VERÓNICA LOZADA
Tráfico de Orquídeas
Ven amor, siéntate
aquí/ taparé con cuidado las heridas de tu cabeza con el poco cabello que te
dejé/ tendré cuidado de no lastimarte más/ hielo en los moretones y pomada para
tus huellas digitales que han desaparecido/ ven amor, déjame mirarte, eres
perfecta, así delicada y silenciosa/ trastornada, dopada/ dolida y vulnerada
/así me gustas tanto... eres tan manipulable. Ven amor cuando hayas recompuesto
tus ojos ahora de loca / cuando vuelvas a ser tu, de cualquier manera me
volveré a ir.© Tràfico de Orquídeas 2011 Verónica Lozada
hierro en mis labios
moteada almohada
no pudo conocerte.
Sangre sangra de mi pecho
asqueada de tanto buscar la verdad
no accedo a ella
y se ha cansado mi sangre
mi cuerpo
mis oídos
no escucha nada que no sea hermoso
por ello sangra sangre de mi cuerpo
para renovar la luz
sacarte del trayecto de mis venas
arrojarte al fin en abismo
muda la palabra
no puedes tomarme
Se ha revelado mi sangre
como aquellas calles donde muchos han muerto
ya las han lavado
sangre sangra
sacra sangre que no puedes tocar
ni cáliz, ni cuerpo
no soy tu pan de vida
ni te doy mi alma
para que te salves
Cristo murió
en el mismo instante
que tu navaja me hizo el primer corte.
Yo lo veo y me lluevo
siempre me lluevo cuando
hacemos arte juntos
No hay manera de salvarme
de arrancarlo
olvidarlo, perdonarlos
Cuando él viene a mi poema
hay fuentes y música y labios
... y siempre
inevitablemente
me descalzo
me despeino
no hay manera de quedar solemne
ecuánime...
No hay manera
siempre llueve
cataratas de miradas
cómplices de piernas.
Es insalvable que con él aprenda algo
como abrir una maruchan
o comer pastelitos de mercado
yo lo amo
y no es mío
él me ama, pero es suyo
siempre llueve, nos llovemos
pero sólo a veces
nos besamos...
Concierto para dos Opus 266
Primer Movimiento: Declaro la
sinfonía de mi cuerpo que ya te conoce, la mañana en el trajín de quedar
afinada como violonchelo para estar entre tus piernas, al fin lista y
encordada, el tráfico me retoca el maquillaje más de tres veces, el tigre está
en camino, Eduardo Lizalde me espera con las Horas de Junio a lado de las
escalinatas de la impaciencia de tus ojos por verme, verme por primera vez.
Manos danzan lejos de mí, tres sonetos que a remiendos lees antes de Silvestre
Revueltas, inquietud del café expresso, tarta de manzana quizá un gazpacho para
mirarnos a los ojos, para mí la sintonía fue hecha hace siglos en el círculo
del destino, para tu inteligencia, nada es, si no hasta comprenderlo. Me quitas
el abrigo y abres la silla, tu brazo mi barco que me navega por la gran sala,
se apagan las luces un vuelco de libélulas me expande hasta hincharme de
humedad. Me sabes sin sentirme, me tocas en el roce, mi concierto es tu
atención. Bellas Artes tiene una nueva obra: tú y yo besándonos.
Segundo Movimiento: Eduardo
Lizalde me arrastra al final de la butaca, su voz y la poesía son el mejor
concierto para mis ojos, duele la piel de encanto, erizada hasta la nuca que no
conoces, apuntas brevemente, yo escribo en mis piernas desnudas las imágenes de
una violinista que se mece como ramas de árbol en el sin fin de una melodía
inconexa, perfecta, brazos magros. Carlos Miguel Prieto muestra el final del
frac, no me atrevería a venir si no fuera de negro, en una ceremonia de ser
parte de sus manos abanico, fuerza y delicia... Alban Gerhardt se entrega, está
sólo con su instrumento entre las piernas, estoy sola anhelando un concierto en
tu mesa, el sonido me impregna un humor de belleza, un torrente de poesía que
no se ha escrito... me estoy volcando, a punto de dejarme en el vértigo y caer
de anfiteatro hasta el primer piso, pero algo te sucede y me abrigas con tu
suéter. Me has arropado y vuelvo en mì. Se baten palmas insonoras, no me
encuentro ahí, se ha quedado tu último abrazo en mi espalda. Esta noche no puedo
morir.
Tercer movimiento: El frío de la
noche, un cigarro, me tomas la mano y preparas la cena, copas exactas, mesa
perfecta, te muestras bellísimo en delantal de rayas grises, perfecto, has
traído jazz para mis pies que ya he descalzado, grietas de una vida pasada ya
están resanadas, cuadros y arte en tumulto orgiástico de una casa de hombre,
las plantas necesitan agua... pero estas cocinando. Me deleito en tus
apreciaciones, me retiro la máscara. La ensalada me alimenta, me viertes vino,
me bebes tinta, aún no me has tocado. La luna está impaciente por saber si los
libros que nos rodean nos tenderán cama esta noche, yo creo que no. Pasan las
horas que no son de Junio, pasan y aviso que esta noche no volveré a casa, ya
pasó la madrugada. Un tabaco delicioso habano y nada escucho de las formas de
hacerse, estoy perdida en tu rostro, que a ratos me mira intensamente, te
guardas las cosas que piensas, en mi corazón aún resuenan las percusiones, la
pasión de esos músicos, tu pasión de entenderlos a ojos cerrados. La cena
termina y estas muy cerca, me vuelvo a pintar los labios para detener mi
inconmensurable deseo de besarte.
Gran final: Una bata y tu pijama
que me queda enorme, me duele el estómago de emoción y tanta risa, escribo casi
a oscuras y tu lees no sé qué cosa, es como si siempre hubiéramos sabido de
nuestros rituales, desmaquillo, me meto entre tus ojos y traes una frazada
extra a mis remolinos de nervios, tiras las almohadas al suelo... al fin me
besas, recostada junto a ti, las piernas en nudo, las manos sujetas.
Este es el límite de mi control,
te monto vestida y me quedo dormida abrazada a ti sin hacer el amor. Te volveré
a ver. No sé cuándo, ni qué concierto, no sé cómo, ni dónde... mis pasos ya no
van sin sombra.
LAS PAREDES CALLAN
Mis
manos se tocan sin temor,
en
la ausencia del amante
sola
de hijos y de realidades
las
paredes lloran mis líquidos
imagino
tu falo
Impresionante
Inimaginable
Inexistente
Me
abrazo
como
sólo yo me sé amar
Ya
se acerca el revoloteo de una venida grandiosa
de
la conquista de un país poderoso
¿Qué
más poderoso que el país de mi alma?
II
Me fascina vestirme despuès de la ducha/ pensando si este dìa te
encontrarè, deslizar las manos sobre la piel bruna, el alma contundente/
abundante soy como la madre tierra me germinò en todos mis estadìos, asì que no
te sorprendas si lloro o amo hasta cantar tu nombre/ Trino rasgado de vientre/
volutas de humo, dichosa sensualidad que me erotiza de sòlo imaginarte posado
en mis ojos, perpetuando la espera, espesa espera de quien te sabe aùn sin
saber siquiera, tu nombre.
Un poema sobre otro
De toda esta poesía, el único poema que veo soy yo. Perfecta,
tal cual usted, y como tú y como tú. Tantos poemas juntos se me antojan
libélulas buscando la luz. ¿Que qué soy? No lo sé. ¿Y usted? ¿Y tú?
Jurídicamente tengo... un atisbo; metafóricamente también. Sólo que no logro
definir… ¿qué es lo que nací? Para ello basta un botón: éste, mi clítoris es un
pene minúsculo… No, ¡no hablo biológicamente! ¡De veras! Soy un hombre tal
cual; así crecí. Sólo que me gustaban demasiado los otros hombres…. ¿Cómo le
llamas a esto? ¡Ah! ¿Homosexual? Ajá… Soy un poema homosexual…
Entre mis andanzas y cacerías descubrí que además de ano tengo
un perfecto agujero uno poco atrás del pene… ¡No!, ¡no hasta allá! Un poco más
al centro… Sí, un diminuto agujero…. Y me enamoré y mi hombre se enamoró de
mi…. o de mis dos agujeros. Puedo manifestar orgullosamente que acababa de
descubrir en la pubertad dos clases de orgasmos completamente diferentes, a los
que suelo llamar poemas… Así las cosas.
¿Sabes qué esta grueso? Que no averigüé antes. El ser gay,
raro, puto, joto marica y yulis me hacía ya de por si mal visto y no sabía a
quién preguntar… Mi güey también es nuevo en esto. De ahí broto un poema
mayúsculo: sangré… Creí que era absolutamente normal sangrar después de ser
abierto por un hombre, pero no dolió. Al contrario, fue suave y se deslizó como
pez en un tubo de agua ensalivada. Y después de su penetración, a los
diecisiete años, me enfermé, pero seguía enamorado de ese otro homosexual que
también me amaba hasta la constelación de Orión.
Fue cuando empecé a escribir. Me sentía trémulo y dislocado,
como un hueso que no embona al otro pedazo. Me sentía más femenino de lo
normal, sólo con algunos kilos extras. Al estar en la consulta general, las
caras se hicieron frías y saladas… ya de por si soy un fenómeno…. No sabía qué
me esperaba con aquella cosa que notaban en mí. Pensé a primera instancia en lo
peor: “Este hijo de puta es seropositivo y me contagió”…. Me mandaron a hacer
estudios. ¿Desde cuándo es puto? Perdón, ¿homosexual?… Desde que me acuerdo yo
quería ser vieja. Más bien, marimacha, porque las viejas viejas me dan hueva
con la pendejada esa de “ser amadas”, y que las tratan como producto, y todavía
se dejan. Bueno, ya hay algunas que no. Entró un doctor y otro y luego le
hablaron a mi cabrón… Sí, yo soy el pasivo, o sea el que se deja coger. El que
la hace de vieja entre dos hombres. Pues tuvo que entrar un tercer médico, con
una voz más engolada: “…Y bueno jóvenes, en toda mi carrera profesional no
había sido testigo de nada de esto. En términos médicos se le denomina…”
¡No manches! ¡Que soy mujer! ¡Que estoy embarazado! ¡Imagínate
la cara de mi hombre! Y el doctor seguía con toda su onda médica: que si en
Perinatología; que 32 semanas de embarazo; que hay casos…Creo que lo que más me
asustó fue pensar si quería ser mujer de verdad… es decir… De veras de veras,
mi vagina existe y la verga también. Soy dos en uno…
- Oye, Mamá: ¿duele parir?
Ni palabras
para describir esta crueldad de rayas a mi piel
familia muerta
y deseos inmensos de llorar
pero no hay para qué.
Nada te detendrá has vivido tanto tiempo en este infierno de maltrato
porqué te duele tanto niño crecido
armado de pistola y hormigas
necesitas mi beso forzado porque no hubo quien te besara
¿No te besó tu madre?
¿no te arullo tu padre?
ni palabras
ni que decirte
con esos ojos de furia y soledad promiscua
pobre hijo de la mierda
¿quien te hizo tan pequeño?
¿Quién me dejó en tus manos?
¿en qué momento el amor te abandonó?
¿que dios te abortó de su paraíso?
ni palabras
ni llanto
¿paraqué?
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