Agathokles
Conclusiones
obscenas
Siete promesas que violé con tal de mirarte
desnuda,
el celibato, varios capitales, otros tantos
de Moisés,
un botón por cada verso, la prenda completa
por una estrofa,
el instinto, la lujuria con que caían,
estaba por abandonar,
tu voz desprendía una melodía conocida por
prohibida,
mis manos temblaban cada paso adelante, la
boca me traicionaba,
evocando oxímorones, hiperbatones,
consonantes y rimas en jauría,
cada paso más desnuda y más penetrante tu
perfume de madera,
olvidé la moral y dejé la soberbia en el
vaso con vino, era la hora,
el momento indicado de creer y crecer de
nueva vez,
una luz rojiza hizo profunda la habitación,
se dibujaron tus senos,
medusas incipientes que petrifican al
cruzar la pupila,
el frío jugaba y delataba la dilatación
constante de tus pezones,
endurecía tu dermis y marcaba una sonrisa
lasciva en tu rostro,
la poesía seguía fluyendo, la última prenda
cayó de tajo,
era turno en que mis manos comenzaran con
el pacto silencioso,
me deshice de la beatitud y la hipocresía,
era un ente desnudo,
capaz de terminar de desmadrar el
testamento entero por tomarte,
tus piernas se abrieron liándome al acto
inconcluso en otros encuentros,
tomé el vaso y derramé todo el contenido en
tu piel de terciopelo,
lo lamí enfurecidamente, te tendí por que
era mi naturaleza fiera,
dejé que mi sexo se encajara deprisa hasta
llegar a la espina,
no conté los minutos, pero sí los orgasmos,
cuatro tuyos, dos míos,
fieras coagulantes creando el arte del
placer obsceno,
la lírica ahora transformada en caprichos
sensuales y malhablados,
no sé si fueron días los que pasamos bajo
las sábanas,
lo que puedo asegurar es que nadie había
viajado al paraíso
y regresado para dar testimonio que las
vírgenes existen y todas…
llevan tu nombre.
Presente
Dejar desfilar en silencio la estela que
marca tu paso a mi encuentro,
casi siempre disfrazada de rutina, con olor
a cocina y azafranes,
los recuerdos que tu mente desfigura para
hacerlo menos doloroso,
de vez en cuando ese dolor es intenso y te
marchitas por partes,
primero las manos, la cabeza, el corazón, a
veces también el sexo,
sin embargo aún después de todo, después
del tiempo, te encuentro,
tan leal y sonora, tan como siempre que
resguardo mis secretos,
dilatas los labios y forjas una sonrisa
liviana pero constante,
eres capaz de desvanecerme con tus besos
madrugada, con tu aliento,
un suplicio inmediato me recorre si te veo
sollozando, soy culpable,
sé que la tragedia en tu vida lleva mi
nombre, mi marca es inconfundible,
no sereno mi alma briosa con un sólo
cometido, siempre busca, siempre,
hace ya varias alboradas que no hago más que
escribir tu nombre,
en arena, en papel, en el aire con las
nubes, en las hojas y en todo lo tangible,
no he dudado en borrarte con sustancias
vedadas, imposible deseo,
estás ahí más presente y más física que mi
propia carne corrompida,
puedo aseverar que eres ya un dogma con
propósitos inciertos hacia mí,
no sé si son las ansias de verte, de
penderme en tu alma de cicuta,
en buscar un lugar entre tus pliegues
blandos para amanecer vehemente,
intentando no convertirme en el mismo que
destruye la vida con cada rezo,
no ser el que se refleja en cada lágrima y
cada suspiro lleve la inicial de mi nombre,
ahora me encuentro deambulando entre esas
lágrimas que te hacen sagrada,
una ruina sacra de mis caprichos inmaduros
y febriles, tengo miedo,
temo aventurarme sin razón ni elocuencia a
desbaratarme rendido en tus manos,
a entregar por completo un corazón infiel y
sediento de cambiar el destino,
ni mayo ni agosto darán tregua a mi olvido,
los recuerdos punzantes,
son los que no permiten hacerme cómplice
total de tu necesidad siempre,
ahora pienso en ti y esto no significa que
será así perennemente, otras veces,
pensaré en amarte y otras tantas te amaré
con tal fuerza que no sabrás de ti,
y no tendrás memoria, sólo la fijación
presente de tenerme cerca,
Hoy ser Dios es lo mismo que estar un
momento cerca de ti.
Declaración
de guerra
Palabras tuyas que sirven de rehenes
posmodernos de mi ingrata culpa,
un misterio que no he descifrado para poder
pensarte siempre,
la distancia y el tiempo paradojas
mutilantes y desesperadas,
ahora te encuentro y mi voz comienza con el
brío de gritarte fuerte,
de atropellarte con una suerte de besos
oportunos a tu llegada,
la ciudad vuelve a mis pies y me convierto
en heredero de tu sombra,
el terco de siempre pero aún más constante
y menos cobarde.
Martes de duelo por creerte tangible e
inmediata, cuestión de espera,
sabiduría sugestiva convertida casi en lo
que aún nos une,
una palabra derrumbó la esperanza para
volver a forjarla fuertemente,
esperanza tu nombre y mi condena atemporal
y siniestra,
cada dos de octubre marco de sangre el
calendario entero,
guardo un minuto de silencio por cada año
desgastado, me rindo,
estoy casi tan sediento, casi tan
impaciente de saciar el hambre del sereno,
declaro la guerra en nombre de la rosa y la
despiadada alma que me marca.
Ahora comienza la nueva tragedia que es
recordar amar,
recordar la sal y la saliva casquivana,
pecar es pecar,
aún condenado seguiré en pie de forma
bélica e inocente,
percibe atenta las palabras que delinea la
forma áurea de mi mano,
comienza el duelo, sin piedad a los
débiles, no más clemencia,
sin misericordia de las bocas, ni compasión
de cuerpos, esa es la señal.
cinco, cuatro, tres, dos, uno…
No he contado los años que han pasado, pero
algo es seguro,
mañana en la batalla terminaré por rendirme
en tu honor
Mujer
aérea
No podías ser más liviana, ni más dulce a
tus pasos,
los movimientos forjaban el nuevo génesis
impúdico,
la mano derecha se eleva y aparece Sodoma
llena de oro y sangre,
la mano izquierda asciende y Gomorra te
califica de beata,
los pies pedazos de amaranto que se
desmoronan al paso
marcando la senda para el delito impuro, se
relaja el aroma,
la cadera se pronuncia a la izquierda y
crea una calamidad
movimiento a la derecha erección perpetua,
tus párpados adormecidos
dejan ver la pupila dilatada, el sentido
más pronto, casi bendita,
tu vientre sigue dibujando ritos y formas
que incitan a pecar,
mido la distancia y apunto directo al
corazón, una mirada fulminante,
un mirada lasciva, incitante, sedienta y
desesperada,
la espalda se arquea despacio al compás de
do mayor y si bemol,
es el momento en que mi dermis se
estremece, la lengua saliva,
el eje de la tierra permanece atento para
hacerlo al par de tu cintura,
tu figura crea la imagen exacta del Ícaro
caído al infierno,
la mirada fija a un punto perdido y eterno,
en tu boca el éxtasis,
cada movimiento quiebra el aire dejando a
su paso un perfume majestuoso,
Terpsícore te alaba por
ligera, Hera por hermosa, yo un mortal cualquiera
cree por vez primera en
el Olimpo porque vuelas, llena de violencia,
te condenan por
sensual, cierras el horizonte de mis ojos
para mostrarte única y
tentadora, caricia infame, mujer fatal,
están mis rezos en tus
labios y en tu alma mi necesidad.
¿Sientes este
silencio?, abre los ojos estamos volando juntos,
está a punto de
amanecer…
Cambio
de plan y estrategia
Aun cuando pueda jurar por Dios y
pronunciarte algo en nombre del amor,
pareceré un resquicio olvidado, un pueblo
inundado por nada visible,
así es eso, inevitable, surco el espacio
que nos detiene y no es suficiente,
tal vez algún día te hallaré en el sito que
me entregue completo, no es instinto,
es este destino que va marcando una rotunda
herida, despacio, lento,
aún conservo el sabor, el aroma que salta
de tu boca, aun ahora, no fue la cama,
ni el cuarto o el frío quebrante, tampoco
fue la noche, alcohol, cigarros,
ni la nostalgia de sabernos cómplices, no
fueron tampoco los versos, ni los pasos,
fue tu karma el que ha marcado fechas en el
álbum desgastado, fue la curva,
la que se crea al mirarte boca abajo y
relajada, un puente único y suave,
del que asesinos incapaces de dejar sus
sangrientos despojos optan por
aventurarse a sobrevivir ahí, fueron los
huecos en los que me alojé demente,
seis veces continuas sin parpadear, mirando
fijo, sonriendo leve,
fue la litúrgica forma de vernos desnudos y
esperando una señal para el inicio,
aún siento en mi paladar tu sabor de flor
cristalina, muñeca mantis,
tienes en tu haber tintes de amapola,
perfume de cannabis, sustancia de mandrágora,
cada imagen me hace fantasía en el recuerdo
taciturno de la entrega,
cada mirada es una melodía desprendida de
tus labios en pleno acto,
tanta saliva que no recupero suficiente
para pronuncia algo más que tu nombre,
tanto he sido desde ese día que he creado
una nueva especie de amante,
uno que marca en rojo todas las palabras
que comiencen con “V”,
un ser casi melancólico que se culpa por no
poder tenerte para él completa,
un amante ingrato que desafía las buenas
costumbres y la sobria moral,
uno al que le llaman mago por saber
desaparecer cuando es necesitado
y aparecer de pronto desnudo cunado no le
llaman, ni lo buscan,
el que es capaz de ser tuyo sin hacer pregunta
alguna, ése y aquél,
ahora, sólo queda guardar en silencio el
recuerdo de tu piel al descubierto,
el sonido y el perfume que emanó varias
veces de tu ser para mi fortuna,
levantar la mirada y tomar nuevamente tu
boca para tenerla en mí, eternamente,
no eres ya calma, ni palabra espontánea, ya
eres necesidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario