María Marioneta
María Marioneta vive en una esquina de la colonia alegría,
tiene la cola más cotizada de su cuadra
y una hija que su cintura niega,
pero la confirman sus estrías.
Por eso los guarros le decimos: María Mamacita.
pues llega reposa, retoza, se abre, aletea, desenrrolla su lengua,
derrama algo de polen
y se echa a volar.
María Mariposa no busca un esposo,
le saben espesos los besos así.
se viste cachonda a la vista
y hedonista se desviste.
Marihuana fuma María Marioneta,
la quema María por puro placer
algunos la queman llamándole puta,
pero eso es mentira, pues sólo se tira a quién ella escoge.
María Marihuana sabe escoger.
Por eso se chupa los dedos si besan y soban sus labios.
dos malvaviscos que saben a piel
y palpita entre sus piernas un higo vivo,
dulce y abierto que llora licor.
si la bebes se te escurre,
si la besas se te derrama
y por más que la abraces, la atrapes, la aprietes
jamás la podrás contener.
María Aguamarina es rica en algas y coral
y brotan de sus caderas un par de piernas que se abren,
abrazan y saben a mar.
pero ella se me adelantó,
me metió la lengua,
me cogió del mango,
me movió los hilos
y nos contagiamos de ninfomaría.
Amaría a María Marioneta,
pero la neta se reiría de mi amor.
Como cuando le dije muy serio:
¡Pos consíguete un novio que no tenga esposa!
Y ella me dijo entre risas:
Tonto, pero si es lo que más me gusta de ti.
María Marioneta se siente mariposa,
se viste cachonda a la vista,
tiene la cola más cotizada de su cuadra,
dos malvaviscos que saben a piel
y un par de piernas que se abren, abrazan y saben amar.
pero la neta se reiría de mi amor.
y llenamos la casa de cosas,
muebles, discos, libros.
La mesa por aquí,
la tele pallá,
que el estéreo suene en todos lados.
Los platos en esta gaveta,
los vasos en aquella,
pon el café siempre a la mano.
Adornamos las paredes con dibujos,
rayones,
pedazos de poemas.
Desde aquí el espejo parece un cuadro...
Las cajas se vacían,
los cajones se llenan de papeles,
cuadernos, ropa, recibos,
y la casa vacía y ajena
se llena de nosotros,
de nuestros humores,
nuestros besos,
nuestras peleas
y de pronto una casa cualquiera
se vuelve nuestra casa,
con nuestros clavos,
nuestras manchas,
nuestras cortinas
y nuestra basura.
Pero a veces llega el camión de la mudanza
y nos piden guardar de nuevo
nuestra vida en cajas,
quitar nuestros cuadros,
guardar nuestros libros,
sacar nuestros olores
y vaciar la casa,
quitarle a la casa nuestra casa.
¡Carajo!
¡La mudanza es una perra
y un hijo de puta su camión!
¡Es imposible guardar todo en cajas!
Siempre se pierde algo,
un disco, un libro, un papel,
un algo que no sabes ni qué es
hasta que te hace falta.
Y al entregar la casa vacía
siempre se deja algo,
un clavo donde colgarán una réplica de la Última Cena,
una mancha que será borrada,
y ese algo que que no cupo en una caja.
cuando ya no es nuestra casa.
Matabichos
Andamos como insectos confundidos buscando el sol,
atorados en la lámpara de la sala,
chamuscados por un foco de 60 watts.
Hormiguitas bajo lupa de chamaco,
bordeamos el gis anticucarachas,
cantando canciones de escarabajos.
Arañitas escondidas en un rinconcito,
moscas tarugas nadando en café,
mosquitos esquivando el trapazo.
Parecemos palomillas intentando escapar,
cuerpecitos de polvo golpeando la ventana,
jicotillos turutalos de tanto fregadazo.
Nuestras ganas se convierten en el último aleteo
de una mariposa crucificada en corcho
con la panza atravesada por el hambre alfiler.
Bajo una nube de raid casa y jardín
andamos fumando ramitas
para no respirar insecticida.
Alguien nos aplasta las hadas con matamoscas
y le sopla a las velitas de nuestro pastel.
Ya les anda por quemar azúcar
en los rincones del cuarto
para matar el bicho de lo que somos.
Por eso apagan las veladoras que les ponemos
a nuestros santos diablitos
y nos voltean el tapete de bienvenida.
Ya le pusieron veneno al ratón de los dientes
y dejaron caducar nuestro tercer deseo.
Quieren barrer la casa con ruda,
limpiarla con huevo y cloro,
exorcizarla de nuestro virus chocarrero
con un anafre humeante
y un chamán del mercado de sonora.
Pero no importa que se tomen
las gotitas de la felicidad
de la última botella de tinto
ni que se agandallen el huesito de la suerte
del pollito rostizado.
Porque tus pestañas son grandes
y utilizaremos cualquiera
para abordar la siguiente estrella fugaz.
Así podrán orear el cuarto,
echar pa'fuera nuestro aroma,
limpiar la mugre de nuestro rastro
y tallar muy bien las paredes
porque hay polvo de hadas en ellas,
cadáveres de magia embarrados
por todas partes.
El Día de tu Boda
El día de tu boda
me sentaré en primera fila
para mirar bien tu cara
cuando respondas que sí.
Llegaré con mi barba de días,
esa camisa que odias,
tal vez un saco y mis jeans.
Le daré un beso mustio a tu madre,
un arrimón a tus primas
y me rascaré el zumbido del oído con el meñique
cuando tus suegros -de lejos-
quieran saber quién soy.
Cuando el padrecito pregunte
si alguien tiene objeción alguna,
yo toseré nomás pa ver
la reacción de tus parientes.
Te prometo no bailar con la novia
por el bien de tus pies
y hasta me comeré todo lo que sirvan,
excepto el pastel,
ese lo pediré para llevar...
así como exigiré que me sirvan cerveza y mezcal
en lugar de tequila y Ron Bacardí.
Cuando pasen tu zapato para la coperacha
le echaré toditita mi morralla
y si se cae tu recién casado
durante la víbora de la mar
no preguntes quién fué.
Me iré temprano,
pero dejaré en la mesa de regalos
unos calcetines nuevos para tu nuevo galán
y un frasquito del perfume que se rompió
el día en que peleamos.
Al llegar a la cuadra
le daré al loquito del barrio el pastel
-hay dulzuras que yo no trago.
Intentaré dormir solo en tu noche de bodas,
y sólo te pido, mi amor,
que no lo hagas tú también.
El día de tu boda
me sentaré en primera fila
para mirar bien tu cara
cuando respondas que sí,
Sabes, cariño, que siempre he querido
verte feliz.
Egoista
Eres tan egoista…
Con tantos tristes en la calle,
melancoholizándose con cerveza oscura,
besos negados y piernas en renta...
Tú te atreves a negarme la entrada a su club…
Llegas,
te instalas en mi sala,
me preparas un sándwich
de jamón con beso y sin mayonesa
y le cambias de canal a la tele
o te pones a bailar salsa frente a mí.
Y yo me quedó con mis ganas de tristear,
sin ver el final de mi película
y sin saber bailar.
Alguien debería explicarte
que yo vivía de mi depresión.
¿Nadie te pasó mi instructivo?
Recuerdo que clarito decía en la página 23:
Para mantenerlo escribiendo, sólo añádale decepción.
Y tú llegaste con tus drogas fuertes,
según para animarme un ratito,
pero me quedé enganchado a tu mercancía.
Estoy seguro de que también decía el manual
algo sobre mi personalidad adictiva.
¿Quién carajos te dio permiso
de volverte mi color favorito?
Ahora sólo me dejas tus vacaciones
para calmar mi necesidad de nostalgia
y debo confesarte que me clavo
extrañando tu voz.
Eres tan egoísta
y yo sólo pienso en ti.
Mauricio Jiménez "Morocco"
@miauricio
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