*
Bueno le viene al hambre acostarse con hermosas.
Bueno le es sentir el dientecillo fiero,
La flor brillando sobre la espalda como un estigma,
Como un velamen.
Entrar o salir
Del suyo remolino macabro y quedarse
Con la mirada puesta en el viento,
En ese aire de su voz que trastorna como Calipso
Divino e infernal.
Pasarán los años como ríos por esta hembra,
Quedará su ángel maldito en la ebriedad de la calle intacto
Como el péndulo de una locura inmóvil
Que sacudió mi cama.
Soñará que hubo una vez un hombre
Que le llovió en los labios,
Que hacía y destejía tormentas como un Baudelaire sediento.
Recordará sus pasos de gota caída,
Su caricia de urna quemada en el cabello de la tarde
Crepuscular
Como le fue la belleza en el invierno,
Como le fue la risa
Oscura,
Vecina de la muerte.
*
Ahora digo su nombre y una cantina me embiste
Con la lujuria de una muchacha del aire curiosa.
Ella coloca su piedra en Babilonia y me construye
Con otra en Sodoma un templo para rezarle callado,
Al oído, sobre una espalda más tersa que la bruma
De los campos Elíseos. Golpeado por el relámpago suyo,
Sin más visión que su risa girando alrededor
De la cama como alabastro de qué neón traído
De afuera donde la lluvia ha redimido al potro.
Ahora digo su nombre y me purifico sin más héroe
Que el canalla de sus torpezas niñas, de sus
Vocablos como de humo elevándose entre el hostal.
Ahora mismo me cierro los ojos para pensarla vestida,
Para mirarla entrar o recargarse en la ventana o
Salir sobre la danza de sus zapatos bellos
Como la silenciosa que fue, blanca
Entre las cantinas de una ciudad oscura.
Ella coloca su lengua en Babilonia y me invita,
Con otra en Sodoma, para rezarle callado.
*
Ya no es Bagán quien te sostiene o el viento,
Ni esta lluvia que ha mojado la calle de Juárez y tu rostro,
O los pasos que han quemado las esquinas y las puertas
O esfinge de la belleza, he aquí su palabra de música
Cuando cierra los ojos
Y entra en su rostro el mar,
El tigre de su espalda que se eriza con el viento de afuera.”
Porque su voz presume el tacto de la rosa,
Yo la escucho cantar;
Mis oídos son el juego de arabesco de su lengua,
El crepúsculo de su rostro es un incendio que apago,
Que borro muy despacio en el espejo, la ventana
Donde dejó el estigma sus labios.
Voy a perder con ella este mundo que ahora tiro a la suerte,
La tarde que hemos dejado allá afuera
Como moneda girando en la pirueta de plata que nos brilla,
Voy a tocar su cuerpo, voy a decir su nombre
Para enfadar a las flores
Y darles sepultura.
*
Todos los jueves llueve sobre la cama de Lesbia,
Y es su boca una boca dicen
Que revienta al ángel que la doma
Como un escorpión tardío de precipicio y nube.
Y es su corazón un corazón dicen,
Que desata la brama de las flores, la lluvia
De las plazuelas abiertas, el vuelo
De los acantilados.
Es su piel como una tarde que nace
De otra tarde como algo blanco,
Como un insomnio que se le pudre en los ojos
De los veranos, como una niña
Amanecida y muda.
Bajaremos a tientas de la noche,
Nos tocaremos el alba de los huesos
Como si fuera una ola,
Nos bañaremos tranquilos en el abismo,
Nos dormiremos juntos
Y soñaremos la muerte.
*
(Tercer tango, para decir a oscuras…)
Yo te recuerdo desnuda por que las flores hermosas
Siempre han sido así. Y las enfermas y las calizas,
Las que parecen de piedra como el corazón de un niño
Y las que duermen junto a los ebrios, y las que arden de día
Por perfumar la noche, y las que sueñan sin tener ojos
Y las que muerden por las espinas y las que son al fin mortales.
Yo te recuerdo desnuda junto a esta cama,
Como esas flores que penden entre el asombro
Y el precipicio.
Para olvidarme de ti está la noche,
Está la lluvia adolescente que jura
Que el amor es cosa eterna.
Como días extraños
Pasará nuestro rostro por la gente.
El sol amanecerá con gracia
Bajo los años violentos.
Serás la flor que germinó mis ojos,
La habitación cerrada donde nunca entrará la muerte.
*
Un dolor escribo
Pero no lo escuchas,
Un dolor insomne, cansado,
Largamente triste por la lluvia,
Largamente triste
Por la lluvia.
Un dolor lagarto, sin párpado,
Hambriento de nostalgia y de ceniza,
Sediento de nostalgia
Y de ceniza.
Como un camino de amapolas abre el cielo,
Como un camino de amapolas
Cierra el cielo;
Afuera un ángel llueve,
Afuera un ángel ladra,
Afuera un ángel muerde y ladra
Mi silenciosa lluvia,
Mi personal infierno.
Un dolor escribo pero no lo escuchas,
amada,
Un dolor pesado,
L a r g a m e n t e
Pesado;
Como un camino de amapolas abre el cielo.
Como un camino de amapolas
Cierra el cielo.
agosto 1, 2003
Y te dejé, como un Owen,
Esta vez darme la espalda.
Y te rompiste Sirena con el viento de los arrabales,
Y te dejaste imantada en las paredes
Como lo hacen las flores que se queman.
Porque todo lo cierto es sombra,
Porque te miras anclada y fría como un barco
Que la tarde se ha olvidado,
Y te despido lejano tras mi ventana de soles, y
Te despido lejano.
Yo quise, alguna vez, conocer París,
Y quizá llamarme Ulises en la ventisca.
Pero hoy descubro bajo la lluvia de México tu nombre
Y me derrumbo sereno entre la magia del mundo.
Hoy que me quemas como a un fantasma
Porque te arden los ojos de mirarme en los sitos
Que no buscas, que te llegan floridos con mi presencia;
Pero te hielan también, y te vigilan el rostro
De media noche despierto y te amanece desnuda una tristeza.
Hoy parto seco en la estación de tu alma,
Yo que fingiera en Troya todos los besos,
Yo que bebiera el agua de tus lagares
Hoy bajo ebrio y romántico
Por la estación de tu alma.
Gustavo Alatorre
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