jueves, 20 de septiembre de 2012

Tania Manríquez presenta en "Cada quien su boca" de Palabras Urgentes (20 septiembre 2012)



FIRMAMENTO

Estaré esperando a que me llames
una noche que también sea día
sólo para surcar cielos como locos
cruzando no palabras sino gestos con seres extraños
que nos encadenan al universo con lazos de materia infinita
(como los sueños)
para que vistan nuestro pasado en telas de presente.
La luna está metida en una lata de conservas
cuando tengas hambre de eternidad y sientas morir de inanición
ábrela y sírvela fría con sal al gusto
devórala con los ojos en un sólo bocado
pero degústala, saboréala y disfruta
nunca se tiene demasiada eternidad para quedar satisfechos.
Cuando la noche sea día y los astros inmortales
lleguen a una tregua final
comenzaré a escribir rutinaria
porque conozco el miedo de algún día olvidarnos
y tengo la necesidad de poder leernos con los años.
Mantén tus dos lechuzas dilatadas y abiertas
es la única manera de abrazar
toda la hermosura de éste mundo.
Vamos a fundirnos en secreto
mientras las almas se van encontrando a sí mismas
a veces las cosas más hermosas suceden en silencio.
Donde rompen los sueños comienza la realidad
son tiempos difíciles para lo soñadores
necesito que vengas y me duermas
porque en este estado de vigilia tan permanente
no me quedan muchas ganas de mantenerme despierta tanto tiempo.



ÉL

¿En dónde estás?, ¿en dónde te has metido?
Me preocupa lo que puedas estar haciendo a estas horas.
Podrías estar con ellas, con ella, con él.
Conmigo.

Estarás durmiendo, soñando o volando.
Buscando un rincón en el cual poder olvidarte u olvidarme
o en un caso tan especial como éste: olvidándote de ambos.
La noche me resulta insoportable.
Yo también estoy buscando un rincón, necesito recordar.
Me haces falta, me escucho decir.
Recuerdos aparecen
Me seducen
Se abre el pecho
El corazón sale
Rueda y cae
Se rompe.

Cierro los ojos y me pierdo, es tarde.
Pensamientos invaden.
Se encienden las luces, cae el telón.
Termina la obra, desapareces.
Sueño.

Amanece lentamente, desempolvo.
Estarás con ellas, con ella o con él.
Lo dudo.
Eres como yo y sólo por eso, no estarás con alguien
sino solo, contigo.
Esperando.




INVENTARIO

¿Qué es lo que se esconde detrás de la puerta roja?
Lágrimas derramadas, miles de silencios, palabras en inútil estado de putrefacción.
Cartas viejas de a montón, una botella de vino que me habría gustado compartir contigo y cien velas con los más deliciosos y exóticos aromas.
Una ventana en dirección a los cuatro puntos cardinales, por si algún día vuelves. Un sueño que nunca terminó de asentarse por completo, el reloj que se empeña en marcar la hora del momento exacto en el que te marchaste y la misma mentira de siempre: "ya no te extraño"...


ARLEQUÍN CÓSMICO  I

Podría decir que soy persona pero la verdad es que soy arlequín.
Me formaron nebulosas y polvos estelares. Fui unida al mundo con lazos de materia infinita.

Yo no vivo a merced de nadie salvo de la vida misma y del personaje que se supone soy.

Así como soy arlequín también soy gitana y como buena gitana nunca he dejado ni dejaré de andar, puesto que siempre he querido adelantarme a mis propios pasos.

Recorro frenética el mundo buscando ese rincón exacto en el cual pueda amodorrarme; donde las personas no sean personas sino también arlequines viviendo la vida como el carnaval que es.

La diferencia es que ahí nadie portará máscaras ni pretensiones. Si acaso se usarán las vestimentas de siglos anteriores y le rendiremos homenaje a todos nuestros antepasados, aquellos inmortales que valoraban la vida donde soñar no era considerado oficio exclusivo de pecadores.

Los corazones de los arlequines estarán formados por miles de gotas saladas y oculares, porque las gotas saladas y oculares están destinadas a volverse plumas y las plumas están destinadas a volverse alas y las alas estarán destinadas a volar.

Aunque sea arlequín mi corazón será diferente porque también tendrá algo de persona.

El mío será un corazón con vida propia. Loco, inestable, rojo, enamoradizo y muy liviano.

También será un amante empedernido que nunca se resignará a dejar de querer.

Vivirá al final de cada una de las estaciones porque esos son los momentos en que los arlequines se enamoran. Y como ese corazón tendrá vida propia durante el otoño procurará estar un tanto distante de la superficie y del dolor.

Los arlequines jamás moriremos porque somos inmortales pero si alguien llegase a necesitar imaginar la muerte de un arlequín le puedo decir que moriría de la forma en que vivió: de una callada manera y muy contento. Porque la muerte no sería algo a lo que temerle sino que estaría considerada como la transmutación alquímica para renacer y formar parte del Universo.

En las escuelas de los arlequines se les enseñará exclusivamente a mirar y sobre todo a observar el lado escondido de la belleza natural que a veces se escapa en la vida ordinaria, justo esa que abandoné alguna vez en busca del mar.

Buscarán con vigor la verdad de la imaginación porque en la mente de los arlequines se encuentran las voces que dictan el rumbo y ellos que tienen voces internas lo saben y viven conforme a lo que oyen.




EL CORAZÓN
Se pudre.
Solloza en lo más bajo, en las profundidades del ser.
Solitario se deja carcomer por el tiempo
y las polillas se nutren de los últimos vestigios.
Sus últimas migajas sirven de alimento para las palomas del olvido.
Es un troglodita que no puede dejar de querer.
Nunca tiene demasiado de nada para quedar satisfecho... y se enferma.
Cuando el corazón sufre, lo hace en silencio.
¿Lo escuchas latir?
Tú sólo estás gritando por dentro y nadie te oye.


CAMINO DEL PEREGRINO
Los peregrinos no le temen a nada,
nunca tienen nada que perder.
Nosotros no nos damos cuenta de lo que pasa,
todo suele ocurrir demasiado rápido como para prestar atención.
En cambio para ellos, cada instante se vuelve infinito
si hay algo a lo que tampoco le temen, es al tiempo.

Ellos no cierran los ojos para poder contemplar
el mundo que a sus pies les espera,
saben observar con el corazón.
También saben apagar las estrellas de un soplo,
y tienen a la luna como único testigo de sus hazañas.

No tienen ataduras, saben que hay momentos
que tienen que dejar ir.
Por su propio bien, aunque duela.
Desde pequeños aprendieron a cortar cualquier lazo
que los amarrara a algo.
Están conscientes de que su destino es el universo.

Los peregrinos son conocedores natos de que
existe una noche diferente para cada país
y para cada alma también.
Reconocen que la vida es corta, y cualquier instante
se convierte en una oportunidad de crear algo especial.

Camino del peregrino:
pies descalzos y piedras afiladas.
Bóveda cósmica y estrellas infinitas.
Cuando están a punto de dormir, reflexionan:
no importa cuánto dure su peregrinación,
a todos siempre nos persigue la misma luna.
  
LA PARTIDA DE LA MUCHACHA TRISTE
Miro sus ojos como si fueran espejos en donde la tristeza se ve reflejada. Es una mujer libre pero no feliz. Guarda sus recuerdos en bolsas de plástico para que nunca nadie los degrade, para que con el paso de miles de años sigan estando presentes. Los mira, piensa, sonríe, llora, los disfruta y recuerda.
Ella comienza a fumar y sus pensamientos se desvanecen con el humo y aunque estamos todos en un espacio cerrado ella continúa fumando, es libre...
Se recuesta sobre el piso y sueña, no le importa que los demás la miremos extrañados. De repente comienza a sonar una música conocida a lo lejos; la mujer de la mirada triste se despierta y escucha atenta la melodía que la transporta a otro universo. Hurga en sus recuerdos, se mira las manos y las encuentra vacías, observa su entorno y encuentra vacío en todas partes, vacío en cada uno de nosotros.
Yo la escucho murmurar unas palabras pero no logro comprender su significado, y es que ella habla el lenguaje de las palabras y yo el de las miradas.
La mujer sale y se va de viaje. Yo la miro con tristeza y observo cómo traza su camino hacia ninguna parte, ella camina, voltea la cara y me dirige una última mirada.
Abre sus alas y fractura su cuerpo en cientos de aves que felices revolotean por los andamios.
Es libre...


TRAGEDIAS
-Estoy pasando por la tragedia de amor más grande del mundo- se le escuchó decir.
Y el anciano con la misma sabiduría de la que era característico respondió:
En el amor no hay tragedias grandes ni pequeñas. Una tragedia de amor es siempre una tragedia: te remueve, duele, lloras, te lamentas; te cuestionas, juras, maldices, gritas y sobrevives al final.
El amor es y lo único que cambia en una tragedia es la intensidad con la que manejas tu dolor...







®Tania Manriquez

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