua no le conoce.
La luz es su cuerpo; mora dentro de la luz pero la luz no le conoce.
El aire es su cuerpo; mora dentro del aire pero el aire no le conoce.
El cielo es su cuerpo; mora dentro del cielo pero el cielo no le
conoce.”
Adhyatma Upanishad
ciudad de méxico, dé efe
sin conceder
ningún espacio al sueño
austero de humedad
resuelto a descender comienza y gira
el trazo iluminado del frío
décimosexta
carta fantasma
alta es la pretensión de
atarse al vuelo aun sabiéndolo precio del derrumbe
infinito caudal de
envueltas alas
manos
que desmigajan
la tibieza
fino aire que vaga en el
espacio vacío
altas son también las
rotas hojas
en las que el cuerpo de
estas voces fue trazado
alta calma nocturna
alta calma
frágil respiración
alto el cálamo hundido de
la sombra
su dibujo de zanjas para
albergar el sueño
alta traición de dios
alto estruendo
detrás de la cascada
alto tacto en los párpados
alta
triste
quietud
alta paz
alto amor
alto silencio
alta noche cerrada
alta
alta esperanza
llama en una habitación
sin brisa alguna
dorada piel del polvo en
la luz
alta distancia
así
hacia el final del día
perdido en su calor
termina el sol su carrera
así avanza la arena
también
así guarda en sus marcas
la madera
la presencia del agua
así invade la humedad
las paredes
con cuánta humildad el
cielo entero concede su gobierno a la tarde
alta es la veneración con
que se extiende el agua para llenar la marca que de tu cuerpo sacia su sequía
río inextinguible de mansa
sed
agua que prevalece
incendiada
alta
caricia
lejana
mesura
de la tierra nace la flama
el largo testimonio del
océano
su pequeña
y necesaria
crueldad
su anciana sed
su sal de largo alcance
su imperio
de ruinas
dormido sobre la claridad
con la que el día
hace latir el agua en
cualquier rincón en que se encuentre
y tú
despierta en tantas partes
y tú
que en esas partes brillas
y rasguñas
grano de sal
perfecto
diminuta llamarada de
piedra
que hace arder el inicio del
día
invisible estallido
en el centro de todas las
pupilas del mundo
somos los que han
respirado tierra
muertos de sed
somos los que envenenaron
el agua
somos los que juraron que
jurarían y juraron
y se perdieron
somos los que amamos
dragones
primeros días del cuarto
mes del año dos mil trece
ciudad de méxico, dé efe
ha comenzado a llover
tercera carta acuática
agua
su lenta pronunciación
por más que su dibujo se
ensanche
mancha de dos caballos que
se alcanzan
memorial
de lo que alguna vez
hemos podido amar
volver sagrado
porque somos también
toda nuestra ambición
oh
venerables ruinas
oh
antiquísimos llantos de
piedra
oh
dulce voz
ala de odio
que no pudo salir
y constreñida causa
estragos
y se hincha
oh
como gota de sangre en el
mar
oh
que nadie pueda jamás
sentir un dolor como este
que al abrigo del sol el
sueño acuda fiel
guardián pastor
que lame tus pasos
con su lengua de llama
su lento crecimiento por
las plantas
la perturbadora gracia
que tienen sus fantasmas
de vapor
que hacen temblar de
transparencia
las torres
oh
cómo comienzan a caer las
gotas
oh
crispado cristal raíz del
cielo
desgarrando con luz
la obscuridad
oh
furiosa compasión
lejana suavidad que
naufraga
®Gustavo Enrique Orozco
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